«Doñana está en el momento más peligroso de su historia», sostiene WWF. «Su futuro depende de lo que hagamos ahora, no mañana». Por eso considera muy positivo que el MITECO haya acordado poner en marcha un plan de restauración hidrológica para Doñana que haga frente, además, al impacto del cambio climático y al saqueo del agua, como viene denunciando la organización. Para que este plan funcione, dicen que la Junta de Andalucía también debe adoptar medidas y ejercer sus competencias para resolver el grave problema del agua en Doñana.
Doñana se encuentra en una situación crítica; el robo del agua y su sobreexplotación siguen siendo los principales problemas que amenazan este espacio único en el mundo. Además, las marismas sufren una sequía a cámara lenta después de un lustro prácticamente agotadas y tras más de una década sin años húmedos. «Salvar el principal ecosistema de este espacio protegido es una prioridad, por lo que el anuncio del MITECO es de gran importancia para la conservación de Doñana, tal y como venimos reclamando a las administraciones públicas desde 2010, cuando entre la batería de propuestas para Doñana, esta organización incluyó un plan de restauración que viniera a completar todas las asignaturas pendientes que había dejado el Doñana 2005», explica WWF.
Reclaman a la Junta de Andalucía el cierre de todas las fincas de regadíos ilegales
Tras el anuncio del MITECO, la Junta de Andalucía debe también asumir su responsabilidad y complementar el Plan del Gobierno de España con acciones concretas para rescatar a Doñana de su situación actual. «Entendemos como prioritario el cierre de todas las fincas de regadío ilegales en el entorno de Doñana por parte de la Junta de Andalucía, así como la creación de una oficina para la implementación del Plan de la Fresa en su redacción actual, que acumula importantes retrasos en su ejecución por falta de personal y medios técnicos y presupuestarios».
Además reclaman, «como propietarios de la Reserva del Guadiamar gestionada con la Estación Biológica de Doñana, que las aguas del río Guadiamar lleguen a sus legítimos propietarios: la marisma de Doñana y su amenazada biodiversidad».
Históricamente los principales aportes a las marismas procedían de las aguas superficiales que llegaban por el norte desde el Guadiamar –el verdadero río de Doñana- a través del Caño del Guadiamar y el Caño Travieso, pero tras sucesivas actuaciones desde los años 70, «el agua fue secuestrada gradualmente para alimentar la agricultura intensiva» y el corazón de Doñana pasó a depender de forma casi exclusiva de la suerte de unas lluvias anuales cada vez más irregulares y escasas debido al cambio climático, como reconoce la propia Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) en el borrador del Plan Hidrológico del Guadalquivir. Ahora, la recuperación de aportes desde la cuenca del Guadiamar, tal y como ha anunciado el MITECO, contribuirá a mejorar la situación de los ecosistemas marismeños y la fauna y flora a ellos asociados.
La adquisición de terrenos de la marisma para su restauración permitirá recuperar cierto equilibrio en una zona donde el imparable crecimiento de la agricultura de regadío intensiva y los nuevos proyectos para la instalación de huertos solares ponen en jaque el futuro de Doñana.
Además de cerrar urgentemente todas las captaciones ilegales de agua en el entorno del Parque Nacional «es necesario poner en marcha nuevas actuaciones de restauración hidrológica en Doñana, con un objetivo claro: recuperar de forma efectiva los aportes de agua en cantidad y calidad a la marisma«, apunta la organización de conservación, que además de este Plan, ha propuesto la inclusión de diversas áreas en el Espacio Natural de Doñana y en el Parque Nacional. Estas zonas destacan por su gran interés para la conservación de la biodiversidad de Doñana y contribuirían a la restauración hidrológica: zonas de la marisma norte (Cochinato, los Garridos, Huerta Tejada y Veta de Alí), la cabecera del arroyo de la Rocina o la margen izquierda del Guadalquivir.