Para empezar me voy a presentar. No a mí, y sí a la idea que va a marcar la ruta de estos textos semanales en esta página web.

Y como sé que el tiempo es oro [otra mentira más], especialmente en la red, voy a empezar con un resumen: éste será un espacio para los secundarios de las historias. Secundarios. Ya está. Puedes navegar hasta el siguiente blog, noticia o vídeo de gatitos y hasta la próxima, espero.

Si sigues leyendo esto es que quieres profundizar un poco y quizá conocer el porqué del nombre de este espacio. Igual es que has llegado a este párrafo por inercia o directamente te saltaste los anteriores, como dicen que es costumbre en internet. En cualquiera de los casos, empecemos por el nombre.

Rosencrantz y Guildenstern son dos personajes que aparecen en La tragedia de Hamlet, Príncipe de Dinamarca, obra teatral más conocida como Hamlet a secas y que William Shakespeare firmó [Wikipedia especula] entre 1599 y 1601.

Estos dos personajes de nombres casi impronunciables [y difíciles de escribir de la misma forma una y otra vez] apenas aparecen en el texto original de Shakespeare. Refresco la memoria [guiño, guiño]. Ellos siguen las órdenes del malvado tío Claudio [Skar en El Rey León] para acompañar a Hamlet hasta Inglaterra y darle muerte allí. En un inesperado e isabelino giro de los acontecimientos [guiño y codazo] son finalmente ellos dos los que terminan apiolados.

“Rosencrantz y Guildenstern han muerto”, le anuncian a un Hamlet a punto de bajar el telón. Sólo con esa frase, el dramaturgo y shakespearista [perdón] Tom Stoppard, construyó una comedia sobre el destino con dicho título y que se estrenó en Edimburgo en 1966. Es decir, que el año que viene cumplirá medio siglo, aunque muchos la conozcan sólo por la película que protagonizaron Gary Oldman, Tim Roth y Richard Dreyfuss en 1991, dirigida por el propio Stoppard.

Y aquí la respuesta al nombre de este espacio. ¿Acaso no están de moda los spin off? ¿Esos personajes abducidos de otras historias que cuentan la suya propia? Pues estas líneas serán un spin off de la actualidad. Las noticias, y más en esta era fast news que vivimos, se quedan apenas con los sujetos que protagonizan los titulares a cinco columnas o a toda pantalla. Mi intención es la de rascar un poco más ahí y a ver qué sale. Deseo que incluso una tragedia como la de Hamlet se pueda convertir en una comedia, e incluso en una profunda reflexión. [Ojo, peligro, que pierdo lectores].

[Aprovecho este punto para presentarme. [[Hola]]. Soy la vocecilla que el autor de estas líneas tiene en su cabeza y que también apostillará algo en estas líneas. Para reconocerme he resucitado los corchetes. Sí, existen en tu teclado gracias a Alt Gr. Pero como sólo lo usan ya los matemáticos, démosles un uso entre estos sonetos. Ah, y no uso los paréntesis para distinguirlo de cuando de verdad quiera usar paréntesis. Cierro presentación].

Y también encontrarás algo de autoayuda. Autoestima histórica. Todos somos parte de la Historia. José María Sesé, un profesor que me dio clase en la Universidad de Navarra, definía la Historia, con la hache bien grande, como la suma de las historias individuales de las personas, con la hache pequeñita. Pues este sitio va de haches pequeñas. Como la nuestra. Como la mía. Un tipo que duda cada vez que quiere escribir bien el nombre de su blog. Empecemos.

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