La primavera ha llegado al parque zoológico de Barcelona con el nacimiento de una cría de mona araña parda (Ateles hybridus), una especie en peligro crítico de extinción según la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
La cría se encuentra en perfecto estado de salud y está siendo protegida en todo momento por su madre, Perla, explican desde el ayuntamiento. «Es la tercera cría de esta hembra. El rol de la madre es muy importante en este momento para el resto de hembras del grupo, que pueden observar y aprender cómo cuida la cría».
El Zoo de Barcelona participa activamente en el programa europeo de especies en peligro EAZA Ex-situ Programme (EEP), coordinado por la Asociación Europea de Zoos y Acuarios, para facilitar la reproducción de esta especie. «Estos programas pretenden mantener una población estable y sana a nivel europeo para que algunos de estos miembros puedan reforzar las poblaciones naturales y llevar a cabo programas de reintroducción», ha explicado el director del Zoo, Antoni Alarcón. Además, quieren vehicular la educación para la conservación y promover el soporte a actividades de conservación que se desarrollen en el medio natural. «El nuevo modelo de Zoo está comprometido con la preservación de la biodiversidad, especialmente de especies que, como la mona araña, están muy amenazadas», ha añadido Alarcón.
Actualmente, en el Zoo de Barcelona hay un grupo familiar de 9 individuos formado por un macho, tres hembras adultas, una de ellas de edad avanzada, y 5 hembras más jóvenes, nacidas entre 2016 y 2019.
La población actual del EEP de la mona araña consta de 69 individuos: 32 machos, 35 hembras y 2 aún sin sexar, repartidos en 16 instituciones.
La población de la mona araña se ha reducido al 80%
La mona araña es una de las especies de primate más grandes que habita en Latinoamérica. Se caracterizan por una larga cola prensil que utilizan como extremidad adicional. Tampoco tienen pulgar en sus manos, lo que les facilita la braquiación, ya que suelen desplazarse por las copas de los árboles, donde viven gran parte del tiempo.
La población natural de esta especie, que habita en las selvas septentrionales de América del Sur, está disminuyendo de forma preocupante y en los últimos 45 años se ha reducido en un 80%. Las principales amenazas que sufre la especie son la desaparición del hábitat natural por la deforestación ocasionada por la expansión de la agricultura y las compañías carpinteras, así como la caza furtiva, ya que su carne es bastante apreciada en muchas regiones de su área geográfica.