Un total de 49 países se han comprometido a entregar un Tratado Global de los Océanos ambicioso en 2022, entre ellos España. Foto: Greenpeace

El papel de España en la quinta y última ronda de conversaciones de la Conferencia Intergubernamental  (IGC5) para las Aguas Internacionales, que se desarrolla estos días en la sede central de Naciones Unidas, para finalizar un Tratado Global de los Océanos, será decisivo, pues nuestro país es una potencia mundial pesquera. De hecho, la presión de la industria en España podría «perpetuar el estado actual de gobernanza de los océanos para seguir concentrando las decisiones en las actuales organizaciones pesqueras, que tan sólo se encargan de evaluar el 5% de la biodiversidad de peces de las aguas internacionales», advierte Greenpeace, quien considera que su finalidad última es la «explotación comercial de la alta mar». Por esta razón, España deberá decidir en esta reunión «en qué lado de la historia está, empujando a la Unión Europea hacia un liderazgo claro para lograr que la gestión de las pesquerías también sean parte del Tratado». 

El resultado de la reunión determinará el destino de los océanos para las generaciones futuras. 49 países se han comprometido a entregar un Tratado ambicioso en 2022, entre ellos España. Estos compromisos ahora deben hacerse realidad.

“Estamos ante unas negociaciones que son una oportunidad única para proteger nuestro planeta azul. Los océanos sustentan buena parte de la vida en la Tierra, pero durante mucho tiempo los hemos abandonado. Las delegaciones deben cerrar un Tratado ambicioso estas dos semanas. Un Tratado débil, o cualquier otra demora, mantendrá el statu quo tan deteriorado que ha llevado a los océanos a esta crisis”, explica Pilar Marcos, de la delegación política de Greenpeace en Nueva York.

Por su parte, Aakash Naik de la campaña de Greenpeace «Protege los Océanos» señala que «los gobiernos llevan casi dos décadas discutiendo este Tratado. Mientras  discuten, los océanos y las personas que dependen de ellos han sufrido. No podemos permitirnos más retrasos. Más de cinco millones de personas se han unido a nuestro llamamiento para que se cierre un Tratado ambicioso en 2022. Los negociadores deben saber que el mundo está mirando mientras deciden el futuro de nuestro planeta azul».

Si finalmente se adopta un Tratado Global de los Océanos sólido, permitiría crear vastos santuarios oceánicos, libres de actividades humanas destructivas, en aguas internacionales. Este será un paso fundamental para proteger el 30% de los océanos en 2030, el objetivo 30×30, que según los científicos es el mínimo necesario para que los océanos tengan espacio para recuperarse.

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