En solo 60 años el número de cerdos sacrificados en España aumentó más de 20 veces.

Greenpeace ha analizado los últimos datos de emisiones contaminantes publicadas el 15 de noviembre en el Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes (PRTR), referentes a 2021, y advierte de que las emisiones de las macrogranjas porcinas crecen en España de forma desorbitada. Esto no es de extrañar, ya que el número de animales bate récords año tras año. En 2021 fueron sacrificados en nuestro país más de 58 millones de cerdos, un 64% más que en 2000 y más de un 2.000% más que en 1961. En solo 60 años el número de cerdos sacrificados en España aumentó más de 20 veces.

Según los datos del PRTR, las emisiones declaradas de amoníaco del sector porcino desde de 2012 crecieron un 33%. Del total de emisiones de amoníaco declaradas en 2021, el 95% están provocadas por la ganadería industrial, siendo 73% responsabilidad del sector porcino y 22% del sector de aves de corral.

Lo mismo ocurre con las emisiones de metano, un potente gas de efecto invernadero para el que ya existe un compromiso internacional para reducir sus emisiones, un 30% para 2030. En este caso, las emisiones de metano declaradas del sector porcino desde 2012 casi se han duplicado (crecieron un 94%) y, del total de las declaradas por todos los sectores industriales en 2021, el 38% están provocadas por el sector porcino.

Finca Dehesa del Rey, propiedad de CEFUSA (Grupo Fuertes-El Pozo), la más contaminante

Del análisis detallado de los datos publicados, se desprende que «la macrogranja porcina más contaminante, en cuanto a emisiones de amoníaco y metano, sigue siendo la explotación Finca Dehesa del Rey, propiedad de CEFUSA (Grupo Fuertes – El Pozo) en Castilléjar, Granada».

La ingente cantidad de purines generada por el sector porcino está contribuyendo también, y de forma inequívoca, a la grave contaminación por nitratos que afecta el agua en España y muy especialmente a las aguas subterráneas, las reservas de agua del futuro. Algo preocupante en un contexto de sequía como el que estamos viviendo y que va a ser más frecuente y extrema en el futuro. La situación es tan grave, que la Comisión Europea decidió hace justo un año llevar a España ante el Tribunal de Justicia de la UE por incumplimiento de la Directiva de Nitratos.

“Es indignante que, en una situación de emergencia climática y ambiental, como en la que nos encontramos, las emisiones de las macrogranjas de cerdos no paren de crecer y que el sector no haga más que campañas de lavado de imagen”, denuncia Luís Ferreirim, responsable de agricultura y ganadería de Greenpeace España. “Solo hay una forma de poner coto a esto y avanzar hacia un modelo que respete los límites físicos del planeta, las personas y a los animales: una moratoria inmediata y una reducción progresiva de la cabaña ganadera en intensivo”.

Las explotaciones industriales de bovino están exentas de declarar sus emisiones, algo que se pretende corregir en la revisión de la Directiva de Emisiones Industriales, que se está llevando a cabo en la UE y que, se espera, será aprobada en 2023.

El rechazo social a este destructivo modelo de ganadería no para de crecer, por este motivo la Coordinadora Estatal Stop Ganadería Industrial, de la cual es parte Greenpeace, ha convocado estos días la Segunda Semana Estatal de Lucha contra la Ganadería Industrial, con actividades llevadas a cabo mayoritariamente por plataformas vecinales y diseminadas por todo el territorio nacional.

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