El líder de Podemos transmite al del PSOE que si el inconveniente para pactar es su presencia en el Gobierno, está dispuesto a renunciar. Ambos se reúnen en el Congreso por espacio de hora y media para tratar de avanzar hacia un pacto. Es el primer encuentro que mantienen desde el 5 de febrero.

Nuevo golpe de efecto de Pablo Iglesias. El líder de Podemos ha renunciado a ser el vicepresidente del «Gobierno del cambio» que quiere conformar junto al PSOE. Ese era, a su juicio, un gran obstáculo para seducir al socialismo y por su parte «no va a quedar»: se hace a un lado. Así se lo ha transmitido este miércoles a Pedro Sánchez, con quien se ha reunido durante más de hora y media en el Congreso de los Diputados.

Iglesias sigue apostando por la «vía valenciana», un Ejecutivo de coalición entre las fuerzas de izquierda, para cuya consecución aceptaría la abstención o el apoyo de Ciudadanos. No así un Gobierno que incluyera ministros naranjas, por entenderlo inviable. También ve bien una reunión a tres con Sánchez y Rivera, como propone el PSOE, cita a la que él acudiría para pedir a C’s que se abstenga ante la opción «progresista» que abandera.

Él mismo liderará en adelante el equipo negociador de Podemos, tal y como ha anunciado. Hasta ahora, era Íñigo Errejón quien encabezaba ese grupo que hace unas semanas exploró un pacto de izquierdas junto a PSOE, IU y Compromís. Errejón seguirá formando parte del equipo pero con un rol secundario, en coherencia con la disputa entre ambos políticos que viene escenificándose desde hace semanas.

Iglesias sustituye a Errejón como líder del equipo negociador de Podemos

Podemos mantiene que el futuro Gabinete debe ser proporcional, aunque Iglesias no tenga un puesto preeminente. Pretenden abrir una «senda de diálogo permanente» con los socialistas, que incluirá conversaciones frecuentes entre los líderes de las dos fuerzas, entrevistas de los equipos negociadores y contactos continuos. «Hay evidentemente diferencias, el camino que hay que recorrer no es un camino sencillo», ha añadido.

El plan de Iglesias quiere darle un sentido distinto al pacto PSOE-Ciudadanos, que sus firmantes mantienen vigente pese al rechazo del Congreso: que sirva para que Rivera permita gobernar a la izquierda, visto que no ha valido para provocar por sí mismo un cambio en La Moncloa. 

«Pido la misma generosidad que nosotros estamos demostrando (…) nos estamos dejando la piel para ello», ha concluido el líder morado, que desea un acuerdo «lo antes posible» y «avanzar desde el respeto mutuo». Su renuncia a la Vicepresidencia -una maniobra que venía cobrando fuerza, como hoy publicó este diario– es un gesto, a su entender, lo suficientemente elocuente para demostrar que va en serio en su determinación de desalojar del poder al Partido Popular evitar nuevos comicios en junio.

Reacción de Sánchez

«Con todas las cautelas, con todas las dificultades, hoy estamos más cerca del Gobierno del cambio que de repetir las elecciones», ha celebrado el líder del PSOE. Los desaires de Iglesias a su partido y a su persona «forman ya parte del pasado» y ahora se centrará en intentar que Podemos confirme su viraje, se siente a negociar con PSOE y Ciudadanos y avale el programa que hace un mes rechazó en la sesión de investidura. Con las mejoras y adendas que se consideren.

Sánchez: «Iglesias se ha dado cuenta de que cometió un error y lo ha corregido»

«Se ha dado cuenta de que cometió un error y lo ha corregido», ha dicho Sánchez sobre la renuncia de Iglesias a la Vicepresidencia. Él no ha vetado al líder de Podemos, ha dicho, porque su última prioridad es la «materialización» del acuerdo que previamente se ha de firmar. Una vez rubricado el programa, sería el momento de hablar de los nombres y las carteras que lo desarrollarían.

Sánchez ve una rectificación importante en Podemos y con ello la oportunidad de evitar elecciones y aupar al Ejecutivo que lleva proponiendo desde diciembre: uno respaldado por 199 diputados -de los socialistas y de los emergentes-. La discrepancia se mantiene sobre el papel de Ciudadanos: Podemos quiere que se abstenga y Sánchez solo contempla un pacto en el que Rivera siga votando «sí» y comprometiéndose al cien por cien con las medidas recogidas, «sean 200, 300 o 400». «Soy un hombre de palabra», ha advertido, y por tanto seguirá defendiendo las propuestas acordadas con la formación naranja y contando con ellos en cada movimiento.

«El camino se hace al andar, no hay margen para el error, tenemos que ir a por todas», ha zanjado el secretario general socialista, quien ya espera cerrar la fecha de la esperada reunión a tres. Una cita en la que PSOE, Podemos y Ciudadanos deberían avanzar sobre un documento programático. Deberían, porque el sentimiento predominante es Sánchez es el optimismo, «pero un optimismo moderado».

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