Me desayuno con la sorprendente noticia: ¡Espantada de Zegona en su oferta sobre Yoigo! ¡MásMóvil lanza una megaoferta! ¡Reunión en la cumbre entre ACS y Telecable! Esto… Pues no. Pocas veces puedo decir con tanta seguridad que casi todo lo que se ha publicado sobre un tema es una sarta de mentiras.

En primer lugar, la oferta de Zegona está plenamente financiada. Recordemos algo en lo que SABEMOS ha insistido mucho: El fondo británico no sólo tiene dinero, sino la obligación de invertirlo y un cierto retraso a la hora de hacerlo. Tiene el dinero para comprar Yoigo, algo de lo que no todo el mundo puede presumir. De hecho, nada hace pensar que la operación no siga en el estadio en el que se encontraba el pasado viernes: casi cerrada y pendiente de algunos flecos.

Entonces, ¿por qué amanece la semana con dos noticias claramente destinadas a poner más presión sobre la operación?

Existen tres intereses principales en esta batalla que no tienen nada que ver con la oferta de Zegona. En primer lugar, tenemos el interés de MásMóvil, una compañia que se lo juega todo a comprar Yoigo. Sé que su plan de negocio no contempla la adquisición y me consta que sus directivos insisten en quitar hierro al asunto. El problema es que incluso si MásMóvil pudiera sobrevivir sin comprar Yoigo, las cosas se le complican si nos encontramos una apuesta industrial alternativa para construir un cuarto operador en España.

El segundo interés, vistos los titulares, parece que tiene que ver con Florentino Pérez. ¿A alguien le extraña que el presidente del Madrid haga ruido para presionar y conseguir subir el precio de su participación en Yoigo? A ACS le da igual el futuro del sector en España, sólo quiere rentabilizar al máximo su inversión. No me sorprendería nada que buena parte de las presiones tengan que ver con un intento de sacar algo más en el último minuto.

Por último, está el interés de los propios operadores de telecomunicaciones. Después de preguntar a directivos de las tres grandes, todos coinciden en preferir a MásMóvil. Los directivos de Zegona, ex de Virgin, tienen un track record muy superior al de la pequeña operadora amarilla y bolsillos mucho más profundos. Preocupan más.

En todo caso, hasta el rabo todo es toro. La operación saldrá o no, pero Zegona tiene el dinero en el bolsillo y Telia quiere cogerlo. Que la tradicional actitud cainita española termine por hundir la compra es otra cuestión muy diferente.

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