La coalición de Alberto Garzón, que integrará a sus candidatos en Ahora en Común, cree que puede obtener grupo propio en el Congreso pese a la irrupción de Podemos. Los ocho diputados logrados hace 15 años son la meta marcada. Los esfuerzos se centrarán en Madrid, Andalucía, Valencia y Asturias.

Izquierda Unida pagó caro en el año 2000 la retirada de Julio Anguita y el pacto preelectoral alcanzado con el PSOE para apoyar una hipotética investidura de Joaquín Almunia. Los 21 escaños de 1996 -hasta ahora el techo de la coalición- se quedaron en apenas ocho, tras perder 1,4 millones de votos. El candidato Francisco Frutos vio finiquitada su carrera política la misma noche electoral. Pero las ironías del destino han querido que el objetivo para las generales de este año sea precisamente reeditar aquel resultado. La irrupción de Podemos ha achicado espacio a una IU que desde aquel batacazo continuó en caída libre, para recuperarse ligeramente en 2011 (once escaños). Tras fracasar el intento de crear una lista conjunta, se darían con un canto en los dientes si ahora logran el 5% del voto y conservar el grupo parlamentario.

El candidato de IU se erige en referente de la izquierda frente a quienes “solo piensan en las próximas elecciones”

Así lo confirman a SABEMOS fuentes de la organización: “nosotros no somos UPyD, tenemos un suelo electoral sostenido durante décadas, podemos mantener entre siete y nueve diputados si hacemos una buena campaña”. Ni el sistema electoral ni la competencia del partido de Pablo Iglesias hace pensar a IU que pueda quedarse fuera de juego el 20-D. “Contra la ley electoral llevamos toda la vida luchando, sabemos cuáles son nuestras plazas fuertes y nos centraremos ahí”, argumentan. Y sobre el partido morado, se fía todo a la estrategia de presentarse como guardián de las esencias de la izquierda ante el giro al centro de Iglesias: “Hay mucho votante de izquierdas desencantado con Podemos, tenemos que conseguir seducirlos”.

A ello va a dedicarse Garzón, como está dejando claro en sus últimas apariciones públicas. Tras romperse la negociación con Podemos, el candidato de IU criticó que Iglesias vea la política como “un mercado de fichajes” y priorice el tacticismo ante los principios. Ayer, en la presentación de su candidatura a las primarias de Ahora en Común -la plataforma de confluencia donde se integrarán los candidatos de IU- insistió en que el suyo es un proyecto “claramente de izquierdas” frente al cortoplacismo de los que “solo piensan en las próximas elecciones”. Su discurso nunca estará supeditado al cáculo, advirtió, porque aspira a convencer a una mayoría social de que las ideas que defiende “son las mejores”.

Con esa estrategia, IU confía en obtener representación en las provincias donde tradicionalmente mejor le ha ido. A un lado quedaría Barcelona, lugar donde su candidatura siempre ha sacado al menos un escaño y en la que esta vez irá de la mano de Podemos e ICV bajo una fórmula aún por concretar. En Madrid bastaría con superar el 3% del voto para que Garzón consiguiera su acta, cosa factible a tenor de las encuestas -tres de las últimas cuatro publicadas le dan entre el 4,2% y el 5,6% a nivel nacional- y del histórico en la capital: su peor resultado en Madrid se dio en 2008, cuando se quedó en el 4,7%. Un segundo parlamentario en esta circunscripción se conseguiría a partir del 5%.

Solo dos diputados repiten en las listas

A partir de ahí, se trataría de sacar diputados en el resto de lugares fetiche, aquellos que casi nunca se le resistieron: Valencia, Asturias, Sevilla, Málaga y Zaragoza. En 2000, Frutos logró actas en todas menos en la capital maña, con un porcentaje global de voto del 5,45%.

Así las cosas, no es descabellado pensar en que Ricardo Sixto revalide su escaño por Valencia, aunque baje del 6,77% de 2011. Toni Cantó lo logró entonces para UPyD con menos del 6% y la dispersión actual del voto puede bajar aún más el nivel. Sixto es, junto a Garzón, el único diputado de La Izquierda Plural que repetirá en las listas, circunstancia que refleja el proceso regenerador con que se quiere lavar la imagen de la organización y escenificar que Ahora en Común no es IU con otro nombre, como sostiene Podemos. El secretario general del Partido Comunista, José Luis Centella, que en 2011 lideró la lista por Sevilla, anunció ayer que no concurrirá a las primarias de AeC.

La coalición está lejos de los registros que Anguita marcaba en Andalucía pero mantiene un suelo estimable en Sevilla y Málaga

En Andalucía tiene IU un suelo electoral estimable, como se demostró en las autonómicas de marzo. La apuesta por esa región quedó reflejada en el hecho de que ayer fuera Antonio Maíllo, el portavoz andaluz, quien ejerciera de telonero de Garzón en su acto en el madrileño Círculo de Bellas Artes. Lejos quedan los tiempos en que Anguita, el califa rojo, lograba escaños hasta en cinco de las ocho provincias y rozaba el 20% en Córdoba, pero Sevilla y Málaga siguen siendo plazas fuertes para IU. Con repetir el resultado de las regionales de marzo -7,02% y 7,37%, respectivamente- podría ser suficiente para obtener diputados allí.

Y algo similar ocurre en Asturias y Zaragoza, las dos circunscripciones medianas que le son más propicias. En las autonómicas asturianas, Gaspar Llamazares apenas acusó la irrupción de Podemos y se mantuvo en el 12%, resultado muy parecido al de las generales de 2011 y que de repetirse el 20-D valdría un acta parlamentaria. En Zaragoza, el hecho de que la alianza con la Chunta Aragonesista esté cerca de reeditarse también les deja con opciones. Hace cuatro años, dicho pacto contempló la alternancia en el escaño de Chesús Yuste (ChA) y Álvaro Sanz Remón (IU).

Para formar grupo parlamentario tendrían que superar el 5% de los votos a nivel nacional y llegar a cinco escaños, toda vez que las otras dos vías previstas en el reglamento del Congreso para poder hacerlo -sacar 15 diputados o superar el 15% de voto en cada provincia donde se presenta- son inasumibles. “La izquierda necesita fortalecerse para pensar más allá de las elecciones (…) Vamos con mucha fuerza, lo quiero transmitir, estoy muy animado y me siento muy fuerte”, animó ayer Garzón a los suyos. Como hoja de ruta, la contraria a la que siguió Frutos en el año 2000: marcar distancias no solo con el PSOE, sino con la otra fuerza de la izquierda que en poco más de un año ha devorado buena parte de su electorado.

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