Un equipo de la ONU inspecciona una bomba sin detonar de 500 kilos situada en una carretera principal de Jan Yunis | Foto: UNOCHA/Themba Linden

Mientras que Feijóo confirmó en el Congreso de los Diputados la posición del PP a favor de la solución de los dos Estados, abogando siempre por una resolución que surgiera de un proceso negociador y con el respaldo internacional, hoy la presidenta Isabel Díaz Ayuso, ha vuelto a rechazarla idea de reconocer a Palestina como Estado, relacionando cualquier intento de hacerlo con un apoyo indirecto al terrorismo de Hamás. Esta simpleza contrasta terriblemente con la realidad que se vive en la Franja de Gaza. Que la máxima autoridad de la Comunidad de Madrid muestre esta posición gélida, despojada de la más mínima empatía, es realmente preocupante y da lugar a un buen número de preguntas que se resumirían en una muy coloquial: ¿En manos de quién estamos?

Quizás a la presidenta no le interese la situación en Oriente Medio, pero la tozuda cotidianidad de los últimos meses, nos habla de destrucción, de la población luchando por sobrevivir, como ha afirmado el coordinador de Asuntos Humanitarios de la ONU para los Territorios Palestinos Ocupados, que ha formado parte de una misión de evaluación en la ciudad meridional de Jan Yunis, tras la retirada militar israelí de la semana pasada.

«El personal humanitario está trabajando duro para ayudarles, pero necesitamos seguridad, acceso y una facilitación fiable por parte de las fuerzas israelíes, cuyas responsabilidades no terminan cuando se dejan los suministros en la frontera», afirma Jamie McGoldrick.

Todos los edificios que visitó el equipo y la mayoría de los que pudieron ver habían sufrido daños, mientras las carreteras pavimentadas habían quedado reducidas a caminos de tierra.

El equipo inspeccionó un almacén de la ONU, cuatro centros médicos y ocho escuelas. Informaron de que habían visto daños muy importantes en todos esos edificios menos en uno.

En el refugio de Fukhari y en una escuela de la agencia de la ONU para los Refugiados palestinos (UNRWA), según McGoldrick, la organización está prestando servicios a 116.000 personas sólo en ese lugar.

Jan Yunis yace en ruinas tras la retirada de las fuerzas israelíes | Foto: UNOCHA/Themba Linden

Calles llenas de bombas

La comunidad necesita más suministros y apoyo, incluidos alimentos, agua, salud y saneamiento.

Las calles y los espacios públicos de Jan Yunis están plagados de artefactos explosivos sin detonar, lo que supone un grave peligro para la población civil, especialmente para los niños.

El equipo encontró bombas de 500 kilogramos sin detonar tiradas en las principales intersecciones y en el interior de las escuelas.

Los residentes describieron la grave escasez de alimentos y agua y la pérdida de servicios sanitarios críticos debido a la destrucción de los hospitales Al-Nasser y Al-Amal.

Enlace con el Ejército israelí

McGoldrick representó el miércoles a los trabajadores humanitarios de la ONU y a sus socios en una reunión con el Mando Sur de las Fuerzas de Defensa israelíes, así como con COGAT, el organismo israelí responsable del flujo de ayuda en Gaza.

El veterano coordinador presentó una lista de peticiones para mejorar el suministro de ayuda en todo el enclave a la escala necesaria para evitar la hambruna generalizada que se avecina.

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