Después de meses de incertidumbre, esta semana se cerrará casi con total seguridad la compra de Jazztel por parte de Orange, una operación de la que saldrá el segundo mayor operador de España , con más de 3,5 millones de usuarios de banda ancha (frente a los cerca de 2,7 de Vodafone-Ono) y un liderazgo claro pero estrecho con la británica en el móvil. Pero hay motivos para argumentar que el nuevo gigante tiene los pies de barro .

Uno de los principales retos del nuevo grupo es que la gran mayoría de sus clientes de internet utiliza una tecnología cada vez más obsoleta, el ADSL, con prestaciones adecuadas para usuarios poco exigentes, de menos márgenes y facturación y más rotación que la fibra. Pero, lo que es aún más grave es que les falta una pata entera en el negocio de las tarifas «todo en uno»: la televisión. 
 
Si bien es cierto que Jazztel, de la mano del proveedor chino ZTE, ha ido desplegando fibra a buena velocidad y tiene el objetivo de alcanzar terminar el año con 5 millones de accesos; o que en el marco de su plan Essentials 2020 Orange está comprometido a alcanzar en nuestro país los 10 millones de accesos con esta tecnología, una cosa es la cobertura y otra muy distinta son los clientes. Para conseguirlos, tanto Movistar como Vodafone ponen mucho énfasis en sus respectivos negocios de TV. Pero ni para Orange ni para Jazztel esto ha sido, hasta el momento, una prioridad. Ni mucho menos. Casi todo lo contrario.
 
Orange cuenta con negocio de TV, pero apenas le supuso una facturación de 3,7 millones de euros en el último trimestre de 2014, diez veces menos que la de Ono. Según los datos registrados por la CNMC, Jazztel no se imputó ni un euro de ingresos por este rubro, ya que la única oferta de contenidos que ofrece a sus abonados no es suya: es Yomvi, de Canal+. Un producto que hoy, no lo olvidemos, está en manos de Telefónica. 
 
Jazztel no abandonó el mundo de los contenidos de forma gratuita, lo hizo para esquivar la obligación regulatoria (y arbitraria) para las compañías de telecomunicaciones de pagar un 0,9% de sus ingresos totales para la financiación de RTVE (aunque después, el Tribunal Económico-Administrativo Central (TEAC) daría la razón a los operadores y restringiría la base para el cálculo a los ingresos de explotación directamente relacionados con la TV). Lo consiguió, pero a cambio de quedarse fuera de juego en este segmento.
 
El presidente y CEO de Orange, Stephane Richard, afirmaba en la presentación de su plan Essentials, que el objetivo del grupo en España era duplicar los ingresos por servicios convergentes, con una especial atención a la televisión. Sin embargo, no está claro cómo piensan hacerlo sus empleados, teniendo en cuenta que parten desde la última posición y muy rezagados.
 
El presidente de Telefónica de España, Luis Miguel Gilpérez, insiste con orgullo en que la suya es una compañía de contenidos de vídeo, con un historial reciente que incluye la compra de Canal+ y de numerosos derechos audiovisuales como la Fórmula 1 y el MotoGP; la oferta de un paquete básico de TV a todos sus abonados de Fusión y Movistar Series, un producto de series revolucionario (al menos para lo que se estila en España).
 
Vodafone, tras la compra de Ono, se ha hecho con una plataforma de televisión muy avanzada, Tivo, que va a hacer evolucionar en breve, y una base de clientes de alta velocidad acostumbrada a disfrutar de servicios de TV de valor añadido y a pagar por ellos. Además, si Netflix llega a algún acuerdo con operador en España, el historial de la británica en otros mercados les deja en una posición de cierta ventaja.
 

Sin fútbol, en fuera de juego

 
El escaso peso relativo de Orange en el mundo de la TV, a pesar de su elevado número de clientes, le va a suponer, además, un disgusto a la hora de conseguir contenidos premium como el fútbol. Y es que, según fuentes consultadas por SABEMOS, las condiciones que regirán el reparto de los costes entre los operadores que quieran acceder a la Liga BBVA implican un reparto por coeficientes que valora el número total de clientes de las mismas, no el número de abonados de TV. Esto implicaría que el nuevo grupo Orange-Jazztel, que apenas da televisión a sus clientes, deberá pagar si quiere el fútbol una suma desproporcionada de dinero en relación con su número de abonados de TV.
 
Y es una pescadilla que se muerde la cola: Si hacen la inversión, es imposible que la rentabilicen por muy deprisa que quieran captar abonados, especialmente si recordamos que se trata en su gran mayoría de clientes de ADSL. Y si no hacen la inversión, deberán conseguir algo que se antoja casi mágico en nuestro país: crecer en televisión sin fútbol.
 
¿Logrará Orange superar esta debilidad y recuperar terreno en este apartado? Según Richard, ése es su objetivo. Pero no está nada claro cómo piensan hacerlo..
 
A por el 90%

El próximo miércoles Orange cerrará la OPA de Jazztel, idealmente después de haber conseguido superar el 90% que le permitirá hacerse con el 100% a través de la cláusula de compraventa forzosa. En caso de no conseguirlo, lo que obligaría a mantener la cotización con un capital flotante reducido, la compañía podría estudiar otras opciones, como ampliar capital para comprar los activos españoles de la francesa. Aunque los fondos Aiken habían presionado para conseguir una valoración de 20 euros por acción, finalmente desistieron, y las operaciones en las últimas semanas han estado dominadas por el centimeo, rápidas entradas y salidas en el valor para arañar pequeñas subidas y esquivar pequeñas bajadas.

 

Foto: Orange France en Flickr

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