El líder de Podemos carga contra los socialistas en Asturias, tradicional feudo de la izquierda, donde aspira a dar el domingo el gran ‘sorpasso’. «No me van a dar lecciones de lo que significa la izquierda», proclama ante 7.000 fieles de Oviedo y una amplia representación de la dirección del partido, desplazada para la ocasión.

El segundo y último domingo de la campaña electoral ha estado marcado por los negros nubarrones que cubrían el cielo en Asturias, como negras han sido las encuestas publicadas hoy para los dirigentes de Podemos en esta región. Y es que en tan sólo diez días, la formación morada ha pasado de aparecer como la segunda opción predilecta por los asturianos -pisándole los talones al PSOE- en la encuesta del CIS, a descender al cuarto puesto, siendo adelantados por la derecha por el PP y Ciudadanos, según el sondeo publicado hoy por ‘La Nueva España’.

Con estos datos encima de la mesa, Podemos ha afrontado su acto central de campaña en el que, sin duda, ven como uno de sus caladeros de votos. La unidad del partido a nivel interno, con unas primarias en las que el líder oficialista, Emilio León, se impuso con más del 80% de los votos -a diferencia lo ocurrido en Aragón y Navarra, las otras dos regiones en las que el partido de los círculos tiene opciones reales de liderar un gobierno y donde los candidatos pertenecen al sector crítico-, la división de la derecha –algo excepcional en España- y las buenas proyecciones del antedicho sondeo a principios de campaña, hacían de Asturias el lugar idóneo para que Pablo Iglesias diera el mitin más importante de este periodo.

Una encuesta local que relega a Podemos a la cuarta plaza en Asturias marcó el acto

Sin embargo, los ánimos en la organización no se han visto trastocados por las últimas informaciones sobre intención de voto. En un ambiente completamente festivo, con familias y personas de todas las edades, con globos, banderas republicanas, puestos de venta de libros, y hasta un gaitero interpretando -entre otras- el himno a Riego y el Santa Bárbara Bendita -patrona de los mineros-, los simpatizantes cuestionados al respecto se reían de la encuesta que ha sacado periódico local. “Lo que se ve en la calle es todo lo contrario” o “nos motiva más” han sido las frases más repetidas por miembros cercanos a la dirección. Pero, sin duda, la más explícita ha sido la del propio Emilio León: “me descojono”, ha confesado a este cronista.

A pesar de este intento por mirar a otro lado, los dirigentes de este movimiento son conscientes de que el próximo domingo pueden obtener unos resultados claramente por debajo de lo que se preveía en los meses de invierno, y que sea la misma primavera con la que empezaron a movilizarse hace cuatro años en las plazas de todo el país la que dinamite las ilusiones de liderar su pretendida revolución.

Para alejar estos fantasmas, parece que la formación ha decidido poner toda la carne en el asador en esta recta final de campaña, y con esta actitud han realizado sus discursos ante un público completamente entregado en el barrio de la Corredoria, en el que, por cierto, Podemos se impuso contra pronóstico en las elecciones europeas de 2014.

«Votar socialista es votar morado»

Pablo Iglesias ha entrado en la plaza del Conceyín como una auténtica estrella de rock, dándose un baño de masas y siendo aclamado por la multitud -7.000 personas según el secretario general, aunque la organización ha rebajado esa cifra hasta las 4.000-. Después de breves discursos por parte de los teloneros, con continuos guiños a Asturias, ha llegado el turno de los dos protagonistas de la jornada.

El candidato a presidir la Junta General ha centrado su discurso en atacar al PSOE, sus continuos pactos con el PP y los innumerables casos de corrupción que persiguen al partido de la rosa en esta comunidad -‘caso Marea’, ‘caso Villa’…-. Y es que hay que destacar que el verdadero enemigo de este partido en Asturias es el que lidera el presidente del Principado, Javier Fernández, ya que parece claro que el que finalmente gane terminará gobernando en minoría. La situación ha llegado a tal punto que algunos simpatizantes del PP dudan si votar a los socialistas con tal de que no gobierne Podemos. Señalar también el momento más emotivo de la tarde, cuando los padres de Emilio León –estafados por las preferentes- han subido al escenario y se han fundido en un abrazo con su hijo.

Iglesias apela al corazón izquierdista de la región para que voten a su partido y no al PSOE

Después ha llegado el momento que todas las personas allí congregadas estaban esperando. La de hoy ha sido, tal vez azuzado por las encuestas, la intervención más dura y beligerante de Pablo Iglesias en toda la campaña. Ha comenzado levantando las bajas pasiones de los allí presentes, recordando la revolución del 34 y la lucha de los mineros en las últimas décadas -un simpatizante ha clamado desde el público por la libertad de cinco mineros que pueden ser encarcelados-.

Después, ha pasado al ataque frontal contra la manida casta. Contra José María Aznar, rememorando la boda de su hija; contra Felipe González y los socialdemócratas europeos, “por plegarse a los intereses de los poderosos” y añadiendo que “votar socialista en estas elecciones es votar morado” o “lo que hacen es un juego de trileros”; contra Ciudadanos, recalcando que a “nosotros no nos apoya el IBEX, ni el presidente del Banco Sabadell”; y contra los casos de corrupción tanto nacionales como asturianos, soltando perlas como “me jode que un sindicalista tenga una cuenta en Suiza” –refiriéndose a José Ángel Fernández-Villa-. Las encendidas diatribas contra el socialismo han concluido con una advertencia: «No me van a dar lecciones de lo que significa la izquierda».

Iglesias ha finalizado arengando a la masa, levantando a todos los asistentes -algunos con lágrimas en los ojos- y aseverando que “es la hora de enseñar los dientes”, en una clara descripción de lo que va a ser la última semana de campaña para, precisamente, dar la vuelta a las últimas encuestas.

El ‘Asturias’ de Víctor Manuel ha puesto el colofón a la tarde, con los miles de asistentes entonándolo a la par que la dirección, subida al escenario puño en alto. En siete días se despejará la duda y sabremos si habrá servido este nuevo rumbo iniciado hoy en Oviedo, o si el globo morado habrá pinchado en una de sus regiones predilectas.

 

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