La inclusión de los alumnos con TEA en los centros ordinarios ha implicado el trabajo colectivo de toda la comunidad educativa, y muy especialmente, del profesorado

El número de niños, niñas y adolescentes con trastornos del espectro autista (TEA) matriculados en el sistema educativo no universitario en España prácticamente se ha cuadruplicado entre los cursos 2011/12 y 2021/22. En total, los estudiantes con TEA ascienden a 69.000, de los que el 83% son varones. En torno a cuatro de cada cinco (84%) estudian en aulas compartidas con alumnado sin necesidades educativas especiales y el resto recibe educación especial en centros específicos o en unidades específicas de centros ordinarios. En esa década, el porcentaje de este colectivo integrado en centros ordinarios subió más de 15 puntos, según los datos analizados por Funcas con motivo del Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, que se celebra este 2 de abril y con el que se pretende dar mayor visibilidad y concienciar a la población sobre una realidad que exige conocimiento, comprensión y apoyo efectivo.

En el curso 2021-22 (último con datos disponibles) las personas con TEA en el sistema educativo no universitario representaban el 0,84% del total del alumnado, mientras que diez años antes esta cifra se situaba en el 0,24%, en una tendencia similar a la de otros países occidentales. Investigaciones recientes atribuyen este incremento fundamentalmente a las mejoras en la diagnosis, que han posibilitado la identificación de más niños y jóvenes con TEA que bien ya formaban parte del sistema educativo, bien se han ido incorporando a él con diagnósticos tempranos.

La presencia de estudiantes con TEA ha aumentado en todos los niveles educativos

El porcentaje de niños y niñas con TEA en educación primaria (que ha pasado del 0,22% del total de matriculados en el curso 2011/12, al 0,92% en 2021/22) se acerca ya a la cifra en la que suele fijarse la prevalencia poblacional del autismo (1%). En cambio, su participación en la enseñanza secundaria no obligatoria es significativamente más baja: supone el 0,26% respecto al total del alumnado en Bachillerato y el 0,16% en Formación Profesional de Grado Superior.

La inclusión de los alumnos con TEA en los centros ordinarios ha implicado el trabajo colectivo de toda la comunidad educativa, y muy especialmente, del profesorado. Tres cuartas partes de los profesionales de educación que participaron en una encuesta realizada por Autismo España en 2021 afirmaron haber recibido formación sobre TEA, pero la mayoría (75%) declaró haber cubierto personalmente los costes de esa formación. A pesar del esfuerzo del sistema educativo, la disposición de recursos humanos expertos para atender debidamente el aumento de los estudiantes con necesidades especiales sigue siendo, en opinión de las familias y de la comunidad docente, «insuficiente». La importancia de contar con apoyo experto en las aulas que incluyen a estudiantes afectados por TEA se entiende mejor si se tiene en cuenta que, además de la ayuda específica que necesitan para adaptarse a las rutinas de enseñanza-aprendizaje y de convivencia en las aulas, «sus compañeros de clase también precisan formación continuada para manejar adecuadamente las situaciones complejas que pueden producirse en las aulas. Es probable que en esa formación resida una de las claves para reducir los casos de acoso escolar a niños y niñas afectados por TEA». La mayor vulnerabilidad de estos estudiantes con necesidades especiales está ampliamente reconocida y se denuncia con gran preocupación por familias y organizaciones sociales.

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