El último libro de Hernán Casciari, “Messi es un perro”, recoge varios cuentos del autor, que navegan entre su pasión por el fútbol y las historias humanas que le han rodeado a lo largo de su vida, una correría tras otra.

En la final de copa entre el FC Barcelona y el Athletic pudimos ver una obra maestra de Lionel Messi, que se empeñó en abrirse camino entre un bosque de piernas adversarias para firmar un tanto extraordinario. Ojalá vuelva a deleitarnos con muestras de talento como esta durante la Copa América, una competición que comienza para Argentina esta noche, con su partido contra Paraguay.

El relato que da nombre al libro -que está subido al blog del autor, como todos los demás- explica que Hernán tuvo un perro que se volvía loco con el estropajo de lavar la vajilla; el animal se ponía bizco cada vez que su madre lo utilizaba y se empeñaba en seguirlo con la mirada y tratar de alcanzarlo. De la misma manera, dice Casciari, Messi es capaz de las mejores genialidades cuando baja la cabeza y se concentra en el balón, como si el mundo hubiera dejado de girar.

En Messi es un perro hay mucho fútbol, un deporte hacia el que el autor siente una pasión desmedida y, a tenor de lo que cuenta, compartida con muchos de sus compatriotas argentinos. El suyo es un fútbol de entrañas y sentimientos, pero también un fútbol del que une con los camaradas. Una excusa para reconciliarse o para compartir la felicidad con los demás.

Su relato en primera persona de los días del mundial de Brasil es vibrante y consigue transmitir la inquietud que despierta esta competición entre los hinchas más forofos, pero también es un buen espejo de lo humanos que somos y de lo fácil que es emocionarnos, para bien o para mal.

No obstante, en el libro hay mucho más que deporte. En Messi es un perro se ve el paso de un escritor desenfadado, amante del porro, a un padre responsable y entregado, también amante del porro. La ternura con la que habla de su hija es fenomenal.

Pero lo mejor son las anécdotas que relata en las que se ve envuelto su amigo “Chiri”. Hernán y su colega han vivido infinidad de historias desternillantes. Si son ciertas, estos tipos son unos genios; si no son ciertas, el genio es Casciari, que ha sido capaz de pensar cosas tan graciosas -aunque con final tan trágico- como esta.

Con Casciari nunca sabes si estás ante un reportaje, un cuento o una delicia. Léanlo, en libro o en blog.

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