Luis Abinader, presidente de República Dominicana

En el mes de julio de 2022, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, afirmó que los países de la región del Caribe son vulnerables ante «el mayor desafío que enfrenta nuestro mundo. El Caribe es la zona cero de la emergencia climática global».

Es cierto que esa región del planeta suele tener disturbios meteorológicos durante las temporadas de huracanes que afectan no sólo al Caribe y Centroamérica, sino que alcanza, incluso la costa sur de los Estados Unidos. Sin embargo, el cambio climático ha provocado terribles anomalías atmosféricas fuera de temporada que han tenido gravísimas consecuencias materiales y, lo que es peor, humanas.

República Dominicana, por tanto, no es ajena a esa situación, algo que el presidente Luis Abinader tuvo muy en cuenta cuando en la campaña electoral prometió a su pueblo «el cambio». Una de las bases de esa transformación profunda que, en muchos aspectos, ya es una realidad, se focalizaba en la lucha contra el cambio climático.

Ya en el año 2021, Abinader afirmó, ante sus homólogos de diferentes países de Latinoamérica y de Estados Unidos, que no hay mayor reto ni amenaza real que afecte ya tan directamente a la humanidad como el cambio climático.

República Dominicana representa un porcentaje muy pequeño de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Sin embargo, es uno de los diez países más vulnerables a los efectos adversos del cambio climático. Por esa razón, Luis Abinader, a lo largo de todo su mandato, ha dejado patente que uno de los mandatos constitucionales prioritarios en la actualidad está vinculado a la necesidad de asegurar el uso eficiente y sostenible de los recursos naturales. 

Los hechos están demostrando que la seguridad de la ciudadanía y de los sistemas productivos está en permanente riesgo, a causa de fenómenos atmosféricos extremos cada vez más potentes, destructivos e imprevisibles, que impactan y afectan con mayor intensidad dada la condición insular del país. 

Además, el cambio climático es cruel, puesto que sus consecuencias afectan directamente a los más vulnerables, es decir, a los que menos contaminan. Por esa razón, el presidente dominicano lleva implementando una agenda de lucha contra el cambio climático desde que llegó a la Jefatura del Estado, porque sabe que el cambio político y social pasa por dar seguridad a su pueblo ante los fenómenos extremos, como el vivido la semana pasada.

En una ocasión, Abinader afirmó que los retos de lucha contra el cambio climático son «los más vitales que encara la humanidad, porque amenazan o alteran gravemente la vida de miles de especies, incluyendo la especie humana». La pandemia y la crisis global no son excusas para dar marcha atrás, y así se está haciendo en República Dominicana. El silencio no es el camino, la acción directa es la ruta hacia un éxito de país que no hubiera sido posible sin una concienciación de que el problema existe.

«El mundo no puede esperar más. Islas como la nuestra no pueden esperar más. Atendiendo a esta urgencia es que República Dominicana lleva a cabo acciones de mitigación y adaptación climáticas, incipientes, pero sostenidas, que aportan, además, a las metas globales. Sabemos que esto no es suficiente y hemos acordado impulsar y aumentar progresivamente nuestra ambición climática, fijándonos como meta para el año 2050 el desafiante objetivo de la neutralidad de carbono», señaló Abinader en una conferencia internacional.

El presidente dominicano ha demostrado en más de tres años de mandato que no está dispuesto a que las palabras o las promesas no se transformen en hechos. Eso es un modo de mentir al pueblo y él no está dispuesto a eso. Tras las terribles consecuencias del disturbio meteorológico de la semana pasada, Abinader ha pasado a la acción y ha ordenado la creación de una Comisión de Supervisión de Infraestructuras Públicas ante el Cambio Climático.

Este nuevo organismo tendrá la función de analizar las infraestructuras e identificar en el corto plazo todas las vulnerabilidades que pudieran tener las principales construcciones civiles en lugares que supongan un riesgo ante las consecuencias del cambio climático. Túneles, pasos a nivel, puentes o edificaciones públicas serán las que, entre otras, serán supervisadas.

Abinader no quiere esperar porque el pueblo no puede quedar indefenso ante fenómenos atmosféricos extremos como los que se vienen por culpa del cambio climático. Por esa razón, la nueva comisión estará obligada a informar al presidente cada dos meses para que se den las órdenes ejecutivas correspondientes para eliminar las posibles fallas que se puedan encontrar. De este modo, la adaptación de infraestructuras clave será constante y, de repetirse los fenómenos meteorológicos, tendrá un impacto menor material y humano.

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