SOS Rural se define como «un movimiento nacional que une a centenares de organizaciones de toda España y cuyo objetivo es poner en valor la actividad productiva y social del medio rural». Es una «organización apartidista, que no apolítica, que reivindica las actividades del mundo rural, como la agricultura, ganadería, pesca y, en general, todas las que se generan alrededor de ellas y a otros muchos sectores adyacentes (logística, energía, cultura, turismo, gastronomía…)». La cuestión es que este movimiento ha irrumpido con nuevas ideas en medio de la crisis agraria que afecta a Europa y al campo español.
¿Cómo surge y quiénes lo integran?
Es un movimiento que nace en 2023. Nacimos en abril, llevamos ya casi 12 meses trabajando en conformar una unión de todo esto que estamos viendo que está sucediendo en nuestras carreteras, ese hartazgo, ese astío, que ya muestra el campo, ya no sólo en España, que era cuestión de días que cumpliese, sino hemos visto que es un sentir europeo. Todo el agro y toda la ganadería europea están alzándose y dando gritos de auxilio. Y nosotros ya hace tiempo que lo detectamos y nos pusimos a trabajar en un grupo que viene impulsado por Fundación Ingenio, que es una fundación del campo de Cartagena, como sabéis, la huerta de Europa. Y ellos, que son muy visionarios, se dieron cuenta de que había que trabajar para lograr lo que parece imposible en el mundo agro, que es la unión, porque ya sabemos lo atomizado que está y el daño que hace la división. Al final son tiempos convulsos y sin unión, pues no van a lograr nada. Y en eso estamos trabajando. En ser un movimiento profesionalizado de luces largas. Entiéndase, porque no queremos ser flor de un día. De hecho, nosotros ya somos una realidad, porque ahora le contaré las iniciativas, que no es que vayan a ponerse en marcha, es que ya se han puesto en marcha.
«Las OPAS tradicionales tienen ahora mismo un rol muy difícil. Y va a depender de cómo resuelvan esta crisis, la viabilidad y la continuidad de ser un referente y ser la voz del campo»
Para que ustedes tengan que remangarse, algo debe estar fallando en las grandes organizaciones de agricultores…
Pues lo que está claro es que el sentir que se ve ahora mismo en las calles, en esas tractoradas, a cualquiera que le pongas un micro, te va a decir lo mismo, que no se sienten representados. Y las OPAS tradicionales, esas organizaciones agrarias tienen ahora mismo un rol muy difícil. Y va a depender de cómo resuelvan esta crisis, la viabilidad y la continuidad de ser un referente y ser la voz del campo. Lo que está claro es que el campo por algo siente que no han hecho bien las cosas o que lo que han hecho no ha sido efectivo, y está buscando otras alternativas. Eso no significa que SOS Rural aliente la división. No venimos a generar más división, queremos ser un movimiento integrador, es decir, no vamos a ser un sindicato, no aspiramos a eso, somos otra cosa. Queremos ser un movimiento que esté por encima de un sindicato, un movimiento paneuropeo, si me permite el término, que ya está trabajando en iniciativas novedosas que no puede poner en marcha un sindicato. Un sindicato tiene su razón de ser y tiene sus funciones y nosotros no vamos a usurpar esas funciones. Eso quiero dejarlo claro. Nosotros vamos a hacer una labor que creemos que al campo le hace muchísima falta, al mundo rural, principalmente al sector primario, y que hay ahí una especie de nicho que nadie abarca para trabajar en una respuesta intelectual a los problemas que tiene el sector primario y las actividades del mundo rural. Y esa respuesta intelectual no la están ofreciendo los sindicatos. Hay alguien que necesita hacer esa labor y nosotros, bueno, pues nos remangamos, y dijimos: vamos a trabajar esa Unión y hemos tocado la flauta en diferentes territorios, en Galicia. Hoy estoy en Zaragoza, en la CIMA, vamos a ir a Valencia, a las dos Castillas, Andalucía, Murcia… ¿Qué queremos hacer? Pues eso, que muchas asociaciones independientes que se sienten abandonadas de pequeños y medianos agricultores, que sepan que aquí tienen su sitio y tienen su defensa.
«Es verdad que ahora mismo pues todos los partidos parece que apoyan al campo. Eso para mi es oportunismo»
¿Es posible trascender a las tractoradas?
Es que hay que procurar que eso trascienda, si no se quedará en una tractorada más de las que lleva organizando el campo 100 años con los resultados que estamos viendo. Es decir, una tractorada tiene su razón de ser, claro que la tiene, pero si eso luego no se cristaliza en una voz única que sepa trabajar en el plano político e institucional…, y dé esa respuesta que necesita el campo, esos cambios de políticas, no de políticos. Nosotros somos apartidistas, ¿eh?, cien por cien autofinanciados, nos financian los agricultores y no venimos a confrontar políticamente, venimos a defender los intereses del campo de la ganadería y del mundo rural, esa es nuestra bandera. Así que nosotros somos completamente un movimiento civil. Y pretendemos que sí, que seamos nosotros los que hagamos cristalizar lo que ahora mismo está sucediendo en las autovías de media España.
El movimiento de los agricultores y ganaderos afirma que ellos no están convocados por ningún partido político. Sin embargo, los políticos sí que parece que pretenden sacar rédito de las protestas y reivindicaciones. ¿Se sienten utilizados cuando una parte de los políticos que ahora les apoyan, les dieron la espalda hace tiempo?
El oportunismo cuando suceden movimientos sociales como el que estamos viendo ahora mismo de los agricultores y ganaderos, está siempre. Por parte de partidos políticos y por parte de grupos, de gente que intenta sacar rédito de esto con diferentes intenciones. Y muchas veces alejadísima de lo que es la defensa real del movimiento. Estamos viendo lo que ha pasado. Entonces es verdad que ahora mismo pues todos los partidos parece que apoyan al campo. O sea, es como que todos quieren ponerse la etiqueta de que nosotros somos los que más lo defendemos. Bueno, eso para mí es oportunismo y la gente lo sabe. Gente en toda Europa, y España es parte de Europa, que no se moviliza si no tiene verdaderos problemas, la gente no deja su trabajo, gasta gasoil del tractor y se va a una carretera a exponerse a que le pegue un palo un antidisturbio o le pongan una sanción si no está muy harta, ¿eh? Aquí hay un problema, entonces la utilización política sobra sobra y a mí me apena, sinceramente me apena.
Recientemente han presentado una Iniciativa Legislativa Popular que tiene como objetivo proteger la agricultura, la ganadería, la pesca, así como el conjunto de la economía rural en España. ¿Abrigan esperanzas?
Hombre, desde luego son iniciativas muy novedosas. La ILP se presenta el 29 de enero en el Congreso de los diputados. Es una Iniciativa Legislativa Popular que pide al Congreso que haga una ley que proteja lo que acaba de describir usted, al margen de las competencias que están cedidas las comunidades autónomas, y también lo hemos impulsado a nivel europeo, hemos impulsado una Iniciativa Ciudadana Europea. Para ambas cosas, hay que recaudar firmas. En el plano europeo, se admitió el 24 de enero, y nos tienen que habilitar un portal de recogida de un millón de firmas, que en el entorno europeo no es tanto, son 27 países. No somos tantos con el hartazgo que hay. Y luego, en España, 500.000 firmas, y estamos iniciando esa recogida en los diferentes puntos de España que vamos a ir recorriendo y alzando la voz. Así que nunca el campo ha hecho esto, nunca ninguna organización ha optado por vías novedosas, innovadoras y nosotros estamos haciendo cosas que creo que el campo le son muy necesarias.
«Estamos viendo cómo ya el primer ministro francés ha adoptado medidas de un calado que lo podía hacer perfectamente el Gobierno de España. ¿Por qué no lo hace?»
Hay un asunto que parece estar dominando el debate, que es hasta dónde llega la responsabilidad del Gobierno y qué aspectos dependen de la Unión Europea, considerando que es ésta quien marca las directivas que aplican a los Estados miembro en materia de agricultura, ganadería, medio ambiente…
Efectivamente estamos viendo cómo, en este caso el ministro, en la reunión que tuvo con las OPAS, la primera y única, pues tiro balones fuera, ¿no?, diciendo: no, mire es que este problema es de Europa. No, no. Los gobiernos nacionales tienen muchísimo margen de maniobra para adaptar esas políticas que ellos votan, porque la Unión Europea no es más que la conformación de 27 países y sus ministros votan a favor o en contra. Cuando estas políticas se diseñan, por ejemplo, el Pacto Verde Europeo desde el año 2019…Oiga, usted tiene mucho margen para luego en la transposición que se hace de esas directivas, apretar más los tornillos o apretarlos menos. Al final, que no me vale que tire balones fuera. Estamos viendo cómo ya el primer ministro francés ha adoptado medidas de un calado que lo podía hacer perfectamente el Gobierno de España. ¿Por qué no lo hace? Y ya no sólo es problema del Gobierno nacional, sino que los parlamentos autonómicos también tienen responsabilidad. Porque, por ejemplo, el parlamento autonómico de la Región de Murcia les tiene impuesta una ley, que es la Ley de Recuperación y Protección del Mar Menor, que afecta directamente a los agricultores del campo de Cartagena y que les tiene sumidos en una asfixia burocrática y en una serie de obligaciones, al margen de que consigna un uso monopolístico para el uso fotovoltaico en esas tierras. Si eso no es ir en contra del campo un Gobierno regional…Osea que aquí hay que trabajar en tres planos: a nivel europeo, nacional y parlamentos autonómicos.
«Nosotros no vamos a amparar ninguna conducta que signifique una ilegalidad. Los agricultores que hayan estado, efectivamente, sacando agua de materia ilegal, pues tendrán que responder»
Habla usted del Mar Menor y de esa ley que, supuestamente, afecta a los agricultores, pero no habla de Doñana y los regadíos ilegales que han llevado al espacio natural a la situación en que ahora se encuentra, con un nuevo informe de la Estación Biológica de Doñana y la evidencia científica de 22 expertos que manifiestan que laexplotación del acuífero está causando graves impactos en este entorno. ¿Qué opinan de esto?
El caso de Doñana difiere mucho del caso del campo de Cartagena. Porque en, este caso, en Doñana, hay una sobreexplotación…
…en la que estaban implicados agricultores hasta que se les ha puesto freno…
Nosotros no vamos a amparar ninguna conducta que signifique una ilegalidad. Los agricultores que hayan estado, efectivamente, sacando agua de materia ilegal, pues tendrán que responder. Lo que está claro es que hay que dar una salida a esos agricultores de la Corona Norte. Ya hemos visto el pacto al que ha llegado junto a Andalucía, el Gobierno central. Un pacto para indemnizarles e intentar de alguna forma solucionar el conflicto. Hay que llegar a acuerdos porque lo que está claro es que tampoco se pueden eliminar de una patada y hay que darles una salida digna.
«Lo primero que tiene que hacer el Gobierno de España es escuchar y sentarse con los agricultores»
Yo creo que ese acuerdo es favorable y es algo que nosotros en su día reclamamos para el Campo de Cartagena. Estamos viendo como expropian tierras a precios irrisorios y, sin embargo, en Doñana pues 100.000 euros por hectárea. Hay que ver la comparativa entre un caso y otro que no son iguales, pero tiene muchas similitudes.
¿Qué actuaciones debería poner en marcha el Gobierno de España?
Lo primero que tiene que hacer el Gobierno de España es escuchar y sentarse con los agricultores. No tener el comportamiento que está teniendo de enfrentarse a ellos, de no querer escucharlos, de no darles sitio. Nosotros nos ofrecemos desde SOS Rural a que nos llame y podernos sentar para trasladarle las trece medidas que nosotros hemos presentado. Tenemos una hoja de ruta muy clara, con 13 medidas que están en nuestra página web. Es una hoja de ruta de lo que tiene que empezar a hacer el Gobierno de España y el Gobierno de Europa. Así que tenemos muy claro las medidas que hay que adoptar. Luego tenemos una hoja de ruta mucho más detallada con normativas y reglamentos específicos, que son los que habría que empezar a modificar.
«Vemos como el instrumento capital, la Política Agraria Común, está sirviendo para desincentivar la producción, para asfixiarles en burocracia, primando unas premisas medioambientalistas fundamentalistas que carecen muchas veces de base científica»
Por tanto, no ha habido contacto con el Gobierno…
No, el Gobierno, por ahora, no se ha puesto en contacto con nosotros. Estamos con los teléfonos abiertos por si quiere llamarnos, porque nosotros tenemos clarísimo el sentir del campo. Ahora mismo estamos viendo cómo todos coinciden en el tema de la competencia desleal de países terceros, la asfixia burocrática… Yo creo que empezando por ahí iríamos bien en solucionar esos dos problemas.
Hábleme de estas trece líneas.
Estas trece líneas son capitales. Queremos proteger la soberanía y la seguridad alimentaria. Para eso hay que hacer un plan y reformular las políticas que está llevando Europa y que van referidas a atentar contra la producción en Europa. Es decir, la están deslocalizando claramente y eso es un atentado a nuestra soberanía alimentaria. Eso es peligrosísimo. Por otro lado, queremos una PAC que sea útil a los agricultores, no que vaya en contra. Vemos como el instrumento capital, la Política Agraria Común, está sirviendo para desincentivar la producción, para asfixiarles en burocracia, primando unas premisas medioambientalistas fundamentalistas que carecen muchas veces de base científica, pero que es curándose en eso y como coartada de la sostenibilidad, algo en lo que nosotros estamos totalmente de acuerdo, hay que ejercer cualquier actividad en un marco de sostenibilidad. No tenemos planeta B. Pero oiga, una cosa es un marco de sostenibilidad viable, que no deje a nadie atrás. Y otra cosa es que con la excusa de la sostenibilidad usted quiera deslocalizar la producción de Europa a 300 países. Qué es lo que se está viendo, asfixiando a los nuestros, intentando que desaparezcan los pequeños y medianos y favoreciendo a fondos y empresas muy grandes que al final convertirán nuestro campo en latifundios en manos de cuatro.
«¿Queremos que nuestras ensaladas dependan del Rey de Marruecos?»
¿Tenemos los consumidores ahora mismo la completa seguridad de que los tomates que compramos en el supermercado son españoles?
Por supuesto que no la tenemos. Le voy a dar un dato. Mire, en el año 2035, las previsiones del Observatorio del Tomate de la Unión Europea, de finales de 2023, son datos recientes, auguran que España será importador neto de tomate.
Las importaciones de Marruecos han subido en un 53%, se han incrementando 200.000 t más desde el año 2013 a 2022. Turquía, tres cuartos de los mismo. Se han cuatriplicado. Eso que augura, pues eso augura que un tomate español no se lo va a comer prácticamente nadie y el que se lo coma va a ser a un precio completamente desorbitado. ¿Queremos eso? ¿Queremos que nuestras ensaladas dependan del Rey de Marruecos? Yo creo que no, sobre todo por la inseguridad alimentaria que eso nos puede generar. Y Europa lo que tiene que hacer es poner en valor que su producto es mucho más sano y más seguro que el que viene de fuera. Eso, al margen de otras medidas que tenemos que adoptar, porque, por ejemplo, las condiciones laborales que tienen los empleados del campo en Marruecos no son las que se exigen en España. No cuesta lo mismo un empleado aquí que allí. ¿Cómo se compite con eso? Las condiciones laborales, no hay Seguridad Social… es que no se puede competir.
«Tenemos que empezar a diferenciarnos por la calidad de nuestros productos. Europa tiene que ser un ejemplo de producción con garantía de salud alimentaria»
Ya no sólo son los fitosanitarios o los productos prohibidos en Europa que se usan en otros países. Ya no voy a eso, voy a que aquí un empresario, un agricultor o una explotación agrícola tiene 3 trabajadores y el coste de esos trabajadores no es el mismo que esos 3 trabajadores en Marruecos, es cómo podemos evitar eso. Eso es lo que tenemos que sentarnos a hablar, no sólo es que en los productos que vengan de fuera se utilicen las mismas sustancias que la Unión Europea, que son mucho menos las que se permiten. No, no, no sólo es eso. Así que nosotros tenemos que empezar a diferenciarnos por la calidad de nuestros productos. Europa tiene que ser un ejemplo de producción con garantía de salud alimentaria, eso es muy importante.
¿Qué otras líneas plantean?
Nosotros no solamente somos sector primario, SOS Rural aglutina a todas las actividades del mundo rural, que son muchas, que son agricultura, ganadería, pesca, pero también son turismo, transportes, fitosanitarios, insumos. Yo estoy aquí ahora mismo en Zaragoza, en una feria que animo a todo el mundo a visitar, que se llama CIMA de maquinaria agrícola y es impresionante lo que mueve el campo. Aquí vienes y dices tú, ¡pero bueno!, cómo el campo puede mover tanta economía. Pues eso es lo que al final se van a cargar, porque si se cargan la primera pieza se van a cargar al mundo rural, que ya está muy, muy, muy tocado.
«No le puedes exigir a un agricultor el cuaderno digital cuando no tiene conexión a Internet. Eso es que no tiene ni pies ni cabeza»
De hecho, le dedican un ministerio, el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico. ¿Pero dónde están esos planes cuando vemos que en España, los núcleos rurales, cada día, están más despoblados? También tenemos un plan para llenar de vida el campo. No le puedes exigir a un agricultor el cuaderno digital cuando no tiene conexión a Internet. Eso es que no tiene ni pies ni cabeza, por eso la gente está agobiada. Ven que no pueden continuar porque son exigencias que van a una velocidad que el campo no tiene.
Y también queremos reconectar al mundo urbano con el mundo rural. Vemos esa desafección del mundo urbano como si la alimentación se diese en los lineales de los supermercados. Oiga, no, esto se cultiva en el campo y en el mundo rural lo que hemos visto es que nos lo han vendido como un espacio idílico, los mundos de Heidi, un espacio de Disney donde molesta un invernadero, molesta un tubo de riego, molesta un gotero, molesta un montón de estiércol… Oiga, no, eso lo que le permite es que usted se coma la lechuga, el tomate, la patata a un precio asequible y con garantía sanitaria.
«Hace mucho que el campo no es escuchado porque se legisla de espaldas a él»
Entonces no podemos enfrentar al medio ambiente con agricultores y ganaderos, eso es lo que se ha pretendido hacer y eso es muy peligroso. Ellos son los primeros ecologistas del planeta porque es su medio, porque lo cuidan, lo preservan, así que no lo saquemos de la ecuación alimentaria o nos estaremos pegando un tiro en la cabeza. Nosotros queremos también una política, lógicamente de competencia que luche contra esa competencia desleal que acabo de describir de países terceros. Hay que trabajar mucho ahí y sobre todo en esas exigencias medioambientales que van a acabar con los pequeños y los medianos. Hay que hacerlo, pero progresivamente sin dejar a nadie atrás.
Realmente, ¿cómo se plantean el futuro?
El campo necesita de verdad trabajar en un plano intelectual, que ha abandonado porque el campo, el agricultor, el ganadero, siempre mira al surco, mira a su ternera. Y necesita reconectar con las instituciones, con el mundo político y empezar a hacer que cuente en planes políticos y en planes económicos. Hace mucho que el campo no es escuchado porque se legisla de espaldas a él y quien tenía que haberlo descendido, pues vemos que o no lo ha hecho o si lo ha hecho, lo ha hecho de manera bastante inefectiva. Lo que necesitamos es que se nos escuche y hablar, negociar, llegar a acuerdos.
Me da mucha pena, y eso sí que quiero decirlo, cuando vemos que se tilda a los agricultores, a ganaderos, de gente que responde a una tendencia política, a una corriente política. Eso no es así. En el campo están todas las sensibilidades representadas. Que yo sepa, tres veces al día comen los hijos de un color político y de otro. Por lo tanto, vamos a tratar a la alimentación, que en definitiva es eso, a quienes la producen, como una cuestión de Estado, como un bien estratégico que tiene que estar por encima de juego y de barro político y de la confrontación política. Saquemos a la alimentación de ahí, vamos a tener seriedad y que lo que nos importa a todos, porque a todos nos va la vida en ello, desde el presidente del Gobierno hasta cualquier persona de esta sociedad tiene que comer tres veces al día, así que seamos serios. No empecemos a utilizar esto políticamente porque flaco favor nos hacemos a todos. Así que en el campo estamos todos, todos tenemos un ancestro que ha pisado el campo. Todos en este país somos el cuarto productor de frutas y hortalizas en la Unión Europea. España no puede perder esa riqueza porque, insisto, será muy peligroso. Y mirad lo que pasó en la pandemia. Tenemos poca memoria, poca memoria. En la pandemia no fue peor porque los agricultores, nuestra industria agroalimentaria, fue la que estuvo respondiendo. Si eso no lo hubiéramos tenido con fortaleza y hubiéramos dependido de terceros, como con las mascarillas y los genes hidroalcohólicos, ¿qué hubiese pasado? Quiero dejar esa reflexión ahí, ¿qué hubiese pasado? No seamos cortos de memoria, protejamos lo más importante, los alimentos y quien los produce.