Alberto Núñez Feijóo afirmó que España atraviesa por un periodo con la «peor clase política de los últimos 45 años», incluyéndose a sí mismo en este juicio y, por omisión, dejando en una posición aún más comprometedora a figuras históricas de su partido como Manuel Fraga. Sin embargo, más allá de esta autoinclusión en la crítica, lo que resalta es la conducta y gestión de tres figuras clave del Partido Popular: Isabel Díaz Ayuso, Alfonso Serrano y Miguel Ángel Rodríguez (MAR), quienes parecen darle la razón a Feijóo día tras día con sus actuaciones.
El «trumpismo» europeo
El «trumpismo» europeo parece haber encontrado en Ayuso, Serrano y Rodríguez a sus más fieles representantes, eclipsando incluso a otros nombres de la ultraderecha continental. Unidos por polémicas éticas y morales, este trío ha sabido esparcir el barro con una habilidad que solo puede provenir de una larga práctica. La gestión de la Comunidad de Madrid bajo su mando destaca, lamentablemente, por una marcada tendencia hacia la privatización de los servicios públicos, dejando la imagen pública de la región en manos de sus cuestionables acciones.
La representación de Madrid, una región que no merece ser asociada con prácticas de insulto profesional, amenazas a medios de comunicación y faltas de respeto, cae bajo la sombra de estas figuras. Estos comportamientos, lejos de elevar el debate público, lo degradan a niveles inaceptables. Frente a este panorama, el PSOE ha exigido la dimisión de Ayuso, Rodríguez y Serrano, una demanda a la que Feijóo, curiosamente, no ha respondido, manteniendo un silencio que suena ensordecedor ante las acusaciones de mentiras, amenazas a periodistas y declaraciones reprobables vinculadas al caso de los pagos a Quirón Salud.
La reponsabilidad de Feijóo
La responsabilidad de Feijóo no solo reside en la gestión interna de su partido, sino también en su capacidad para liderar un cambio real y efectivo que se aleje de la retórica del insulto y la confrontación. Las promesas hechas durante su aceptación del cargo, hasta ahora incumplidas, pintan un retrato de incapacidad y sospechas que parecen seguirlo desde Galicia. Este legado, lejos de enorgullecer, plantea serios cuestionamientos sobre el futuro y la dirección del PP bajo su liderazgo.
Si realmente estamos ante la peor clase política de las últimas décadas, como afirma Feijóo, mucho de ello se debe a la influencia y acciones de Ayuso, Serrano y Rodríguez. El Partido Popular, al mimetizarse con posturas ultras y abandonarse a discursos extremos, no solo se aleja de su base tradicional, sino que también compromete su viabilidad futura como fuerza política moderada y responsable, algo que posiblemente nunca ha sido.