La aplicación en España de la normativa de la Unión Europea relativa al programa escolar de consumo de frutas, hortalizas y leche ya está en macha, después de que Consejo de Ministros aprobara una modificación del Real Decreto 511/2017, de 22 de mayo.
La Unión Europea destina 125,67 millones de euros al año para la distribución de frutas y hortalizas en las escuelas, y otros 95,12 millones de euros para el suministro de leche. A nuestro país le corresponden en global más de 19,2 millones de euros (12,9 millones para frutas y hortalizas y 6,3 millones para leche y productos lácteos) para el desarrollo de estos programas.
La modificación aprobada responde a la necesidad de adecuar a la normativa europea el sistema de contratación para llevar a cabo el suministro y distribución de los productos, así como para la realización de las medidas de acompañamiento.
Con esta reforma se establecen dos sistemas para el acceso al mecanismo. El primero consiste en que las autoridades competentes gestionen directamente el suministro de frutas y hortalizas y de leche y productos lácteos a los centros escolares, contratándolo con un tercero o a través de un medio propio. La segunda opción, si así se decide por parte de cada comunidad autónoma, es que las autoridades competentes gestionen el suministro de forma indirecta, otorgándole a los centros escolares las ayudas dinerarias para que éstos adquieran los productos, lo que se tramitará por medio un procedimiento de subvención.
La principal modificación introducida es el cambio en la definición de «solicitante de la ayuda», que implica un cambio en los procedimientos de selección de solicitantes y del pago de las ayudas. También se hacen algunos ajustes de redacción en otros artículos con el fin de clarificarlos y adaptarlos a los cambios operados.
De acuerdo con las directrices de la Comisión Europea, se ha optado por priorizar la distribución de productos frescos, aunque también se permite fomentar el consumo de productos específicos o responder a las necesidades nutricionales particulares de los niños mediante la distribución de transformados a base de frutas y hortalizas, otros productos lácteos sin adición de aromatizante, frutas, frutos secos o cacao, así como de otros productos agrícolas como aceite de oliva, aceitunas deshuesadas de mesa y miel, para su degustación en el marco de las medidas educativas de acompañamiento. Se garantizará además la distribución de productos locales y regionales, y a las regiones menos desarrolladas y ultraperiféricas.