No.

No, José Manuel, no.

Uno no hace esto de dimitir, José Manuel.

Ven aquí, José Manuel, que yo te lo explico.

En política, José Manuel, uno miente, engaña, manipula y trinca todo lo que puede, porque puede y porque esto es la ley de la selva, José Manuel. Hasta ahí bien, todo entendido, todo disculpado -al fin y al cabo, José Manuel, esto es España, el país donde lo único que no se perdona nunca es fallar un penalti-.

En política, José  Manuel, uno puede tener una empresa opaca en Panamá para defraudar a Hacienda. Uno puede ser el administrador, firmar los papeles, guardar la pasta, José Manuel. Uno puede cerrarla al año siguiente, José Manuel. Uno puede defenderse cuando le pillan, dar explicaciones y darlas mal, José Manuel. Uno puede mentir y dar tres versiones distintas en 24 horas, José Manuel.

Todo eso y más está permitido en política, José Manuel.

Incluso conseguir una suite presidencial en el Breathless Punta Cana, que cuesta 1.300 euros la noche en temporada baja, incluyendo dormitorio, salón comedor, cocina, baño con jacuzzi, terraza frente al mar con otro jacuzzi y un mayordomo privado, por tan solo 70 euros, José Manuel.

Uno puede despreciar al sector de las telecomunicaciones, legislar a favor de sus amigos, cargarse las renovables en España, garantizarse un puesto de por vida en cualquiera de las eléctricas, José Manuel.

Uno puede estar rodeado de casos como el Salmón, el Caso Chalet, el caso Isolux o el caso Eólico, José Manuel. Pequeños casos de corrupción insular que no llegan a nada, José Manuel.

Nada de eso está mal visto en política, José Manuel.

Lo que está feo, José Manuel, es dimitir cuando ya te han prestado su apoyo tus amigos Margallo, Cospedal y Catalá. Cuando han salido a partirse la cara por ti, porque se lo ha mandado tu íntimo amigo el presidente Mariano, presidente en funciones Mariano, José Manuel. Que estamos en funciones, José Manuel, y puede pasar cualquier cosa ahora.

Está feo el dimitir cuando el presidente en funciones Don Mariano dijo hace tan solo una semana que él “asumiría la responsabilidad cuando alguien elegido por mí cometiese un acto de corrupción”, José Manuel.

¿No te das cuenta, José Manuel, de que con este acto vil y despreciable de dimitir, estás asumiendo tácitamente tu culpabilidad?

Culpabilidad de un acto que lleva prescrito más de una década, José Manuel.

¿No te das cuenta, José Manuel, de que con este acto vil y despreciable de dimitir, estás  poniendo al presidente en funciones don Mariano en la penosa situación de no hacer nada al respecto?

De no hacer nada al respecto conscientemente, José Manuel.

Debería darte vergüenza, con lo cerca que están las elecciones en las que vamos a volver a ganar, José Manuel. No asumimos nosotros la culpa de los sobres, que no han prescrito, ni de la contabilidad B del partido, ni la de los despidos en diferido, ni la de la pitufotrama valenciana, ¿y vas y dimites tú por una cosa de hace veintiún años, José Manuel?

Uno no hace esto de dimitir, José Manuel.

No, José Manuel, no.

No.

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