Dos estudios que diseccionan los últimos datos de empleo coinciden en resaltar la escasa participación de los jóvenes en la recuperación del mercado laboral tras la crisis. De hecho, el grupo de edad entre los 16 y los 34 años ha sido el más castigado desde el año 2008.

España es un país para viejos, también en lo que se refiere a la población activa. En el último análisis de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), la organización ha destacado que la destrucción de empleo ha sido “desigual” por edades.

Sólo 5 de cada 100 ocupados es menor de 25 años

De hecho, el Observatorio Laboral de la fundación ha revelado que el mercado laboral español está “muy envejecido”, ya que sólo 5 de cada 100 ocupados es menor de 25 años, mientras que el 41% son mayores de 45 años.

En las cifras negativas para los jóvenes abunda la multinacional de trabajo temporal y recursos humanos Randstad, que ha creado en España una división de estudios, Randstad Research, y para iniciar su andadura con buen pie ha publicado un primer informe sobre la reciente evolución del empleo en el país.

El director de este servicio de análisis de datos, Valentín Bote, ha destacado durante la presentación de este dossier una tendencia en el mercado laboral: los únicos grupos de población que registran bajadas en el número de ocupados desde el comienzo de la crisis son el que abarca de los 16 a los 24 años y el tramo entre los 25 y los 34 años.


Como se puede apreciar en el gráfico de Randstad Research, el grupo entre los 25 y los 34 años ha pasado de más de 6 millones de ocupados a menos de 4 millones, mientras que los comprendidos entre los 16 y los 24 años se han reducido a la mitad.

El resto de grupos poblacionales han crecido o se han mantenido de manera más o menos estable durante los años de la crisis.

Causas

Entre los factores que Bote ha barajado para que se haya producido este fenómeno están no sólo el envejecimiento de la población sino algunos propios de la crisis económica.

“Es un fenómeno complejo. Hay varias explicaciones y todas tienen su parte de razón. Por una parte, es cuestión de los costes en el momento de ajustar las plantillas. El perfil del trabajador joven tiene una antigüedad menor y eso termina generando unos costes de indemnización menores. Pero también hay un problema de cualificaciones, ha resaltado el responsable de Randstad Research.

Los trabajadores jóvenes generan unos costes de indemnización por despido menores, según Valentín Bote

En este sentido, el de la cualificación, Valentín Bote ha dicho que la generación actual de jóvenes está “muy titulada pero muy polarizada”, dado que existe una gran proporción de menores de 34 años con estudios superiores pero también una cuota muy importante de jóvenes con bajas cualificaciones, que han visto cómo la crisis ha “estrangulado” sus oportunidades laborales.

Aunque Fedea ha explicado que parte de la descompensación en la sangría de ocupados según su edad se debe al envejecimiento demográfico, también ha apuntado que algunas de las diferencias entre autonomías están provocadas por la emigración interior y también hacia el extranjero. Un criterio que no todo el mundo comparte.

Valentín Bote cree que el fenómeno de la emigración juvenil es “lo que menos ha reducido la población activa”. Existen “casos anecdóticos” según este economista, que fue director general de Estrategia y Fomento de Empleo del Gobierno de la Comunidad de Madrid entre 2007 y 2015, contrario a los “discursos catastrofistas” acerca de la fuga de cerebros.

Eso sí, Bote ha reconocido en declaraciones a SABEMOS que “ha salido gente muy cualificada” que le vendría muy bien a España en el futuro, un personal que además ha sido formado con las contribuciones de los ciudadanos españoles.

Otras tendencias

Entre las conclusiones del informe de Randstad, Bote también ha destacado la alta tasa de parados de larga duración. No en vano, se observa que desde mediados del año 2013 es la tipología de desempleo más habitual entre las franjas analizadas.

Parte de este problema se deriva del escaso éxito de la intermediación para conseguir trabajo, según Valentín Bote.

“Los servicios públicos de empleo, al no ser capaces de gestionar empleados de manera eficaz, se han convertido en máquinas de generar parados de larga duración”, ha afirmado el responsable de Randstad Research, quien ha abogado por una mayor participación del sector privado en esta actividad.

Pero ese es sólo uno de los problemas adicionales que tiene el mercado laboral español. Los otros tres grandes campos que preocupan a Randstad Research son la temporalidad del trabajo, la desigual cualificación de los parados y el repunte del empleo público durante el último año, en su mayoría temporal, lo que suscita dudas sobre los procesos de selección. Todavía hay trabajo -nunca mejor dicho- por hacer.

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