Resulta fascinante cómo no sólo El Confidencial, El Economista y medios más pequeños publicaban ayer que MásMóvil cogía ventaja en la compra de Yoigo. Sino también como diversos medios europeos lo replicaban de forma acrítica. Porque, a día de hoy, no hay absolutamente ningún indicador que haga pensar que tal cosa sea siquiera posible y que las negociaciones entre los exVirgin y los accionistas de la española no vayan a llegar a buen puerto.

Un ejemplo de cómo hay motivos para poner en duda estas afirmaciones tiene que ver con uno de los argumentos utilizados por varios medios, y relacionados con un supuesto retraso sobre la fecha de finalización de las negociaciones. Si bien es cierto que el CEO de Yoigo, Eduardo Taulet, habló públicamente del pasado viernes como fecha de cierre de este periodo exclusivo, es difícil que las negociaciones hayan finalizado.

Porque si el periodo de negociaciones exclusivas hubiese concluido realmente, o incluso si no se hubiera prorrogado de forma tácita, Zegona, que cotiza en la Bolsa londinense, habría notificado en un hecho relevante el cambio de la situación y, probablemente, habría devuelto sus títulos al parqué, suspendidos desde el pasado 18 de marzo.

Así pues, ambas partes siguen en periodo de negociaciones y, recordemos la palabra mágica: «exclusivas», lo que descarta a priori que una nueva oferta vaya a poder tomarse en consideración por el momento, sea de MásMóvil o del Sursum Corda. Cabe preguntarse, pues, dónde se encuentra esa supuesta ventaja.

Otra cosa bastante sorprendente es que se haya puesto en discusión la calificación crediticia de Telecable/Zegona por parte de Moody´s, hasta el punto de haberla llegado a calificar de «bono basura».

Sí, B1 supone grado de inversión, pero recordemos lo que dijo Moody´s la primera vez que calificó su deuda, hace pocos meses:

«El rating B1 balancea la sólida y fijada posición de mercado de Telecable en su mercado doméstico, la mejoría en las tendencias del mercado español de telecomunicaciones, su recorrido operativo y su red de alta calidad, su modesto endeudamiento y sus prudentes políticas fiscales y liquidez, frente a su escala modesta debido a su concentración en sólo una región española, el potencial de una mayor competencia y costes de contenidos más caros y una limitada generación de caja tras reparto de dividendos a los accionistas», señalaba el analista Iván Palacios.

Para que nos hagamos una idea, Euskaltel tiene también un rating B1, y según la propia Zegona, el suyo es el mejor rating que ha conseguido una empresa europea de telecos de su tamaño.

Y no lo decimos nosotros, lo dice el presidente y CEO de Zegona, Eamonn O’Hare: «El rating de Moody´s es un sólido apoyo a la actuación de Telecable y sus perspectivas de futuro. El rating B1 resultante está en línea con el de muchas operadoras de cable europeas o es mejor, y de hecho representa el mayor rating de cualquier compañía europea de telecomunicaciones, medios y tecnología (TMT) de su tamaño».

En declaraciones a SABEMOS, Palacios confirmó que esto es así: «normalmente hay una relación entre tamaño y financiación, y nosotros no les hemos penalizado con el tamaño al tener en consideración sus márgenes y sus perspectivas de crecimiento. Es cierto que es la empresa de cable de su tamaño con mejor calificación».

Si bien es cierto que, consultadas por SABEMOS, fuentes próximas a los bancos confirmaron que la compañía ha estado buscando financiación para la operación, las mismas han señalado que no han tenido problemas para conseguirla. Las «dudas» y «espantadas» de Zegona, simplemente, no han existido.

¿Se puede chafar la operación? Como titulamos esta historia, hasta el rabo todo es toro, sí. Pero si tuviésemos que apostar nuestro dinero al resultado más probable, todavía apostamos a un cierre a favor de los británicos. La única duda es si será inminente o, como dijo el propio Taulet, se podría aplazar un poco más para dejar bien atados todos los flecos.

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