Abengoa presenta este lunes a su consejo de administración el plan de viabilidad con el que la compañía pretende establecer una hoja de ruta para garantizar su futuro, que pasará por reducir su tamaño y focalizarse en sus actividades de construcción, ingeniería e innovación, sobre las que quiere cimentar su resurgimiento empresarial.

Para ello, el plan, elaborado con el respaldo de la firma de asesoramiento Alvarez & Marsal, deberá contar con el visto bueno de todas las partes implicadas en el futuro del grupo: banca acreedora y bonistas. «La solución debe contar con el consenso de todos los acreedores, ya que Abengoa vale más en funcionamiento que si entra en concurso», indicaron fuentes a Europa Press fuentes implicadas en la negociación.

Y es que ese consenso entre todas las partes será necesario para que el proyecto del grupo salga adelante, ya que el plan para impulsar la Nueva Abengoa contempla una compañía un 50% más pequeña en términos de beneficio bruto de explotación (Ebitda), con una facturación un 60% inferior a los cerca de 7.700 millones de euros ingresados al año y con deuda de entre 3.000 y 4.000 millones de euros, frente a los casi 9.000 millones de euros actuales, según el borrador del plan en el que trabaja la compañía.

Esta rebaja del endeudamiento será posible no sólo gracias al previsible canje de deuda por acciones por parte de los acreedores en un porcentaje aún pendiente de negociación, que reducirá la participación de los actuales accionistas, sino también a un plan de desinversiones por valor cercano a los 1.500 millones de euros y quitas por definir. Por ello, una vez se presente el plan por la compañía, será necesario que los bancos y bonistas conozcan esa hoja de ruta y alcancen un acuerdo, que se presenta más que difícil al abordar una importante quita y capitalizar parte de la deuda.

Los bancos no contemplan quitas

Y es que los bancos, que todavía no conocen nada de un plan que esperaban haber tenido en sus manos desde el pasado 18 de enero, de entrada no contemplan ningún tipo de quita en la deuda, según indicaron a Europa Press en fuentes financieras.

Pero este visto bueno de los acreedores se presenta determinante para que la compañía pueda esquivar el concurso antes de la fecha límite del 28 de marzo y pueda así focalizarse en renacer impulsada por su ‘core business’, plan para el que el grupo ve con buenos ojos una alianza con fondos internacionales, una vez que la solución de un socio industrial no cuajó en el pasado.

Esta alianza con fondos internacionales que aportaran financiación daría viabilidad al nuevo proyecto y permitiría a partir del plan crecer, señalaron a Europa Press en fuentes de la negociación.

Nueva inyección de liquidez

Además, la compañía vuelve a tener sobre la mesa la inyección de nueva liquidez para seguir adelante con su día a día. Ya el pasado 24 de diciembre, la compañía, que se acogió al preconcurso de acreedores el pasado 25 de noviembre, recibió un préstamo de la banca acreedora por 106 millones de euros para atender a sus necesidades inmediatas, aunque a cambio de avalarlo con un 17,3% de su participada Abengoa Yield, recientemente rebautizada como Atlantica Yield.

Para llegar a esa de fecha del 28 de marzo, el grupo estima que necesita entre 150 y 170 millones de euros, que los bonistas ya se han ofrecido a cubrir aunque con unos fuertes intereses y compartiendo con la banca las garantías que tienen en la ‘yield’. En concreto, los bonistas quieren conceder este préstamo a la compañía sevillana con un interés del 15% más otro 10% adicional al vencimiento del crédito, condiciones que la banca considera «excesivas».

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