A Cristina Sutherland, socia de la productora Atípica Films, le da “mucha satisfacción” ver cómo sus pájaros echan a volar desde el nido de talento en el que se ha convertido su compañía. Algunos, como el director Alberto Rodríguez, siguen dándole alegrías a Atípica con películas como ‘La isla mínima’, que arrasó en los Goya con 10 estatuillas.

“Queríamos hacer algo que para nosotros tuviera valor, y no sólo valor comercial. Como en el cine español ya vas pensando que de esto no te vas a hacer rico, quieres pasar con gente que merece la pena los 3 años que tardas en sacar adelante una película”, explicó Cristina a Sabemos durante la gala de los Premios Proyecta 2015.

 

Esta es una coproducción con Atresmedia. ¿Cómo fue la colaboración?

Este es un proyecto que surge en nuestra productora, Atípica Films, y después entra Antena 3. Ya llevamos tiempo trabajando con Atresmedia, y nos está yendo muy bien. A nivel de marketing, nos apoyan muchísimo, al igual que Warner, cuyo apoyo es fundamental.

¿Tú crees que Atresmedia y Mediaset seguirían invirtiendo en cine si dejaran de estar obligados por ley?

«Creo que tanto Mediaset como Atresmedia ahora están contentos con la idea de participar en el cine español»

Esta es una opinión personal: parece que sí, que entran cuando están obligados a intervenir, y quizás inicialmente no les resultó algo interesante. Pero ahora están viendo que si apuestan por cine de calidad y que merece la pena, gracias el apoyo de una televisión ese cine puede funcionar en taquilla. Yo creo que ahora están contentos con la idea de participar en el cine español, tanto Mediaset como Atresmedia.

Además de tener un taquillazo tremendo, habéis sido nominados a 9 premios Platino.

Sí. Yo creo que hemos ganado todo lo ganable, empezando por el festival de San Sebastián y pasando por los Egeda, los Feroz… Además, la película se ha vendido prácticamente a todo el mundo, entonces ahora se está empezando a estrenar en otros países. Nosotros hacemos mucho trabajo en redes sociales y aunque el estreno ya haya pasado, nosotros seguimos. Tenemos mucho contacto con los distribuidores extranjeros para que nos expliquen sus planes y poder contarlos nosotros en las redes sociales.

Entonces, ¿el plan de marketing no acaba con el estreno de una película?

En absoluto. El plan acaba en el estreno para la televisión y para la distribuidora, pero nosotros como productora no terminamos ahí. Nosotros seguimos trabajando con la película, seguimos nutriéndola para que vaya bien en los países a los que se ha vendido, seguimos haciendo marca personal del director, porque en Atípica Films comenzamos a trabajar con Alberto Rodríguez en su primera película, y hemos seguido trabajando con él desde entonces.

Una película de la envergadura de La isla mínima, ¿cada cuánto se puede producir?

«La isla mínima no fue una película tan cara, tiene un presupuesto de realización de 4 millones de euros»

La isla mínima no fue una película tan cara, tiene un presupuesto de realización de 4 millones de euros. Nosotros no hacemos películas caras.

¿Creéis que se puede repetir este éxito?

Sí, por supuesto. Yo creo que lo fundamental es que tengas un buen producto. Es como quien vende lavadoras: si la lavadora funciona y cumple con lo que dice el anuncio, pues va a vender bien. Lo que tenemos es una buena película, y con eso todo lo demás es mucho más fácil.

En el marketing, además de tener una buena película, ¿hay alguna receta?

Sí. Tú sabes cómo son tus hijos, y sabes de qué pie cojea cada uno. Tú puedes tener una película que no sea tan redonda y, a través del marketing, darle un envoltorio que sea atractivo. Si has hecho bien tus deberes, has analizado bien el mercado, has seleccionado bien el objetivo al que vas dirigido y no te has desviado de ahí, pues por lo general puedes conseguirlo. Lo más difícil es abrirlo a un target secundario, que es lo que ha pasado con La isla mínima, porque en un principio no era una película para todo tipo de público.

¿Qué es un target secundario?

«El objetivo de ‘La isla mínima’ era un público más adulto, amante del cine, urbano, pero después se convirtió en un fenómeno más de masas»

Siempre tenemos un objetivo primario y un objetivo secundario. Tienes que dirigir tus pocos recursos y no puedes dispersarte. Tienes que identificar un target y luego diseñar una estrategia con la intención de llegar a ese otro target secundario. En el caso de La isla mínima, Alberto ya tenía un nombre dentro de la gente más cinéfila, entonces el objetivo era ese: un público más adulto, amante del cine, urbano. Pero después se convirtió en un fenómeno más de masas: empezó a ir gente más joven y se extendió.

¿Cómo fue el marketing de La isla mínima?

Estaba muy bien planificado, pero también tuvimos suerte. Alberto era una apuesta segura: somos capaces de leer un guión suyo y saber lo que va a hacer con él. Trazamos la estrategia internacional primero y después la nacional. Más tarde se unió Atresmedia Cine, que también estuvo muy presente en el guión, y a partir de ahí seguimos trabajando.

El cine español batió récords en taquilla el año pasado. ¿Estamos viviendo un renacimiento de la producción en España?

Yo creo que hay mucho talento en el cine español, y que hay mucho talento por descubrir todavía. No sé si ha sido un renacimiento o una casualidad, pero ha habido una serie de películas que han funcionado en taquilla y que se han estrenado en el mismo año. Eso es bueno porque la gente vuelve a recuperar la fe en el cine español. Eso es lo que se había perdido y ese es el motivo por el que tenemos que pelear, para que siga adelante y no se pierda este trabajo. Tenemos que ayudar a nuestros compañeros, apoyarnos, alegrarnos por los éxitos de los demás, porque eso es bueno para todos.

¿Por qué se alejó el público de cine español?

Por muchas razones. Durante unos años, el producto que había no les satisfacía. Creo que también durante muchos años hemos estado alejados del nacionalismo, no desde el punto de vista político sino entendido como el amor por lo tuyo. Ese nacionalismo había dejado de existir, a nadie le gustaba mucho lo español. Si conseguimos recuperar la fe del público y le damos un producto que se adecúe a sus gustos, haremos buenas películas; se puede seguir por esta línea.

¿Ha sido el público el que ha cambiado o ha sido la industria la que se ha adaptado a los nuevos gustos?

«Quizás algunos productos que se hacían antes eran más de mirarse al ombligo, como diciendo ‘yo quiero hacer esta película porque me gusta a mí y a mis cuatro amigos'»

Son las dos cosas. Quizás algunos productos que se estaban haciendo eran más de mirarse al ombligo: “yo quiero hacer esta película porque me gusta a mí y a mis cuatro amigos”. Eso se hacía. Pero también hay otras herramientas ahora mismo que antes no había, como los estudios de marketing. Yo creo que antes se reunían cinco o seis -el guionista, la productora, el director…- y decían “esto puede funcionar”. Pero eso es un poco endogámico.

¿Ahora el cine español es endogámico?

A grandes rasgos, creo que el cine español ya no es así. También hay que darse cuenta de que no había casi herramientas ni presupuesto. Era muy difícil levantar un producto. Ahora es un poquito más fácil, además gracias al mundo digital.

¿Qué estáis produciendo ahora mismo en Atípica?

Tenemos dos rodajes. Estamos a mitad de rodaje de una comedia de David Serrano, con Hugo Silva y Michelle Jenner. Estará terminada en diciembre, más o menos. Además, empezamos a rodar el 20 de julio la siguiente película de Alberto Rodríguez, que es un thriller basado en una parte de la vida de Luis Roldán y Francisco Paesa. Tenemos también una serie para Movistar Series, que será un thriller ambientado en la Sevilla del siglo XVI, dirigida también por Alberto. Por otro lado estamos pendientes del siguiente proyecto de Daniel Sánchez Arévalo; ha estado escribiendo una novela, así que ahora se va a poner con el guión de la siguiente película.

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