Tránsito por la Vereda Sanlúcar. | Foto: SEO/BirdLife

En los próximos días de peregrinación, cruzarán el corazón del Parque Nacional de Doñana más de 5.000 vehículos a motor (tractores, camiones y todoterrenos), más de 7.000 de tracción animal y un número de peregrinos de más de 50.000 personas, a las que se sumarán más de medio millón en El Rocío (Almonte). Esta masificación genera basura, molestias a la fauna protegida en plena época de cría, rodadas sobre la vegetación, riesgo de incendio y vertidos contaminantes.

SEO/BirdLife ha lamentado que, aunque sea una obligación legal, «aún no se ha evaluado el impacto ambiental acumulado que generan sobre el parque nacional los tránsitos que se producen durante la romería y las peregrinaciones extraordinarias de los fines de semana de gran parte del año».

Para Carlos Dávila, responsable de la Oficina de SEO/BirdLife en Doñana, «los efectos de los tránsitos rocieros sobre este espacio, perteneciente a la Red Natura 2000 son conocidos, pero no estudiados ni cuantificados en detalle. Los tránsitos no deberían generar ningún impacto sobre los ecosistemas, por lo que no cumplen los objetivos de conservación definidos en el Plan de Ordenación de Recursos Naturales del Espacio Natural de Doñana. La situación actual, también incumple los compromisos y obligaciones adquiridos con la Comisión Europea y la normativa nacional, relativos a la conservación de los valores naturales de Doñana, tal y como se recoge en el informe realizado en 2022 por SEO/BirdLife Los tránsitos rocieros y su potencial impacto ambiental en Doñana».

La ONG ambiental exige que se cumplan las directivas europeas y que los tránsitos rocieros que tienen lugar por el interior de Doñana a lo largo de gran parte del año se realicen según modelos que garanticen la no afección a unos ecosistemas inmersos en una crisis sin precedentes. «Por lo tanto, deben realizarse estudios científicos pertinentes, que sirvan de base para la organización y gestión de una actividad tradicional que forma parte del patrimonio cultural de Doñana», subraya Dávila.

“Amenaza alta” en temporada de cría

SEO/BirdLife recuerda que el Parque Nacional de Doñana, se ha convertido en el primer espacio protegido expulsado de la Lista Verde (Green List) de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

La salida del espacio protegido de este sello verde se debió a la mala gestión de la Junta de Andalucía, por no haber tomado las medidas necesarias y efectivas para revertir la pérdida de biodiversidad, que se ha deteriorado principalmente por la extracción de agua para la agricultura intensiva y la mala gobernanza. Hasta ahora, ninguno de los 77 enclaves en 60 países incluidos en este listado había abandonado esta distinción de sostenibilidad.

Residuos abandonados tras el paso de los romeros hacia El Rocío. | Foto: SEO/BirdLife

El veredicto de sacar a Doñana de la Lista Verde ha sido el resultado del análisis del Grupo de Evaluación de Expertos para la Lista Verde (EAGL), que durante dos años evaluaron la gobernanza y conservación de Doñana, dado el progresivo declive de su fauna y flora.

Precisamente, la UICN, en su evaluación del estado de conservación del Patrimonio Mundial de Doñana, fechada en diciembre de 2020, considera y valora como «Amenaza Alta» la «presión ejercida» por la actividad rociera, «reconociendo que no existe ningún estudio de impacto de la entrada de los rocieros en Doñana a pesar de que atraviesan zonas de alto valor ecológico».

Doñana es un humedal incluido en la región mediterránea europea, una de las zonas del mundo más sensibles a los efectos del cambio climático. En la actualidad, el parque nacional y su entorno se adentran en territorio desconocido al atravesar, tras más de 12 años, el ciclo seco más largo de su historia, caracterizado por la escasez de precipitaciones, temperaturas más altas y primaveras más cortas. La grave situación multiplica sus efectos negativos en los ecosistemas porque el acuífero está sobreexplotado por la intensificación agrícola y los modelos turísticos basados en la masificación estacional. Aunque la situación del parque ha mejorado desde finales de marzo por las lluvias de primavera, el problema estructural relacionado con el uso del agua subterránea no ha sido resuelto y Doñana aún sigue en peligro.

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