La negativa de Podemos a entrar en Gobiernos que encabece el PSOE complica los acuerdos postelectorales en Valencia, Aragón y Baleares. El aspirante popular de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, habla ya de convocar nuevos comicios mientras Uxúe Barkos inicia una negociación a cinco bandas en Navarra para tratar de formar un Ejecutivo.

El fantasma de la ingobernabilidad sobrevuela España. El fenómeno que muchos temían que se apoderara de las instituciones tras los comicios del 24-M -y que tiene paralizada políticamente a Andalucía desde hace dos meses- comienza a reproducirse por diferentes puntos del país. Los partidos emergentes, Podemos y Ciudadanos, tienen la llave del poder en casi todas las autonomías y están aprovechándolo para apretar las tuercas a PSOE y PP, que en no pocos casos dieron por hecho que unos y otros les despejarían el camino.

Especialmente confiados estaban los socialistas, que nada más terminar el recuento se veían presidiendo gobiernos de coalición en Valencia, Baleares o Aragón. Sin embargo, el partido de Pablo Iglesias ha dejado claro que no participará en Ejecutivos que no lidere y que sólo si el PSOE da un giro “de 180 grados” le facilitará investiduras. De hecho, en la Comunidad Valenciana su primer movimiento ha sido tender puentes con Compromís para tratar de formar un bipartito que excluya al barón socialista, Ximo Puig. Y es que los escaños de Podemos (13) y los nacionalistas valencianos (19) suman uno más que los del PP (31) y nueve más que los del PSPV-PSOE (23). Visto el panorama, Puig viró ayer su estrategia y amagó con iniciar conversaciones con Ciudadanos (13 diputados). Tras eso, el barón de Iglesias, Antonio Montiel, le citó a una cumbre el lunes junto a la candidata de Compromís, Mónica Oltra, para «hablar».

Echenique intenta presidir Aragón pese a haber sido superado por PP y PSOE

Otro que intenta ser presidente habiendo sacado peor resultado que el PSOE es el candidato de Iglesias en Aragón, Pablo Echenique. Ayer aseguró que “es difícil que si no hay un gobierno de Podemos pueda haber cambios reales”, remarcando que es “imposible de saber en estos momentos” si va a pactar con el aspirante socialista, Javier Lambán. Su posición es más débil que la del valenciano Antonio Montiel, ya que necesitaría el apoyo expreso del PSOE (18 escaños) para ser presidente. Con sus 14 parlamentarios, los dos de ChA y el de IU no podría superar una investidura a la que se opondría el PP (21 escaños) y con toda probabilidad el PAR (6) y Ciudadanos (5).

Idéntica situación se vive en Baleares. Podemos se reunió ayer con los nacionalistas de MÉS para comenzar a trabajar en “acuerdos para el cambio”, dejando al margen a la líder de los socialistas baleares, Francina Armengol. Su coordinador de campaña salió al paso de esos contactos aclarando que la negociación ha de ser a tres bandas y “no se entendería que se quisiera hacer un bloque que estuviera por encima de otro, sería contradecirse”.

El PP se abstendrá en Extremadura

Podemos trata de desplazar al PSOE por la vía de los hechos, tras haberse quedado muy lejos de superarle en las urnas. Consciente de que entenderse con un partido al que ha atacado con dureza en la campaña electoral le restaría crédito, busca fórmulas para evitarlo. El problema es que, de no pactar con los socialistas, la alternativa en algún caso sería un Ejecutivo del PP. En Extremadura eso no pasaría porque José Antonio Monago ya dijo que se abstendrá en la investidura de Guillermo Fernández Vara. Pero en Castilla-La Mancha ganó el PP de Cospedal y allí el proceso de elección del presidente contempla designar al número uno de la lista más votada si no hay acuerdo suficiente.

Por eso, el PSOE de Emiliano García-Page y el Podemos de José García Molina están condenados a entenderse y votar al unísono. Fuentes oficiales de la formación del círculo en esa región garantizaron ayer a SABEMOS que en ningún caso entrarán en el Gobierno: “No hablaremos de sillas, sino de propuestas y medidas, no queremos saber nada de cargos”. Además, indicaron que no tienen prisa por iniciar las conversaciones, que comenzarán “la semana que viene, porque nuestro candidato no es un político profesional y tiene mucho trabajo en la universidad hasta entonces”. Sí reconocieron un primer contacto telefónico producido el martes por iniciativa de Page, “una llamada breve e informal”.

Una de las condiciones que plantearán al barón socialista será la de reformar la polémica ley electoral aprobada por Cospedal esta legislatura, apuntaron las mismas fuentes. En todo caso, el paquete de exigencias se concretará tras la reunión que los barones de Podemos mantendrán con la Ejecutiva mañana y tras el Consejo Ciudadano convocado para el sábado. Pablo Iglesias ha llamado a capítulo a los 81 dirigentes del partido -entre los que se encuentran los candidatos regionales- para consensuar una estrategia común, decisión similar a la que tomó el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, el martes al difundir la hoja de ruta que deben seguir todos sus cargos en las negociaciones postelectorales.

Y es que los diputados del partido naranja son determinantes en las investiduras de los presidenciables populares de Murcia, La Rioja y Madrid. En Castilla y León el PP también requiere de al menos una abstención, pero podría obtener la del diputado de Unión del Pueblo Leonés si se resiste la de C’s. Quien más complicado lo tiene es Cristina Cifuentes en la Asamblea madrileña, ya que necesita el voto favorable de los 17 diputados de Rivera. Según lo estipulado por la dirección naranja, eso sólo es posible si la candidata asume la mayor parte de las 26 propuestas difundidas, entre las que se incluye instar a cambiar la ley para hacer obligatorias las primarias en todos los partidos.

«Si no se garantiza la gobernabilidad, habrá que ir a elecciones», señaló ayer el candidato murciano del PP

Al riojano Pedro Sanz y al murciano Pedro Antonio Sánchez les basta con la abstención de Ciudadanos para ser presidentes, pero también eso se vende caro. “La posición de inicio es el voto en contra”, subraya el citado documento de Rivera, y “sólo a través de un proceso de negociación basado en nuestras propuestas será posible cambiar esta posición”. Sánchez ya advirtió ayer lo compleja que es la situación y contempló la posibilidad de repetir los comicios: “si no hay altura de miras, si no se garantiza la gobernabilidad, habrá que ir a elecciones, pero creo que no es lo que la sociedad pide de nosotros”.

La situación es aún más difícil en Navarra -Geroa Bai empezó ayer una ronda de contactos para investir a Uxue Barkos, empresa en la que tiene que unir a Podemos, IU y PSN o Bildu-, mientras empieza a despejarse en Cantabria -el PRC de Revilla tiene avanzados los pactos con el PSOE, aunque aún requeriría la abstención de Podemos o Ciudadanos- y en Canarias -parece claro que Coalición Canaria y los socialistas volverán a entenderse-. En Asturias, en cambio, todo está encallado. Allí la ley impide votar en contra de los candidatos y ya hay quien contempla un escenario con tres aspirantes empatados a 14 escaños.

Un panorama que se dio en el año 2005 en la Cámara vasca, cuando los candidatos de PNV y PSE a presidirla empataban a votos por la negativa de la izquierda abertzale a respaldar a Juan María Atutxa. Los nacionalistas vascos finalmente cedieron y retiraron la candidatura del exconsejero de Interior que con tanto ímpetu había combatido a ETA. Las condiciones que esta vez ponen los partidos minoritarios, sin embargo, van mucho más allá de nombres y presentan situaciones inéditas que los partidos tradicionales de momento no están sabiendo solventar.

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