“Me siento abrumado” . Son las palabras de un joven agradecido que seguramente nunca había imaginado ser tan importante para tanta gente en tantas partes del mundo. Ésta es la historia de Moses Akatugba, a quien «las autoridades culparon de algo que nunca hizo», como dice la canción de Bob Dylan . D etenido a los 16 años en el sur de Nigeria, torturado por el Ejército y la Policía y condenado a la horca por el supuesto robo de tres teléfonos móviles, ha sido finalmente indultado gracias al apoyo de cientos de miles de personas.

Los hechos sucedieron en noviembre de 2005, cuando Moses, un estudiante de secundaria con buenas notas y cuyo máximo deseo en la vida era estudiar la carrera de Medicina en la universidad, fue detenido por el Ejército de Nigeria en el convulso Estado del Delta del Níger, en el sur del país, bajo la acusación de haber robado, a mano armada, tres teléfonos móviles y otros componentes electrónicos.

De acuerdo con sus propias declaraciones a los investigadores de Amnistía Internacional, los soldados le dispararon en una mano y lo golpearon antes de trasladarlo a un cuartel militar, en el que le mostraron el cadáver de un hombre. Como no pudo identificarlo, fue golpeado de nuevo. Por supuesto, no se le permitió llamar a un abogado ni a su madre. Durante 24 horas, nadie supo nada de él.

Con todo, lo peor aún estaba por llegar. Una vez que dejó de servirles para sus propósitos, los soldados entregaron a Moses a la Policía en la comisaría de Ekpan, en Delta del Níger, donde, según sus declaraciones, fue nuevamente golpeado reiteradamente con machetes y porras.

 

 

Según explicó a Amnistía Internacional, los agentes lo mantuvieron colgado durante varias horas. Posteriormente le arrancaron las uñas de las manos y los pies con unos alicates y le obligaron a firmar dos “confesiones” que habían sido escritas previamente por la propia Policía.

El joven finalmente firmó únicamente para que dejaran de torturarle, pero las confesiones fueron la “prueba” definitiva para procesarle por robo a mano armada. “El daño que me hicieron los agentes fue inimaginable”, explicó a Amnistía. “Nunca había sufrido un trato tan inhumano”, añadió.

En 2013, un tribunal de máxima instancia de la ciudad de Effurun condenó a Moses Akatugba, que ya había cumplido los 24 años de edad y llevaba más de ocho años en prisión, a morir en la horca por los cargos de “conspiración y robo a mano armada”. Según los fiscales, el joven había robado a punta de pistola a Akpor Mazino, dependienta de una tienda, casi 114.000 nairas en metálico, tres móviles y varios cargadores valorados en más de 100.000 nairas (el naira equivale casi exactamente a nuestra desaparecida peseta).

800.000 ACCIONES EN FAVOR DE MOSES

Para mal de algunos y bien de muchos más, Moses no estaba solo. Su historia se convirtió en 2014 en uno de los principales casos de la campaña global de Amnistía Internacional (AI) Stop Tortura. Según datos de la organización, en total se emprendieron más de 800.000 acciones en todo el mundo para pedir al gobernador del estado de Delta del Níger, Emmanuel Uduaghan, que conmutara la condena de muerte.

La campaña dio finalmente buen resultado. El 28 de mayo, en el penúltimo día de su mandato como gobernador, Uduaghan, que en octubre de 2014 se había comprometido a asumir el caso personalmente, anunció la concesión del “indulto total” a Moses Akatugba. Ese mismo día, el gobernador saliente conmutó la condena de muerte de otros tres presos.

 

Delta State Governor, Dr. Emmanuel Uduaghan has just granted total pardon to Moses Akatugba who was sentenced to death…

Posted by Emmanuel Uduaghan on Jueves, 28 de mayo de 2015

“Estoy abrumado. Quiero dar las gracias a Amnistía Internacional y a sus activistas por su gran apoyo, que me ha permitido salir victorioso de esta situación”, ha declarado Moses en una carta manuscrita. “Los miembros y activistas de Amnistía Internacional son mis héroes”, ha manifestado.

“Quiero asegurarles que este enorme esfuerzo que me han dedicado no será en vano: por la gracia especial de Dios, estaré a la altura de sus expectativas. Prometo ser un activista de los derechos humanos, para luchar por otras personas”, ha añadido Moses Akatugba, quien también ha recordado a Justine Ijeomah, director de la ONG nigeriana Fundación Derechos Humanos, Desarrollo Social y Medio Ambiente (HURSDEF, por sus siglas en inglés), y al propio gobernador Uduaghan por “mantener su palabra”.

Moses no era más que un niño cuando fue detenido y torturado. Y, en virtud del derecho internacional de los derechos humanos, no debería haber sido condenado a muerte, pues era menor de edad en el momento de cometerse el delito”, ha declarado Netsanet Belay, director del Programa para África de Amnistía Internacional. 

La organización ha reclamado al nuevo presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, que dicte de inmediato una moratoria oficial de las ejecuciones con vistas a abolir la pena de muerte. En la actualidad, más de 1.500 personas permanecen en espera de ser ejecutadas en Nigeria, entre ellas algunas que eran menores de edad en el momento del delito, según los datos de AI. “En 2013, Nigeria reanudó las ejecuciones al ahorcar a cuatro personas pese a una moratoria voluntaria”, denunció la organización.

Imagen | AIUSA

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