Mujer waorani. Foto: Anka Maldonado/Survival International

El pueblo ecuatoriano ha votado a favor de bloquear la extracción de petróleo en el territorio de pueblos indígenas no contactados en el Parque Nacional del Yasuní, una región que registra más especies de árboles y arbustos en una hectárea que en todo el continente norteamericano: existen 150 especies de anfibios, 121 de reptiles, 598 de aves, unas 204 de mamíferos y cerca de 3.100 vegetales. En 1989, fue declarado Reserva de la Biosfera por al UNESCO.

Los resultados del pasado domingo implican desmontar la infraestructura petrolera «que nunca se debió instalar en una parte del parque nacional Yasuní, concretamente en el Bloque 43 o ITT», según Ecologistas en Acción. 

Después de casi 10 años de lucha, el movimiento ecologista ecuatoriano ha conseguido un hito global: Si el petróleo de dicho bloque permanece en el subsuelo, se ahorrarán unos 300 millones de toneladas de emisiones de CO2. Además, se protegerá uno de los focos de biodiversidad más importantes del planeta en un momento de extinción masiva de especies. En tercer lugar, se salvaguardaría la existencia de varios pueblos indígenas en aislamiento voluntario.

El referéndum ha recibido el aval de las Constituciones más avanzadas del planeta en lo que respecta a los derechos de la naturaleza y a la consulta popular. Los artículos 71 y 72 de la Constitución ecuatoriana de 2008 proclaman que “la naturaleza o Pachamama, donde se reproduce y realiza la vida, tiene derecho a que se respete íntegramente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos”.

Con el triunfo del sí a la conservación del Yasuní, la población de Ecuador sienta un precedente mundial de lo que significa asumir la responsabilidad de la preservación de la vida en el planeta.

Leonidas Iza, presidente de la organización nacional indígena de Ecuador CONAIE, afirma que “el pueblo ecuatoriano, sensibilizado con la vida, solidariamente con nuestros hermanos y hermanas en aislamiento voluntario Tagaeri, Taromenane y Dugakaeri, dijo Sí al Yasuní. Hemos salvado su territorio, su vida, su soberanía alimentaria, sus medicinas en la selva sagrada del Yasuní”. Y añade que «en este pedacito de territorio en el corazón de la Amazonía, y para el mundo, podemos encontrar las soluciones a los problemas que más aquejan a la humanidad. La ciencia determinó que los territorios mejor cuidados para luchar contra el cambio climático son los territorios de los pueblos indígenas. Por eso, invitamos a la comunidad internacional a ayudar solidariamente y sensibilizadamente a cuidar los territorios que equilibran la vida de la madre naturaleza, que salva a las especies pero también a la especie humana.”

Parque Nacional Yasuní, Ecuador

El caso Napo Tigre

Por su parte, Julio Cusurichi Palacios, integrante del consejo directivo y responsable del programa PIACI de AIDESEP define como «extremadamente importante proteger el territorio tradicional de los pueblos indígenas en aislamiento que comparten territorio en Ecuador, en el Parque Nacional Yasuní, y en Perú, en la Reserva Indígena solicitada Napo Tigre, para garantizar sus derechos fundamentales a la vida, salud, integridad y territorio, en cumplimiento a los marcos normativos internacionales que los gobiernos deben implementar».

En el caso de Perú, se han reconocido a cinco pueblos indígenas en aislamiento de manera oficial por el Estado en el área de la Reserva Indígena solicitada Napo Tigre. Estos pueblos son transfronterizos, y ocupan territorio en ambos lados de la frontera entre el Perú y Ecuador, en las cuencas de los ríos Napo, Curaray, Tigre y sus afluentes. Han vivido en los territorios ancestrales durante cientos de años, incluso antes de la conformación de los Estados y no reconocen las fronteras o límites artificiales de los países.

Survival International lucha a nivel global por la supervivencia de los pueblos indígenas no contactados de todo el mundo. Sarah Shenker, directora de la campaña de Survival por los pueblos indígenas no contactados, explica que «esta es una gran victoria para el movimiento indígena de Ecuador y para la campaña global por el reconocimiento de los derechos de  los pueblos indígenas no contactados. Los tagaeri, dugakaeri y taromenane no contactados han visto sus tierras invadidas durante años, primero por misioneros evangélicos, luego por compañías petroleras. Ahora, por fin, tienen de nuevo la esperanza de vivir en paz. Esperamos que esto genere un mayor reconocimiento de que los pueblos no contactados deben tener sus territorios protegidos para poder sobrevivir y prosperar. Entre otras cosas, sabemos que sus territorios son la mejor barrera contra la deforestación, particularmente en la selva amazónica. Los pueblos indígenas no contactados son nuestros contemporáneos, una parte vital de la diversidad de la humanidad y los guardianes de los lugares con mayor biodiversidad de la Tierra”.

En Perú, organizaciones indígenas luchan desde hace más de 20 años para crear y proteger la reserva indígena Napo-Tigre para pueblos indígenas no contactados, adyacente a Yasuní. Actualmente, la empresa de petróleo y gas Perenco está explotando petróleo en Napo-Tigre.

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