Ría de Bilbao | Foto: José Francisco Fernández/Pexels

Greenpeace ha presentado un documento con sus propuestas para poder transformar Euskadi a favor del territorio, las personas y la justicia social. Frente a las políticas devastadoras que arrasan la naturaleza, la salud y la sostenibilidad de la vida, la organización ecologista considera que es imprescindible hablar de propuestas políticas concretas y realistas para abordar la crisis climática, la pérdida de biodiversidad, la creciente desigualdad y un modelo socio-económico caracterizado por el crecimiento ilimitado que choca de frente contra los límites del planeta. 

Las numerosas peticiones, que Greenpeace remitirá a los partidos que concurren a las elecciones del 21 de abril, están distribuidas en ocho grandes apartados que abordan la energía, la movilidad, el agua, el patrimonio natural, la Euskadi rural y el sector primario, el modelo de consumo, la economía social y la democracia y participación ciudadana.

«Aunque los partidos llevan meses de precampaña, todavía las propuestas relacionadas con la transición energética o la conservación de la biodiversidad brillan por su ausencia. Es cierto que en Euskadi se ha avanzado en legislación climática, pero todavía queda mucho por hacer. Y mientras se sigan impulsando desde las instituciones públicas proyectos como el del Guggenheim en Urdaibai, estaremos muy lejos de la dirección que tienen que tomar nuestras políticas. Necesitamos medidas ambiciosas y un giro de 180 grados en las políticas socioambientales. Queremos invitarles a caminar juntos hacia una Euskadi más justa en términos ambientales y sociales», ha afirmado Lorea Flores Compains, coordinadora de Greenpeace en Euskadi.

Cuestiones esenciales

Entre las numerosas medidas que Greenpeace ha incluido en sus propuestas de cara a la próxima legislatura del Parlamento vasco, cabe destacar, en materia de energía, el compromiso para planificar el abandono progresivo de los combustibles fósiles y la descarbonización de la economía para 2040, reduciendo la demanda energética a la mitad y estableciendo un sistema energético 100 % renovable, democrático y que proteja la biodiversidad.

Respecto a la movilidad, piden aprobar un plan vasco para la movilidad sostenible y que la próxima sea la legislatura del tren social y del transporte público en general.

También consideran necesario acabar con el derroche y la mala gestión del agua y los acuíferos, poniendo el freno a la ganadería y la agricultura industriales, a la contaminación urbana e industrial, y estableciendo medidas claras para la recuperación y protección de las aguas subterráneas.

Garantizar la protección de la costa, respetar la ley de costas y evitar los impactos de nuevos proyectos de urbanización, servicios o industriales, así como prohibir aquellos cuyos impactos sean imposibles de solventar es una de las propuestas sobre patrimonio natural.

Asimismo, inciden en avanzar hacia una Euskadi con lugares, aldeas y pueblos con todos los servicios, defendiendo la soberanía alimentaria, avanzando hacia la agricultura y ganadería ecológicas, las cadenas de proximidad y la defensa de la pesca artesanal y sostenible.

En materia de consumo, la cuestión que Greenpeace traslada a los partidos políticos es la garantía de una compra pública ecológica, local y sostenible, estableciendo al tiempo políticas que fomenten la reparabilidad, la reutilización y el intercambio, dejando de lado el actual modelo basado en la incineración y vertido de residuos y avanzando en la economía circular.

Por otro lado, insta a salir del marco de una economía de oligopolios, garantizando el acceso a los servicios básicos para todos, avanzando en la fiscalidad verde y fortaleciendo el tejido económico de la economía social, ecológica y de cuidados.

La última medida es la puesta en marcha de mecanismos efectivos que permitan más y mejor participación ciudadana, fomentando la toma de decisiones participadas sobre asuntos de trascendencia y la transparencia en la gestión pública.

El papel de las campañas electorales

Para la organización ecologista, frente a minorías que acaparan la riqueza, depredan los recursos y el patrimonio natural, escapan de sus responsabilidades democráticas, desvían la atención de la opinión pública e ignoran a las futuras generaciones, es tiempo de plantear alternativas desde una acción política valiente, concreta y sin distracciones que lleve a un modelo de sociedad y de economía en paz con el planeta.

«Las campañas electorales deben servir para que quien se presenta a las elecciones de propuestas concretas que interesen a todas las personas, y no sólo de dar titulares llamativos. Queremos también oír hablar del cambio climático, de la naturaleza, de la justicia social… porque nos estamos jugando el futuro de Euskadi y de las próximas generaciones. No queremos que la sostenibilidad sea una simple coletilla fácil. Necesitamos políticas, no declaraciones, y que nos digan lo que van a hacer para poder valorar cuál es la mejor opción», ha concluido Lorea Flores, de Greenpeace.

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