El término estadounidense wishful thinking se refiere al proceso a través del cuál uno cree que es real, o al menos casi real, algo que solamente desea. Pues bien, eso es lo que emana de las declaraciones de Jaume Roures cuando afirma que venderá su canal BeIN a Telefónica por 3 euros cada abonado, menos dinero del que pagan sus rivales, en una operación que sumaría los 130 millones de euros.

Para empezar, el hecho mismo de que Roures, que había dicho anteriormente que no podía discriminar a otros operadores cobrándoles más, lance a los medios dicha propuesta, implica únicamente el reconocimiento de que Mediapro necesita más a Movistar+ y a sus cuatro millones de abonados, de lo que Telefónica necesita el fútbol europeo para retener clientes, especialmente cuando buena parte de los encuentros están en abierto. Y a medida que pasen las rondas y vayan cayendo equipos españoles, el valor del producto será aún menor. Parece que la política adoptada por Luis Miguel Gilpérez, presidente de la operadora, ha dado sus frutos.

El problema para Mediapro es que Movistar+, tras haber llegado hasta aquí sin fútbol, puede esperar aún un poco más. Concretamente, hasta que se resuelva la subasta por los derechos de la Liga para las tres próximas temporadas. 

Cada euro que no le entregue Movistar a Mediapro es un euro menos que pujará en su contra en unas negociaciones que se esperan muy competidas, y en las que la operadora no deja de expresar sus suspicacias de que no vaya a haber toda la transparencia debida. Javier Tebas, presidente de La Liga, tiene buenas relaciones con Mediapro, hasta el punto de que ésta última se ha llevado 100 millones de euros como comisionista en la operación de venta de los derechos internacionales, a razón de 615 millones de euros por temporada. 

Porque quizá 100 millones de euros más o menos no son determinantes en una subasta multimillonaria. Si se venden los derechos a los precios de la presente temporada, estaríamos hablando de 1.800 millones de euros. Lo que se está midiendo aquí es la capacidad de sacrificio para conseguir unos objetivos. En su día ya dijimos que la situación entre Mediapro y Movistar es la de dos rivales que, después de haber lanzado sus coches uno contra otro, todavía salen del siniestro con ganas de enzarzarse a puñetazos. Pues bien, Mediapro está dando claros síntomas de agotamiento, y Movistar no deja de golpear. 

Eso sí, Vodafone, Orange y Telecable han comprado palomitas para ver la pelea y preferirían que ésta no terminase nunca.

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