El líder de Podemos emprende una ‘Ruta del cambio’ para movilizar a sus bases y abrir el partido a colectivos sociales ante la decisiva cita electoral. Hará un guiño a los «exiliados» por la crisis viajando a Nueva York el 1 de julio. Cierra definitivamente la puerta a un pacto con Izquierda Unida: «la respuesta es no».

Pablo Iglesias ya está en precampaña. Podemos aún no ha convocado ni las primarias para elegir candidato a las generales pero su secretario general comienza desde hoy mismo la denominada Ruta del cambio, con la que quiere movilizar a sus bases de cara a la cita prevista para noviembre. Iglesias priorizará lugares que no visitó en la campaña del 24-M y visitará algunas de las ciudades gobernadas por las candidaturas populares a las que respaldó su partido. La Cádiz de José María González ‘Kichi’ es este viernes la primera parada.

 “Yo no quiero ser el candidato de un partido, quiero ser de alguna manera el candidato de todos aquellos que entiendan que hay una oportunidad histórica en nuestro país para el cambio”, proclamó ayer el líder de Podemos en la presentación de la ruta. Erigido sin disimulo en cartel electoral, desgranó cuáles serán las líneas maestras de esa precampaña y el esfuerzo extra que pretende hacer para que la formación morada no sea vista “como un partido más”. Se ha revisado imagen y discurso para ofrecer un proyecto más amable capaz de ganar los comicios.

En este sentido, abrirá el partido a colectivos y movimientos sociales para integrar a todo aquel que desee formar parte del proyecto. Una estrategia que, además de seguir lo estipulado en la asamblea fundacional de Podemos -confeccionar “una máquina organizativa dirigida a ganar las elecciones generales”– neutraliza los movimientos del candidato de IU, Alberto Garzón, que también lleva días luchando por una unidad popular para que toda la izquierda concurra a las generales bajo una nueva marca.

Iglesias rechazó ayer de plano esa opción, confirmando que no va a replantearse la renuncia a sus siglas: “Hay algunas personas a las que respeto mucho que les gustaría que en las próximas elecciones se presentara un frente de izquierdas, les gustaría que ese frente fuera Podemos más IU más un tercer nombre; la respuesta es no”.

Garzón no se da por vencido e insiste en que ve “salvables” las diferencias con la formación morada, pero lo cierto es que no tiene ninguna posibilidad de ir en las listas de Iglesias si antes no renuncia a su militancia en la coalición que en 2014 le designó candidato a La Moncloa. Hoy mismo visita Galicia para buscar el respaldo de los alcaldes de las mareas (Santiago, A Coruña y Ferrol), unos días después de hacer lo propio con el líder de Equo, Juan López de Uralde. Su intento de recabar apoyos para presionar a Podemos corre todo el riesgo de fracasar con esta ofensiva lanzada por Iglesias.

De Cádiz a Nueva York pasando por Barcelona y Valencia

Podemos ha decidido pisar el acelerador ante la presión interna y externa para que aglutine a la mayor cantidad de gente posible bajo su paraguas y eso le ha llevado a iniciar la precampaña antes de que las bases elijan al candidato, como es preceptivo según los estatutos. No será hasta el próximo martes cuando se explique, después de la reunión de la Ejecutiva, cuál es el calendario de primarias. Para entonces, Iglesias ya habrá pasado por Cádiz y Barcelona y tendrá la vista puesta en el viaje a Nueva York del día siguiente.

Y es que la ciudad que nunca duerme es el destino estrella de la Ruta del cambio, como guiño a los “exiliados” españoles que viven allí. Otro acto central será el macroforo con agentes sociales que Podemos celebrará en Madrid el 11 de julio, con una treintena de mesas redondas previstas. Además, pasará por Valencia, Zaragoza o Santiago de Compostela.

El secretario general no quiso desvelar ayer cuándo dejará su escaño en el Parlamento europeo para dedicarse por entero en la política nacional e incluso expresó su deseo de seguir trabajando en Bruselas. Lo cierto es que la fecha de esa renuncia quedará más clara cuando se detalle el proceso de primarias, al que con toda seguridad concurrirá –la precampaña incluye también el lanzamiento de una nueva página web donde el líder se lleva todo el protagonismo- y difícilmente frente a algún candidato de entidad.

El reto, más que conseguir una victoria que tiene garantizada, será atraer al mayor porcentaje posible de afiliados, cada vez más desentendidos de estos procesos participativos. Más del 54% de las bases votó para elegir el modelo de partido en octubre de 2014, cifra que bajó hasta el 35% que participó en las primarias de las municipales. Para elegir a los candidatos autonómicos, Podemos no pudo movilizar ni a un tercio de sus afiliados, oscilando los niveles de participación entre el 17% de Valencia y el 35% de La Rioja. La media se quedó en un 20,1%.

Pero el mayor batacazo en este sentido se ha vivido con la elección del candidato a la Generalitat de Cataluña, proceso que concluyó la semana pasada. Sólo el 6% de los afiliados en esa región se manifestó, de los cuales el 64% lo hizo para dar su apoyo al ganador, Albano Dante.

Podemos cuenta a nivel nacional con unos 370.000 simpatizantes inscritos en su web -trámite para el que sólo pide el DNI, no el abono de cuota alguna-, que en breve serán convocados para las primarias de las generales. Los otros partidos que eligen así a sus candidatos, como Ciudadanos o PSOE, lo hicieron hace ya algunas semanas.

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