Doñana a vista de satélite, en marzo de 2021 y 2022, con el visible impacto de la sequía en las marismas ©European Union, Copernicus Sentinel-2 imagery

El manifiesto, con un respaldo sin precedentes en el campo de la ciencia española, apunta que «ya existen afecciones dañinas sobre el ecosistemas y enumera importantes cambios en la distribución de las comunidades vegetales, desaparición de plantas, tendencias negativas relevantes en especies amenazadas de aves, y en aquellos organismos dependientes de hábitats acuáticos, como libélulas, peces, anfibios, reptiles y un largo etcétera, que están erosionando gravemente la biodiversidad del parque nacional». Igualmente, el documento apunta que la resiliencia del ecosistema ya ha sido gravemente afectada y que la tendencia se agravará y tornará irreversible si no se limitan las causas del drástico cambio que está sufriendo Doñana y su entorno.

Por ello, lamentan que el Parlamento de Andalucía haya dado luz verde a la tramitación de un plan para modificar las zonas de regadío del entorno de Doñana y aumentar la superficie legal de riego, pese a la oposición del Gobierno Estatal, el organismo de cuenca, las organizaciones ecologistas, sociales y políticas, buena parte de los agricultores afectados y las advertencias de organismos internacionales.

Ante esta situación, las sociedades científicas e investigadores firmantes desde diferentes ámbitos de la ciencia, manifiestan que las presiones globales a las que se enfrenta Doñana son alarmantes e insostenibles, que cualquier incremento de la superficie de regadío resulta una amenaza que desoye la evidencia científica, y que la legislación presenta herramientas suficientes, que deben aplicarse, para frenar el deterioro del Parque Nacional de Doñana.

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