Graffiti en la ciudad palestina de Hebrón apoyando el boicot a Israel

Ante la pasividad, y en algunos casos complicidad, de los gobiernos occidentales, la sociedad contempla consternada la masacre de civiles que el ejército israelí está perpetrando en Gaza, que se suma a los asesinatos indiscriminados en Cisjordania y, en definitiva, a la colonización, expulsión y limpieza étnica del pueblo palestino desde hace al menos 75 años.

Frente a tal situación, el Día sin Compras, una jornada enfocada a cuestionar el actual modelo de producción y consumo, se convierte también en un día para reivindicar el consumo como herramienta política y las campañas de boicot en las compras como una importante herramienta de presión social. En este sentido, Ecologistas en Acción impulsa y llama a toda la ciudadanía a seguir la campaña no violenta de «Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) a Israel».

BDS es un movimiento de liderazgo palestino por la libertad, la justicia y la igualdad del pueblo palestino. Inspirado en el movimiento contra el apartheid sudafricano, insta a actuar para presionar a Israel a que respete el derecho internacional, impulsando el boicot económico a este país como medida de presión, y desarrollando campañas contra compañías que participan en la opresión del pueblo palestino.

Según la organización, «muchas empresas internacionales apoyan y encubren las violaciones israelíes del derecho internacional, principalmente al operar en las colonias ocupadas ilegalmente y al hacer contratos con el gobierno y el ejército, lucrándose del sistema de apartheid y de colonialismo. Las campañas de desinversión y boicot contra esas compañías internacionales aumentan la presión sobre ellas para que pongan fin a su complicidad con la opresión del pueblo palestino».

Dentro de las iniciativas impulsadas por el BDS, se llama al boicot desde el consumo de marcas cuidadosamente seleccionadas, debido al historial probado de complicidad con el «apartheid israelí». Entre estas empresas, destacan:

  • Puma. Único patrocinador internacional de la Asociación de Fútbol de Israel, que gobierna los equipos de los asentamientos ilegales israelíes en territorio palestino ocupado.
  • HP Hewlett Packard Inc. Proporciona tecnología, equipamientos y servicios al ejército israelí, incluyendo los equipos de reconocimiento biométrico instalados en los cientos de checkpoints que limitan la libertad de movimiento de las personas palestinas.
  • AXA. Invierte en bancos israelíes que financian crímenes de guerra, y el robo de tierras y recursos naturales palestinos.
  • Carrefour. En 2022 el Grupo Carrefour firmó un acuerdo con Electra Consumer Products, y su filial Yenot Bitan, ambas activas en la industria de los asentamientos ilegales en Cisjordania, con lo que se convirtió en cómplice de la ocupación de tierras palestinas y de los crímenes asociados.. Además, Carrefour Israel ha apoyado a los soldados israelíes que participan en el genocidio de palestinos en Gaza con el envío de paquetes personales con regalos.

De todas estas empresas, es el boicot a Carrefour sobre el que Ecologistas en Acción hace hincapié, «dado que es el que puede tener mayor alcance, ya que en sus establecimientos se compran productos de todo tipo. Además, señala que las frutas, verduras y vinos etiquetados como producto de Israel, a menudo incluyen productos de asentamientos ilegales en tierras palestinas, pues las empresas israelíes no distinguen entre unos y otros. Por ello, también se incluyen estos productos en el boicot».

La organización ambientalista propone «sustituir la compra de los productos de las marcas mencionadas por opciones más justas y sostenibles ambientalmente, que respeten los derechos humanos y que pongan a las personas por encima de los beneficios económicos».

En cuanto a las alternativas a la compra en Carrefour, dice, «se apuesta por el pequeño comercio, que garantiza una mejor distribución de la riqueza y la creación de empleo, y por opciones que apuesten por relaciones comerciales justas y por la venta de productos locales y de producción ecológica».

Para Ecologistas en Acción, «estas alternativas representan la antítesis a las prácticas de las grandes compañías que dominan el mercado, que apuestan por un modelo deslocalizado, que permite ofertar los productos a precios baratos —gracias a las precarias condiciones laborales en las que se producen— y minimizar el pago de impuestos, concentrando la riqueza en unas pocas manos».

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