Airbnb mantiene el paso firme para convertirse en uno de los actores turísticos más importantes del mundo. En España, por ejemplo, ha conseguido poner en pie de guerra a los hoteleros y, además, ha sumado a la causa a algunos políticos. No obstante, hay diferencias muy grandes (y curiosas) entre las principales ciudades donde se ofrecen alojamientos como Barcelona y Madrid.

Así, entre dos de los focos más importantes de turismo que tiene España, hay sustanciales diferencias en el uso de Airbnb, tanto por parte de los anfitriones (personas que ponen sus casas en alquiler), como de los propios usuarios de la plataforma que alquilan.

La primera de ellas, según datos del mes de enero que recoge la web estadística AirDNA, Barcelona tiene en estos momentos un total de 18.235 alquileres activos disponibles. Casi duplica los 10.924 que tienen disponibles los usuarios de Airbnb en la capital. Aunque, curiosamente, el porcentaje de buenas valoraciones es mucho más alto en Madrid que la Ciudad Condal. Así, Barcelona tiene 3.558 alquileres valorados en 5 estrellas, por los 3.088 que recibe Madrid, con esa mitad menos puestos al servicio de los usuarios.

En cuanto a la tipología de alquiler, en Barcelona es mayoritario el número de viviendas que tienen dos habitaciones. Muy diferente a Madrid, donde son los estudios y, sobre todo, los pisos con una habitación los que tienen mayor presencia en la plataforma.

Airbnb y su ‘polémica’

El enfrentamiento que mantienen abiertos muchos ayuntamientos de todo el mundo con Airbnb se debe, entre otras cosas, a su modelo de alquiler, los impuestos y las normativas bajo las que se regula.

Según los datos de enero, en Barcelona el 49% de los alojamientos son disponibles para alquilarse entre 10 y 12 meses, algo que a todas luces parece estar muy alejado de lo que sería alquiler vacacional. En Madrid, la cifra se reduce al 39%. No obstante, los usuarios sí que perciben la plataforma como algo temporal, ya que en la capital catalana el 47% de los usuarios está menos de tres meses, por un 55% en los dominios de Manuela Carmena.

Aunque el filo de la navaja se estrecha. En ambas ciudades hay un importante número de usuarios (22-25%) que está de “vacaciones” entre cuatro y seis meses. Y el volumen de estancia de siete a nueve meses se sitúa en el (14-19%), algo que roza el alquiler tradicional por el que Aribnb no se rige legalmente.

Una importante diferencia

Entre las diferencias numéricas que hay entre ambas ciudades, destaca el precio que los usuarios pagan por el alquiler, siendo más altos en cualquiera de sus modalidades en Barcelona. Por ejemplo, los pisos con cuatro o más habitaciones tienen un precio medio de 315 dólares en la Ciudad Condal, mientras que en Madrid se reduce hasta los 278 dólares.

Otra caso, en los alquileres de una habitación, la diferencia es de 116 dólares frente a 84 dólares, respectivamente. Quizá este sea otro las situaciones que está llevando a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, a intentar frenar un boom que va en aumento ante la ganancia que tienen los propietarios particulares, así como la propia Airbnb.

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