El líder de Ciudadanos pone el énfasis en que su partido apenas existía a nivel nacional hace un año para superar la decepción del cuarto puesto y 13,9% del voto. La formación naranja paga caro el mal resultado en Cataluña y carecer de implantación en País Vasco, Navarra, Galicia y Extremadura.

Noche de sentimientos encontrados en Ciudadanos. El partido de Albert Rivera irrumpió anoche en el Congreso con 40 escaños y 3,5 millones de votos pero el sentimiento predominante en la sede electoral era el de la desilusión. Las últimas encuestas ya habían rebajado mucho las expectativas generadas por el propio candidato y por algunos sondeos -que apuntaron a la segunda o incluso primera plaza-, pero se mantenía la esperanza de luchar por la tercera posición o ser decisivo a la hora de elegir al próximo presidente del Gobierno. Al final, ni lo uno ni lo otro.

«¿Os acordáis dónde estábamos hace un año?», alienta el líder a los suyos

La atomización parlamentaria dibuja una Cámara difícilmente gobernable, con los bloques PP-C’s y PSOE-Podemos equilibrados en 163 y 159 escaños. Ciudadanos no puede investir ni a un candidato popular ni a un candidato socialista porque sencillamente no dan los números, más allá de los compromisos adquiridos en campaña. Descartado todo entendimiento con los nacionalistas, el papel de Rivera se concentrará en el impulso de grandes reformas institucionales que requieran el consenso de las cuatro grandes fuerzas. Y en eso puso el énfasis anoche.

Recibido al grito de «presidente» y «yo soy español, español, español», el candidato incidió en que su partido es el único capaz de pensar «más en España» que en sí mismo y apeló al diálogo para desencallar la situación de bloqueo político que dibujan los resultados. En concreto, Rivera se marcó cuatro prioridades: reformar el sistema electoral «para que todos los votos valgan lo mismo», abordar un pacto nacional por la educación, «cambiar el sistema laboral» para luchar contra el paro y la temporalidad y despolitizar la Justicia. El líder de Ciudadanos quiso así recuperar la iniciativa y despejar cualquier atisbo de decepción que pudiera haber provocado en los suyos ese 13,9% de los votos cosechado. «¿Os acordáis dónde estábamos hace un año?», los alentó.

Pobre resultado catalán

El partido naranja cosechó un resultado peor del esperado sobre todo en Cataluña, región donde nació y donde en algún momento aspiró a ser la fuerza más votada estas generales. Finalmente, quedó quinta con cinco escaños (de 47) y sin representación ni en Lleida ni en Girona. En Comú Podem, la candidatura impulsada por Pablo Iglesias y Ada Colau, se impuso claramente (12 diputados, 24,7%), con ERC segunda (9) y PSC y Democràcia i Lliberat, la marca de Convergència, empatados a ocho actas. El PP se adjudicó las mismas cinco que Ciudadanos.

Ninguno de los 33 escaños vascos, navarros y extremeños fue a parar a la formación naranja

Otro hándicap que no ha podido superar Rivera es el de su falta de implantación en País Vasco, Navarra, Extremadura y Galicia. Su partido se quedó a cero en las tres primeras (que reparten en total 33 escaños) y en la cuarta solo obtuvo un diputado, por A Coruña. Además, se quedó sin representación en La Rioja (cuatro escaños) y en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, que solo eligen un parlamentario cada una.

La formación naranja solo accedió al pódium en las dos Castillas, Madrid y Murcia, regiones donde fue tercero. No obstante, en las tres primeras empeoró los vaticinios del CIS: los siete diputados esperados en Castilla y León al final se quedaron en tres (misma cifra que Podemos); los cinco castellanomanchegos igualmente en tres; y los diez madrileños, en siete. Por Murcia sí obtuvo los dos estimados en el estudio preelectoral.

El resultado en Madrid, circunscricpción más poblada y por la que concurren los candidatos a la presidencia del Gobierno, es especialmente significativo. Aunque Rivera quedó lejos de Mariano Rajoy (13 escaños) y por detrás de Pablo Iglesias (ocho), se lleva el botín de superar al PSOE (seis), partido que más años ha gobernado España. Buena parte del núcleo duro del cabeza de cartel naranja -Francisco de la Torre, Marta Rivera, Miguel Ángel Gutiérrez, Patricia Reyes, Fernando Maura y Fran Hervías- logró su acta de diputado en esta provincia.

Además, Ciudadanos logró ocho escaños de Andalucía, cinco de la Comunidad Valenciana, dos de Canarias y uno de Aragón, Asturias, Baleares y Cantabria. Un logro histórico para el partido, que si no pudo disfrutarlo del todo fue por las altísimas expectativas generadas en campaña y en precampaña. Rivera quiso espantar ipso facto cualquier mal sentimiento. «Se acabó la resignación», proclamó sobre la nueva etapa política que se abre.

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