El consulado de Irán en Damasco tras el ataque de Israel

Irán lanzó en la noche de ayer un ataque sin precedentes contra territorio israelí. No fue un ataque gratuito, sino que era la legítima respuesta al bombardeo que Israel perpetró contra la embajada iraní en Damasco. Por tanto, Israel no es la víctima, sino el verdugo. Sin embargo, como siempre le ha funcionado, el gobierno de Benjamín Netanyahu pretende presentarse como el vejado y volverá a utilizar «su derecho a defenderse», un derecho que, al parecer, sólo es aplicable a Israel pero que no pueden usar quienes son atacados por el país hebreo.

La República Islámica informó en Naciones Unidas que daba por concluido el ataque. En realidad, parece que los objetivos que perseguía Irán se han cumplido y no es otra cosa que hacer una demostración de fuerza frente a la amenaza israelí y, sobre todo, responder ante el ataque a su embajada en Damasco.

Según ha señalado la doctora Lina Kathib a la BBC, «Irán sólo quería enviar un mensaje muy fuerte, para salvar las apariencias, para que se percibiera que había respondido directamente a Israel, pero al mismo tiempo definitivamente no quiere que el asunto se intensifique más.»

El ataque iraní ha tenido una respuesta de condena contundente por parte de la mayoría de los miembros del G20, pero con mucho matices y, sobre todo, con una sorpresa. Era evidente que Alemania, un país que sufre un preocupante síndrome de culpabilidad histórica ante Israel, no tardó ni cinco minutos en condenar el ataque iraní. También ha sido condenado por Joe Biden, Pedro Sánchez, Giorgia Meloni, Rishi Sunak, Justin Trudeau.

Sin embargo, entre todos los comunicados y declaraciones, sorprendió que el presidente de los Estados Unidos haya asegurado que su país no ayudará a Israel en un ataque a territorio de Irán.

Del lado israelí, un país gobernado por un genocida y un corrupto, se ha amenazado con responder al ataque, volviendo a su estrategia del victimismo cuando fueron ellos los que iniciaron la escalada con el bombardeo a la embajada de Irán en Damasco, violando el espacio aéreo de una nación soberana, como es Siria. Se creen impunes.

En consecuencia, mientras Irán ya ha dado por concluido el incidente iniciado por Israel, el país hebreo quiere incrementar la tensión bélica. A Netanyahu le interesa, porque mientras haya una guerra activa, no se volverá a hablar de su reforma de la Justicia o de sus casos de corrupción.

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