Un 75% de los fondos europeos se destinan al transporte público. Foto: Greenpeace

Greenpeace ha evaluado las ayudas europeas a municipios para la implantación de Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) y la transformación digital y sostenible del transporte urbano. A través de «La Lupa Verde», el observatorio social y ambiental de Greenpeace para el Plan de Recuperación, se han analizado casi un centenar de proyectos de una veintena de ciudades, con un resultado positivo. Un 92 % de las inversiones analizadas contribuye positivamente a la descarbonización, mientras que solo un 3 % son consideradas contraproducentes o negativas en términos sociales y ambientales.

Estas líneas de ayuda se dirigen a municipios de más de 50.000 habitantes y capitales de provincia, justo aquellas donde la Ley de Cambio Climático y Transición Energética obliga a implementar nuevas ZBE antes de 2023. El objetivo del programa es acelerar la mejora de la calidad del aire y contribuir a la descarbonización del transporte urbano, haciendo más atractivo el uso del transporte colectivo y de la movilidad activa (bicicleta o a pie) y reduciendo el uso del coche en el centro de las ciudades.

Precisamente es el transporte público quien más se beneficia de estas ayudas: un 75 % de los fondos se dedican a este sector, sobre todo a la compra de autobuses eléctricos y bases de recarga. Greenpeace valora positivamente este reparto, aunque advierte de que semejante inversión debe ir acompañada de un cambio real en el modelo de transporte.

“Tras años enriqueciendo a los fabricantes de coches con dinero público y planes renove, por fin los gobiernos entienden que la transición verde pasa por invertir en más y mejor transporte público. Esperamos que estos fondos tengan como resultado un cambio en el modelo de ciudad para hacerlo no solo más limpio, sino también más equitativo y cercano. El Día sin Coches nos recuerda que las ciudades más habitables son aquellas que tienen menos tráfico, y por tanto menos ruido y contaminación y más facilidades para moverse andando, en bici o en transporte público”, afirma Adrián Fernández, responsable de la campaña de movilidad de Greenpeace.

Menos coches y más limpios

Pese al buen resultado de este análisis, Greenpeace denuncia que unas pocas ciudades han incluido proyectos «insostenibles» . Entre ellas figuran Pamplona, Tarragona, Almería o Alcorcón (Madrid) por haber proyectado varios aparcamientos considerados “disuasorios” a pesar de estar ubicados cerca del centro de la ciudad, lo que acaba atrayendo más tráfico rodado.

la organización ecologista recuerda que estas ayudas deben contribuir al objetivo establecido en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) de reducir un 35% el tráfico privado para ayudar a mitigar las emisiones contaminantes y de gases de efecto invernadero, reducir los niveles de ruido, mejorar la calidad de vida de las ciudades y facilitar el desarrollo de la movilidad activa en los entornos urbanos.

«Todavía algunos ayuntamientos confunden la movilidad sostenible con promover el coche eléctrico o poner patinetes en las calles. Los objetivos climáticos son claros: necesitamos coches más limpios y eléctricos, pero sobre todo necesitamos menos coches. Hay muchas familias que vivirían mejor si no tuvieran que dedicar gran parte de su sueldo para llenar el depósito con combustibles fósiles”, concluye Fernández.

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