Del 15 al 17 de septiembre, millones de personas en todo el mundo saldrán a las calles para exigir «un fin rápido, justo y equitativo a los combustibles fósiles». Esta ola de movilizaciones globales incluirá la Marcha para #EndFossilFuels rápido, justo y para siempre en la ciudad de Nueva York, el 17 de septiembre, mientras los líderes mundiales asisten a la Cumbre sobre Ambición Climática del Secretario General de las Naciones Unidas.
Esta movilización histórica renueva y refuerza, según sus convocantes, «los esfuerzos coordinados a nivel mundial centrados en poner fin a la era de los combustibles fósiles. La escala de esta movilización y la urgencia del momento subrayan los impactos devastadores del reciente calor récord, las inundaciones mortales y el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos. La crisis climática está aumentando y, en respuesta, también lo está el movimiento global por la justicia climática. En todo el mundo, nos estamos uniendo para luchar contra la industria de los combustibles fósiles y sus facilitadores».
En su manifiesto plantean que la principal causa del cambio climático son los combustibles fósiles : carbón, petróleo y gas. Asimismo, responsabilizan a la industria de los combustibles fósiles y sus facilitadores «de la crisis climática e impulsar un sistema económico depredador y destructivo que daña a los pueblos y al planeta».
Los pueblos y comunidades de todo el mundo han hecho campaña incansablemente contra el carbón, el petróleo y el gas durante décadas, mientras, dicen, «la industria de los combustibles fósiles conoce el daño que causan y ha utilizado todos los trucos para mantener el flujo de sus ganancias».
Ponen el acento en el que la misma industria «está impulsando distracciones dañinas y peligrosas: mercados de carbono, compensaciones y eliminaciones en forma de las llamadas ‘soluciones basadas en la naturaleza’ y geoingeniería destinadas a mantenerse en el negocio por más tiempo y no asegurar un futuro habitable».
Por otro lado apelan a la claridad de la Ciencia: «lo que el mundo necesita ahora es una transición rápida y justa hacia un sistema energético eficiente, justo y universal basado en fuentes de energía limpias y producido con respeto por la naturaleza y los derechos soberanos de los pueblos indígenas y las comunidades locales»
Respecto a la responsabilidad, llaman la atención a «los líderes de las naciones ricas con un legado histórico de contaminación para lograr una eliminación rápida y justa de los combustibles fósiles y financiarla a nivel mundial». Entienden que esta transición debe estar respaldada por «una transformación de los sistemas actuales que priorice la justicia y las estructuras socioeconómicas equitativas, el cero real sobre el cero neto, salvaguardando al mismo tiempo los derechos de los trabajadores y las comunidades».
