Rosa María Calaf fue corresponsal de TVE, con 26 años de carrera en el exterior. Abrió la corresponsalía de Moscú, para la Unión Soviética y la de Hong Kong, para Asia Pacífico. Ha sido corresponsal en Nueva York, para Estados Unidos y Canadá; en Buenos Aires, para América del Sur; en Roma, para Italia y El Vaticano; en Viena, para los países del Este, y en China durante el año olímpico. Ha informado para TVE desde 93 países sobre política y economía, conflictos y catástrofes, cultura y sociedad.
Ha visitado en total 170 países en viajes personales de aventura y conocimiento. Ha recorrido en coche 50.000 km y 21 países africanos durante 13 meses. Por todo ello ha sido merecedora de diversos galardones a lo largo de su trayectoria, la de una mujer subyugada por los viajes y el ser humano.
Transcurren los años 40…y ya nace en un hogar viajero.
Sí, afortunadamente (ríe). Todo lo que he podido hacer lo he hecho gracias a la familia en que nací. Y sí, una de las características, por ambos lados, tanto mi madre como mi padre y las familias, eran especialmente viajeras. Y luego mi padre que era un gran lector y una persona con una mente muy abierta para aquella época, fue fantástico para mí. Así que fue una suerte tremenda.
Además tuvo que aportarle un bagaje importante que a los 14 años le enviaran a estudiar a Francia y EE.UU.
Claro, imagínate. El verano de los 14 a los 15, en el año 1959, ya me mandan a Francia y en el de los 17 a los 18, creo que fue, ya me voy a EE.UU. a ver mundo, y a una familia en Whashington. Eso hay que ponerlo en ese contexto. Esto siempre tiene valor sin ninguna duda y lo recomiendo muchísimo, pero evidentemente puesto en el contexto de aquella España y una niña, pues era muy insólito y fue un golpe de fortuna extraordinario para mí.
«Todo lo que haces en la vida no lo haces sola, sino teniendo en cuenta a las personas que te vas encontrando a lo largo del camino»
Estudia Derecho, Periodismo…
Hice Derecho porque quería hacer carrera diplomática y, en cuarto, más bien terminando, fue cuando se abre la Escuela de Periodismo de Barcelona. Y entonces, hago Periodismo un poco como divertimento, con varios compañeros y compañeras de la Facultad de Derecho, decidimos presentarnos. Siempre me había gustado escribir, siempre hacía los discursos a final de curso en el colegio ¡y esas cosas! (ríe), ¿no? Y supongo que como ya había viajado, y viajaba todos los años ya en aquella época -en los 60 estuve en Egipto, por Europa- y tenía esa curiosidad, pero lo del Periodismo fue una casualidad. O sea que más bien me encontró el Periodismo a mí.
Hay una persona decisiva en su carrera que fue el realizador de radio y televisión, José Joaquín Marroquí.
Siempre he dicho que, en general, todo lo que haces en la vida no lo haces sola, sino teniendo en cuenta a las personas que te vas encontrando a lo largo del camino. Si inicialmente hay una familia que te da unos activos absolutamente impagables, si, además, cuando ya entras en el ámbito profesional, te encuentras con personas que, en lugar de cortarte las alas o cerrarte el paso –y más siendo una mujer, una joven en aquel momento- pues si encuentras a alguien que hace todo lo contrario, que lo que quiere es precisamente potenciarte…pues imagínate. Por eso siempre insisto en que, si no le hubiera encontrado, que era una persona gran conocedora de los medios, fue el que trajo a España a Soler Serrano y era un hombre muy de radio y posteriormente de televisión, muy innovador…probablemente no hubiera podido hacer la carrera que he hecho. Los referentes son esenciales y sin ninguna duda, si tengo que resaltar a alguien en el tema periodístico y mis inicios en televisión, es José Joaquín Marroquí.
«De ese momento en que eras una rareza y no se te suponía para nada tu papel en la esfera pública, hemos ido pasando a ocupar el papel que corresponde a más de la mitad de la población»
Ser mujer y periodista…
Sí, ¡ser mujer y cualquier cosa!
(risas mutuas)
No, pero…
(risas mutuas)
¿Qué le sugiere ese binomio si miramos hacia atrás, hacia esos inicios y lo comparamos con la situación actual?
Afortunadamente, hemos avanzado muchísimo, ¿no? Yo empiezo en un entorno en el que a la mujer no se le supone ninguna posibilidad de tener una actividad en la esfera pública, es decir, que salga del ámbito privado. Por tanto, el intentar entrar en ese ámbito ya es la primera dificultad. El hecho de vencer la socialización en femenino. Esa socialización que lo que hace es limitarte. Es decir, te hace disimular tus capacidades, cuando a los chicos les hace disimular sus limitaciones. Y ninguna de las dos cosas son justas. Todos tenemos capacidades y limitaciones. Así que fue complicado. Luego te encontrabas con una cerrazón muy extendida, una enorme incomprensión…era rechazo, sorpresa y curiosidad y, en el mejor de los casos, ya digo, condescendencia y ese apoyo en mínimas circunstancias. De ese momento en que eras una rareza y no se te suponía para nada tu papel en la esfera pública, hemos ido pasando a ocupar el papel que corresponde a más de la mitad de la población. Pero es obvio que queda muchísimo por hacer. Y que el peligro está en que se avanza muy despacio y en que hay una gran voluntad de hacer retroceder. Y eso ha ocurrido con todos los derechos. Siempre que se ganan derechos, sean del tipo que sean, las personas tienen enormes dificultades y encuentran resistencias. Y el derecho a la Igualdad es uno más. Hemos avanzado enormemente. Para mí es fantástico y reconforta muchísimo y es una enorme satisfacción y alegría ver la cantidad de mujeres que están estudiando Periodismo, que están en todas las esferas del conocimiento. Y piensas que los esfuerzos claramente han servido de algo. Pero sí es cierto que, por otra parte, te produce una enorme tristeza y muchísima indignación que todavía haya que explicar de qué estamos hablando. Y es simplemente de derechos. Que no es cuestión de echar a nadie, ni es un enfrentamiento contra nadie, ni es a favor sólo de las mujeres. Eso es lo que me parece increíble que no se entienda. El contar con todos los talentos, todos los esfuerzos, todas las capacidades de la población será mucho mejor para la totalidad de la sociedad. Y eso no significa que nadie sea mejor que el otro. O sea, simplemente todo es complementario y todo es necesario.
¿Ha sido más fácil siendo mujer acceder al mundo de las mujeres para conocer y poder contar las realidades de países y conflictos armados?
El camino para una mujer en el ámbito que sea, siempre es mucho más difícil. En el tema periodístico también porque tienes lugares cerrados, que no se te permite la entrada o determinadas personas en determinados tipos de países que no quieren hablar contigo…pero, sin ninguna duda, teniendo muchísimas dificultades y teniendo todavía muchísimos obstáculos que superar. Y para nada, o sea, quiero decir: la igualdad en cuanto ni a las opciones, ni a las dificultades, ni a la valoración del trabajo. Sin embargo, tienes la enorme ventaja de poderte mover en el ámbito femenino. En el segmento de la población, que es más de la mitad y de la que depende también la cotidianidad. Vivir lo que realmente sucede en una comunidad lo vas a entender mucho mejor en el ámbito de las mujeres que en el oficial de los hombres. Y, por tanto, esta es una enorme ventaja. Y yo no me cambiaría en absoluto. Si eso lo tienes claro y que partes siempre del respeto y de la humildad cuando te acercas a los mundos distintos, pues está claro que sí, que eso es una ventaja. Pero que hayamos mejorado en el acceso a la práctica informativa y al trabajo no significa para nada paridad. Y eso se ve muchísimo en los trabajos. No se valoran igual. Y, por ejemplo, la presencia de mujeres en los premios siempre es inferior cuando hay muchas circunstancias en las que hay más mujeres que hombres haciendo trabajos de mucha importancia, en los foros, en las mesas…y, por supuesto, lo más importante es que no se está en absoluto donde se debería estar en el espacio de la opinión y de la decisión. Y eso hace que se avance tan lentamente.
«Me parece que es muy peligroso el panorama de esta toma de decisiones en plena turbulencia de las opiniones e inmersos totalmente en lo que será el abismo de las emociones»
¿Cómo ve el mundo en la actualidad? ¿Estamos quizás ante el episodio más delicado desde la II Guerra Mundial? ¿O sería exagerar?
Si lo ponemos desde la II Guerra Mundial no se si el más, pero uno de los más inciertos por una cuestión muy simple: la velocidad a la que se producen los cambios y las modificaciones. Todo cambio de época significa incertidumbre, riesgo, peligro, porque ahí hay que tomar decisiones muy claves para saber hacia dónde queremos ir. Y en este momento, esas transformaciones son tan rápidas que cuesta muchísimo seguirles el ritmo. Eso no había ocurrido nunca a lo largo de la historia de la humanidad. Entonces, desde ese punto de vista, sí que es un momento muy diferente. Pero bueno, siempre ha habido momentos clave. De todas maneras, sí tenemos que ser conscientes de esto, que yo no sé si el más, pero desde luego uno de los más, y por supuesto, lo más importante es que nos toca decidir a nosotros. Porque sea o no sea el más importante o el más difícil, en cualquier caso, es el que enfrentamos nosotros. Todo dependerá de lo que decidamos cada uno de nosotros. Me parece que es muy peligroso el panorama de esta toma de decisiones en plena turbulencia de las opiniones e inmersos totalmente en lo que será el abismo de las emociones. Son dos situaciones extremas que ni la una ni la otra son muy buenas consejeras para tomar un camino adecuado.
«¿Queremos un modelo de sociedad de plataformas y aplicaciones, de consumidores de ideas y productos o queremos una sociedad de ciudadanos y derechos?»
Tres escenarios diferentes de completa actualidad: Haití, Ucrania y Gaza. ¿Nos hemos olvidado de las otras realidades dispersas por el mundo?
Lo importante de estos, digamos, elementos del momento actual, es que hay otros muchos más. Y, sin embargo, esos otros los obviamos. Y de esos no nos preocupamos. Entonces, por qué seleccionamos unos y abandonamos otros, y por qué unos son de primera y otros de segunda y otros de tercera. Exactamente los tres ejemplos que tú has puesto. Entonces yo creo que a lo que hay que ir es a lo que está detrás de todo esto. El tema está, ya no en pelear si es más importante esto o lo otro, sino en ver el panorama de la actitud humanística en este momento. Es decir, dónde ponemos al hombre en el modelo actual, qué modelo de sociedad queremos. Y yo creo que esta es la gran pregunta: ¿Queremos un modelo de sociedad de plataformas y aplicaciones, de consumidores de ideas y productos o queremos una sociedad de ciudadanos y derechos? Esa es la gran diferencia, Y ahí hay que incidir. El modelo pasa por definir dónde ponemos al ser humano, a la persona. Y se había avanzado mucho. Estábamos en el mejor momento en cuanto a la política del bienestar y todo esto se está viniendo abajo. Y estamos viendo como estamos enfrentando dos cuestiones tremendas: o bien gastamos dinero en armas o gastamos dinero en el bienestar de las personas.
Si analizamos por separado cada caso…
Haití lo cubrí cuando la caída del hijo del dictador Duvalier, que ya era otro dictador obviamente. Entonces, Haití siempre ha ido de mal en peor y seguirá yendo de mal en peor. Cada intervención que ha habido ha sido peor que la anterior. La pregunta siempre al final es la misma. O sea, ¿qué es lo que queremos hacer? Porque si lo que queremos es simplemente seguir poniendo parches, pues ya vemos que hay un momento, como en un neumático, que puedes poner parches y parches, pero llega otro momento en que no tienes más parches que poner. Y el caso de Haití es un ejemplo perfecto. Apoyo a un dictador, intereses…siempre hay que mirar detrás a quién le beneficia. Y el componente político, de lucha de poder y de dominio de las distintas partes del mundo. Cuando ya se ve que este dictador no va muy bien, entonces empieza a aparecer la posibilidad de las redes y la tecnología que te va a permitir dominar de una manera más sutil y menos desagradable que la intimidación directa y el asesinato de la población. Entonces ya pasamos a una segunda fase y hacemos ver que sí, que cooperamos…y luego esto tampoco, vas abandonado y cada vez las intervenciones extranjeras van peor, porque el fin último no es el bienestar, buscar una solución real cediendo aquello que haya que ceder por parte de todos. Da igual el conflicto o la problemática que analices, siempre el final es el grado de humanismo que queremos para el mundo en el que queremos vivir. Y si la persona no nos importa, pues no hace falta que analicemos nada más. Y cada vez vemos que la persona importa menos.
«Los derechos humanos, que son universales y no tienen ideología, no se pueden instrumentalizar ni a la derecha, ni a la izquierda, ni a ninguna parte»
Pensábamos que ya lo habíamos visto todo en Ucrania, pero Gaza ha sido el sumun.
Es el sumun del desprecio por los derechos humanos por ambas partes, ¡ojo!. Por eso te digo que el tema está en dónde queremos poner el foco. Y da igual donde miremos. Luego cada situación tiene sus características, pero, ¿dónde ponemos el foco?. Si el foco lo sacamos de los derechos humanos, que son universales y no tienen ideología, no se pueden instrumentalizar ni a la derecha, ni a la izquierda, ni a ninguna parte…Y entonces, ahí está, si realmente seguimos comprando esos mensajes de solución fácil, del populismo, que ese es el gran riesgo en estos momentos. Vemos cómo están llegando por las urnas líderes autoritarios que lo primero que quieren hacer es eliminar las urnas. ¡Cómo es posible que esto esté ocurriendo! Pues esto está ocurriendo porque evidentemente no se está teniendo en cuenta cuales son los valores esenciales de una democracia sana. Y la tecnología podría ser una aliada magnifica, pero es una herramienta, y es una herramienta que puede ser aliada o enemiga. Y eso depende de quién y cómo decidamos usarla.
Estuve en un seminario hace lo menos 8 años y me acuerdo de que uno de los analistas dijo: “vamos a ver, estamos dentro de un saco y hay unos gatos. Unos tiran hacia la derecha y otros hacia la izquierda y entonces estamos peleando a ver si este gato es mejor que aquel y si este lo queremos y aquel no lo queremos, cuando lo que tendríamos que estar es no peleando por qué gato apoyamos, sino peleando por salir del saco”. Entonces me parece que es una metáfora maravillosa, porque creo que nos perdemos en mucha discusión y sobre todo en ese marasmo de confusión que crea esa turbulencia brutal de las opiniones que no se sustentan sobre conocimientos, sobre hechos contrastados, etc… en ese escenario permanente de noticias que mienten, de silencios que engañan, de ruido mediático que distrae. ¿Y en todo eso dónde ponemos el foco? Porque nos distraen hacia muchos lados y estamos permanentemente desenfocando la necesidad absoluta de priorizar los derechos humanos.
Lo que pasa es que por el camino de la transformación, para llegar, pues parece que somos incapaces de llegar de una forma que no sea sin violencia de los unos contra los otros.
«Creo que se está invirtiendo mucho en desinformar y muchas veces más que en informar. Y desinformar es muy barato. Informar es muy caro»
Por centrarnos en los medios de comunicación, ¿cómo ve el panorama?
Creo que se está invirtiendo mucho en desinformar y muchas veces más que en informar. Y desinformar es muy barato. Informar es muy caro. Entonces, como ciudadanos, también tenemos que saber que a lo mejor tenemos que sacrificar determinados tipos de satisfacciones rápidas por alguna que sea más consistente y de mejor calidad, si sabemos lo que nos estamos jugando por el camino.
Con las nuevas narrativas del Periodismo de guerra, ¿se analizan las cosas más que antes la información?
Creo que no. Generalizar siempre es muy injusto. Esto para empezar. Pero digamos, como tendencia está claro que el análisis, la reflexión, el conocimiento, la pausa, la tranquilidad, la no aceleración, etc…no está a la orden del día. Es decir que a la orden del día está todo lo contrario. Es lo inmediato. Es el abuso absoluto de la emoción sobre la racionalidad. Entonces, en las nuevas narrativas se hacen trabajos excelentes y hay mucha posibilidad de saber y meterte, y buscar y encuentras mucha reflexión muy valiosa y que te ayuda mucho, pero hay que buscarla, saber buscarla y lleva mucho tiempo. Y eso no lo hace tanta gente. Y no porque no quiera. No es un problema de falta de capacidad ni de voluntad del ser humano hoy en día, sino del entorno que se le propicia a las personas para detenerse y pensar. Y creo que en este momento se piensa muy poco.
«Creo que el gran mal de este momento es que nos hacemos muy pocas preguntasy como consecuencia no nos detenemos a reflexionar lo suficiente»
En la vieja escuela había más opciones.
Por supuesto que sí, porque todo era más lento. Cuando estaba en activo y hace 10 años que no lo estoy, lo cual quiere decir que ahora está todo mucho peor. Muchas veces tenía que hacer 5 entradas en informativos en un día. Entonces, cuándo tengo tiempo de enterarme de los que pasa, cuándo puedo recabar ese vivir cada día, que decía antes, para poder entender cuándo puedo hablar con personas que sepan más que yo de eso que quiero contar y cuándo puedo después yo reflexionarlo, pues es que no tienes tiempo. Creo que el gran mal de este momento es que nos hacemos muy pocas preguntasy como consecuencia no nos detenemos a reflexionar lo suficiente.
¿Cuál es el próximo destino?
Sigo viajando. Ahora acabo de volver de Arabia Saudita, he hecho 6.000 kilómetros en coche, y 8.000 por el sur de EE.UU. Y no para escribir, sino para ver, porque quiero ver, quiero hablar y quiero estar con gentes de distintos lugares y ver esas cosas que vas viendo cada vez más parcheadas, ya te digo, y más contadas fragmentariamente, pues intentar ver un poco el contexto, la totalidad. Y mientras pueda ahí voy. Tengo intención de hacer Europa central, Balcanes…también en coche, con calma, porque son viajes bastante largos, pues de sólo ver, mirar y escuchar y sentarme a pensar por las tardes.
«Nunca aprenderás nada de lo que es igual. Y esa me parece que es una máxima muy importante»
Algo saldrá también de ahí.
Bueno, no lo sé, porque me lo dicen mucho, pero no quiero. Porque me proponen mucho lo de escribir un libro, artículos, pero estoy afortunadamente con mucha conferencia, colegios, universidades, porque tengo un interés en tratar de que entiendan los jóvenes. Es la transferencia de lo que has ido aprendiendo caminando por el mundo y que es un poco eso: cómo la construcción social se va olvidando de lo más importante que son los derechos de las personas. Y después me voy a ir seguramente a la zona de Asia, del Lejano Oriente, pero ya veremos. Un poco también dependiendo de cómo evolucionen las cuestiones, porque me gusta eso, intento ir a pie de terreno, no a pie de calle. Entonces, eso requiere tiempo y una serie de condiciones.
Pues felices viajes…
Espero realmente poderlos llevar a cabo, porque siempre he pensado que de lo que más se aprende, y esto ya me lo decía mi abuelo el viajero, es de lo que es diferente. Nunca aprenderás nada de lo que es igual. Y esa me parece que es una máxima muy importante. Gracias.