• El PSOE pretende articular una mayoría junto a Ciudadanos, PNV, Compromís, IU y CC que supere el rechazo de PP, ERC, DiL y Bildu.
• La abstención de los 65 diputados de Podemos es vital en la operación y lo más complicado de conseguir.
• Los socialistas pondrán a Iglesias ante la dicotomía de facilitar el desalojo de Rajoy o abocar a nuevas elecciones.
• El partido morado consultaría a sus bases un pacto de Gobierno, pero no el sentido de voto en la investidura. Esto permite que la negociación pueda prolongarse hasta el mismo 5 de marzo.

143 votos a favor, 142 en contra y 65 abstenciones. Ese es el escenario soñado por el PSOE para la segunda votación de la investidura de Pedro Sánchez. “Es muy difícil, pero no imposible”, explican fuentes de la cocina socialista, donde día a día se diseña la estrategia y comunicación de un político que desde el 20-D no ha parado de crecer en protagonismo y liderazgo.

Sánchez ha pasado de estar sentenciado por sus propios compañeros a ser el único con posibilidades de formar Gobierno. Ahora, en su equipo están convencidos de poder cerrar el círculo con una jugada que desde fuera parece inviable: lograr el voto a favor de Ciudadanos, la abstención de Podemos y la adhesión de PNV, Compromís, IU y Coalición Canaria. Cada escaño es fundamental en la operación.

La decisión de Iglesias es ir a una mesa conjunta de la izquierda permite abrir el diálogo PSOE-Podemos

El PSOE está “muy cerca del acuerdo con todas las formaciones políticas” con las que se ha “sentado a dialogar”, se congratuló ayer el líder socialista desde Bruselas. “La única que todavía no se ha sentado a dialogar con nosotros, que es el partido de Pablo Iglesias, tiene la puerta abierta”.

Su táctica fue desde el principio, como ya explicó este diario, cortejar a los socios de Podemos para dejar sin argumentos a Iglesias. Si partidos con ideario equiparable al de la formación morada -como Compromís o IU- se entendían con el PSOE, sería inexplicable que Iglesias ni se sentara a negociar. La presión ha dado sus primeros frutos y ayer Podemos aceptó acudir a una mesa conjunta de la izquierda, sin importarle que Sánchez continúe en paralelo sus conversaciones con Rivera.

Los socialistas esperan cerrar estos días el apoyo de los 53 escaños imprescindibles para que les salga la jugada. A los 89 propios y el de su aliado electoral de Nueva Canarias necesitan sumar los seis del PNV, los cuatro de Compromís, los dos de IU-UP, el de Coalición Canaria y los 40 de Ciudadanos.

Sintonía con PNV

Con el nacionalismo vasco hubo sintonía desde el principio, como cabía esperar de una formación que gobierna al alimón con el PSE las tres diputaciones vascas y decenas de ayuntamientos. Sus reivindicaciones soberanistas son entendidas como parte de la sobreactuación que marca este tipo de procesos. Sí sería una línea roja para los jeltzales cualquier iniciativa que pusiera en entredicho el concierto vasco, cuestión que ha desaparecido de la mesa de negociación PSOE-Ciudadanos.

La negociación del PSOE con IU y Compromís avanza hacia el pacto de investidura

Compromís, por su parte, hace gala de su pragmatismo y posibilismo y antepone la prioridad de cambiar el color del Gobierno a cualquier otra consideración. Su portavoz en el Congreso, Joan Baldoví, indicó en entrevista con SABEMOS hace unos días que están muy cerca del voto a favor de Sánchez, aunque les gustaría entrar en su Gobierno y ven difícil participar del mismo acuerdo que Ciudadanos.

IU también está “incómodo” con el concurso de Rivera, pero huye de los vetos y se limita a negociar una agenda social con el PSOE para poder apoyar su investidura. Ese diálogo ya ha producido los primeros acuerdos (hasta 12 medidas concretas) y ayer Alberto Garzón reconoció nuevos “avances”.

Si Sánchez ha logrado la sintonía con partidos tan dispares sobre el papel como IU y C’s es porque ha antepuesto la política social y la regeneración, dejando para el final el debate sobre fiscalidad o mercado laboral, ámbitos en los que tendrá que ser muy creativo para contentar a un tiempo a Rivera y Garzón. Los socialistas están convencidos de que así será.

La ‘vía andaluza’

Dos obstáculos finales quedarían para sacar adelante la operación: que el partido naranja se moviera hacia el ‘sí’ -hasta ahora solo contempla la abstención- y que Iglesias permitiera un Gobierno en el que no entre Podemos. Sobre la primera, el PSOE se aferra a la salida andaluza: también a Susana Díaz le negaron su apoyo en un primer momento y al final, para evitar elecciones, apoyaron su investidura previo pacto de Gobierno. El documento que socialistas y naranjas están negociando ahora –muy avanzado en algunos bloques- es lo suficientemente prolijo como para justificar el voto a favor.

C’s ya contempla el voto a favor de Sánchez si el pacto «engloba todos los puntos»

C’s de momento insiste en que solo piensa en la abstención, pero ayer comenzó a abrir la puerta al ‘sí’. Si un pacto con Sánchez “engloba todos los puntos” prioritarios para ellos, se replantearían la postura, aseguró Miguel Gutiérrez, miembro del equipo negociador naranja y secretario general del Grupo Parlamentario. Ese movimiento requeriría de la bendición de la Ejecutiva, que podría reunirse la semana que viene para debatirlo. Rivera es más partidario de la abstención constructiva que del voto a favor pero cuando esta ha sido la única salida para el candidato en cuestión, la han tomado. Sucedió con Díaz, pero también con Cristina Cifuentes en Madrid.

Más difícil se antoja la fase final del ‘plan Sánchez’: lograr la abstención de los 65 diputados de Podemos, En Comú Podem y En Marea. Las tres facciones que componen el grupo de Iglesias tienen libertad de voto, por si la empresa no fuera lo suficientemente compleja. Preguntado por esta posibilidad, el líder de Podemos se limitó a decir ayer que no contempla «otras opciones» distintas a la de designar un Gabinete «progresista» de coalición. Con PP (119), UPN (2), Foro Asturias (1), Gómez de la Serna (1), ERC (9), DiL (8) y Bildu (2) votando en contra del PSOE (142 ‘noes’ en total), Sánchez requiere de la abstención de todos y cada uno de los escaños morados para ser investido en segunda vuelta.

«Dos bloques»

Óscar López, portavoz socialista en el Senado, ya dibujó este escenario el miércoles. “Se acerca la investidura y todo el mundo va a tener que elegir entre dos bloques”: el ya expuesto del ‘no’ y el heterogéneo pacto que, no sin dificultades, Sánchez va tejiendo. Podemos tendría entonces que elegir entre facilitar la única vía para desalojar a Rajoy del poder o apretar el mismo botón que el PP y abocar a nuevas elecciones. Porque si Sánchez fracasa será muy difícil que el Rey postule otro candidato.

Óscar López: «Todo el mundo va a tener que elegir entre dos bloques»

Los socialistas confían en poder presentar el sábado a sus bases un pacto articulado en paralelo con C’s por un lado y con Compromís, IU y el PNV por otro. El escaño de Ana Oramas (Coalición Canaria) lo tienen en el bolsillo siempre que no formen coalición con Podemos, como ella misma aseguró hace días. 

Con estos apoyos atados, la investidura de Sánchez dependería de la decisión final de Iglesias, con quien el PSOE podría llevar a cabo una negociación in extremis hasta última hora. Podemos se ha comprometido a consultar a su militancia cualquier pacto de Gobierno, pero no el sentido de su voto en la investidura. Esto es lo que permite negociar la abstención morada hasta el mismo momento en que Patxi López llame a sus señorías a votar el sábado 5 de marzo.

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