Las encuestas auguran la consolidación de PNV y EH Bildu, y el retroceso de PSE y PP ante la irrupción de nuevas fuerzas. En las primeras elecciones municipales tras el cese de la violencia de ETA, el proceso de paz, la fiscalidad, los residuos o las infraestructuras han centrado los debates de campaña

PNV y EH Bildu liderarán el espacio político de los municipios y diputaciones vascas a partir del domingo. Esa es la principal conclusión del análisis de las encuestas publicadas recientemente en distintos medios de comunicación vascos sobre las preferencias de los ciudadanos de Gipuzkoa, Álava y Bizkaia de cara a las elecciones del domingo. Los datos auguran esa consolidación de las fuerzas nacionalistas frente al importante retroceso que podrían sufrir el PSE y el PP ante la irrupción en los colegios electorales de las papeletas de Podemos y Ciudadanos. En el caso del País Vasco, estos nuevos partidos sí podrían ayudar a la conformación de mayorías, pero en principio no parece que vayan a resultar determinantes a la hora de decantar la tendencia de los distintos gobiernos.

A pesar de que los partidos abertzales controlarán la mayoría de ayuntamientos y, posiblemente, las tres diputaciones forales, la polarización entre nacionalistas y no nacionalistas se mantiene similar al de comicios anteriores. Si bien el Euskobarómetro —barómetro sociológico de la Universidad del País Vasco— en su última oleada destacaba un predominio de los no nacionalistas (56%) frente a los nacionalistas (42%), las encuestas de cara a las elecciones del domingo auguran que ambas posturas se situarían en torno al 50%, e incluso podría darse un predominio de los soberanistas.

Los sondeos —los que se han publicado en Euskadi son los encargados por los diarios del Grupo Vocento y por los del Grupo Noticias— confirman la tendencia iniciada en las elecciones municipales y forales de 2011, que se celebraron pocos meses antes de que ETA anunciara el cese definitivo de la violencia. La legalización de las distintas marcas de la izquierda abertzale ha contribuido, desde entonces, a que estas fuerzas independentistas se asienten en los tres territorios vascos, si bien podrían sufrir las consecuencias del desgaste en aquellos lugares —en especial San Sebastián y la Diputación de Gipuzkoa— donde han gobernado estos últimos cuatro años. EH Bildu confía, no obstante, en poder seguir siendo el más votado en ambas plazas.

El PNV, como partido de gobierno, ha salido menos desgastado por la crisis que el PP y el PSOE

El PNV, partido en el Gobierno vasco, mantendría su hegemonía en Bizkaia, y podría recuperar el poder tanto en Álava como en Gipuzkoa. A pesar de que la formación del lehendakari, Iñigo Urkullu, ha gobernado el territorio en los peores años de la crisis para Euskadi, no padece el desgaste de otros partidos de Gobierno en España, como PP y PSOE, en parte porque el panorama económico no ha sido tan adverso en el País Vasco, y también porque el Ejecutivo autonómico ha optado por una gestión más social de la situación, manteniendo las ayudas sociales y reduciendo en otras partidas, lo que se traduce en un menor castigo de la población más afectada por los recortes.

La lucha por liderar el espectro nacionalista se presenta especialmente encarnizada en la Diputación de Gipuzkoa. El PNV perdió su tradicional mayoría en 2011 y está decidido a recuperarla como sea, aunque para ello tenga que pactar con los socialistas. Se trata de un acuerdo que ya dan por hecho ambas formaciones en el caso de que puedan sumar para desbancar a EH Bildu del poder. Estos últimos pretenden ver aprobada su gestión de los últimos cuatro años, que han estado marcados por una importante reforma fiscal que grava la riqueza, y por la polémica implantación del sistema de recogida de basuras puerta a puerta, que ha generado un importante rechazo del resto de fuerzas políticas en aquellos municipios en los que funciona. En medio de la disputa, la izquierda abertzale ha acusado a los candidatos del PNV a la Diputación y al Ayuntamiento de San Sebastián de estar implicados en un supuesto caso de malversación de caudales públicos.

El nacionalismo también recuperaría terreno en Álava, tras años de liderazgo del PP. Las encuestas auguran que los populares también acusarían aquí el desgaste que se les augura en el resto de España. En el caso de la Diputación foral podrían quedarse sólo con la mitad de los escaños que obtuvieron en 2011, ante el auge de PNV y EH Bildu pero, especialmente, por la irrupción de nuevas fuerzas como Podemos y Ciudadanos. El del PP vasco sería el principal batacazo electoral de la jornada electoral si se confirman los sondeos. Perdería apoyo en todo el territorio vasco, e incluso en Vitoria, donde gobierna el alcalde Javier Maroto. Allí los estudios demoscópicos auguran prácticamente un empate entre PP y PNV. En Bilbao y San Sebastián el retroceso podría ser, también, histórico para los de Arantza Quiroga, presidenta de los populares vascos.

Bizkaia y su capital Bilbao, feudos históricos del PNV, seguirán siéndolo durante cuatro años más según las encuestas. EH Bildu sería segunda fuerza, volviendo a relegar al PSE, clave durante años en este territorio, al tercer lugar de la tabla. Los socialistas perderían apoyos en toda Euskadi aunque en menor medida que el PP. Pero podrían ser decisivos en la conformación de gobiernos municipales y en Gipuzkoa, por su más que probable pacto postelectoral con el PNV. La pérdida de apoyos que sufran o no en las urnas determinará pues el peso de los socialistas en el futuro de Euskadi. Uno de los principales objetivos del PSE es recuperar San Sebastián, capital gobernada por el socialista Odón Elorza durante casi veinte años, hasta el triunfo de Bildu en 2011. Los sondeos vaticinan, en cambio, que podrían quedar allí relegados al tercer lugar, por detrás de PNV y EH Bildu. Donde las encuestas sí vaticinan nuevas victorias socialistas es en sus tradicionales feudos de Barakaldo —aunque por la mínima— Eibar o Irún.

Podemos podría irrumpir con especial fuerza en Bizkaia

La fragmentación del voto no nacionalista es lo que, en parte, podría ocasionar el retroceso de las opciones tradicionales de este sector de la sociedad vasca. Es en las elecciones a las Juntas Generales —las diputaciones— en las que Podemos se presenta como tal, después de que la dirección de Pablo Iglesias aceptara la propuesta de su marca vasca. Y según las encuestas la formación irrumpiría en todas las cámaras provinciales, y con especial fuerza en Bizkaia, el territorio industrial y de carácter más obrero de los tres que componen el País Vasco, seguido de Gipuzkoa y Álava. Este partido recogería parte del electorado descontento con el PSE, pero también con el PP. Ciudadanos irrumpiría en Euskadi, aunque con menos fuerza. La formación que lidera Albert Rivera obtendría un muy buen resultado especialmente en Vitoria, donde los populares sufrirían uno de sus mayores descalabros.

Hoy concluye una campaña en el País Vasco en la que por primera vez se escogerán las corporaciones de los distintos ayuntamientos desde que ETA anunció su cese definitivo de la violencia. En los discursos políticos que se han escuchado en las últimas dos semanas se han intercalado alusiones a las víctimas del terrorismo y apelaciones al Gobierno para que mueva ficha ante la excepcionalidad que supone la dispersión de los presos. Pero el pasado violento ha dejado de estar en el centro del debate. Hoy se habla más de fiscalidad y de impuestos, de la gestión de los residuos o de infraestructuras como el AVE.

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