Los incendios, sequías e inundaciones demuestran que la financiación para la adaptación y resiliencia de la economía frente a la crisis climática es urgente

Los fenómenos meteorológicos extremos que vivimos actualmente -como incendios, sequías e inundaciones- demuestran que la financiación para la adaptación y resiliencia de la economía frente a la crisis climática es urgente: las estimaciones a escala mundial oscilan entre 3 y 6 billones de dólares por año hasta 2050. 

Sin embargo, los flujos financieros actuales están muy por debajo de las necesidades estimadas, y aunque las últimas cifras muestran que en 2020 se destinaron 630.000 millones de dólares a la financiación climática, siguen siendo insuficientes, especialmente en el caso del presupuesto destinado a la adaptación, al que sólo se destinaron 49.000 millones de dólares. Además, aunque casi toda la financiación para la adaptación viene del sector público internacional, es urgente aumentar la inversión privada para lograr una economía resiliente y adaptada al contexto climático actual.

Indemnizaciones cada vez más elevadas

Estas son algunas de las conclusiones del «Estudio sobre nuevos esquemas de financiación para la adaptación al cambio climático, aplicables al sector asegurador español» que WWF España acaba de presentar con el objetivo de destacar la urgencia y relevancia de encontrar soluciones a esta problemática de la mano de uno de los sectores más impactados por las catástrofes naturales, ya que las indemnizaciones derivadas de éstas son cada vez más elevadas. Sólo en el primer semestre de 2023 aumentaron a 50.000 millones de dólares, la segunda cifra más alta desde 2011. Por ello, las aseguradoras son actores clave en la financiación climática, especialmente en la destinada a la adaptación.

El nuevo estudio plantea las barreras y soluciones existentes actualmente en el sector, encontrando instrumentos financieros que pueden tener potencial en el mercado asegurador español. Entre esas barreras destacan la falta de concienciación del sector sobre la importancia y urgencia de la adaptación, así como que se considera que este tipo de inversión no genera suficientes beneficios financieros desde una perspectiva del corto, algo que responde  a la denominada «tragedia del horizonte» del cambio climático: las inversiones y ciertas políticas públicas no suelen considerar un horizonte de largo plazo más allá de los ciclos económicos y políticos.

Opciones de mercado 

No obstante, el estudio demuestra que existen opciones de mercado en el ámbito internacional que podrían funcionar para el mercado español, como las soluciones basadas en la naturaleza, las finanzas combinadas, los bonos y fondos verdes y los valores vinculados a seguros, como los bonos catastróficos y los bonos de resiliencia. 

Sin embargo, estos instrumentos financieros no tienen cabida sin una concienciación previa acerca de la importancia de la adaptación, de la diversificación de las carteras y de la mejora de estándares y definiciones, para evitar el riesgo de greenwashing o lavado verde, uno de los riesgos destacados en el informe a nivel de notoriedad.

El sector asegurador en un país vulnerable al cambio climático

De esta forma, WWF España plantea una serie de recomendaciones y peticiones para distintos actores involucrados en esta problemática, desde los reguladores, supervisores y otros actores institucionales, hasta las propias entidades aseguradoras, el Tesoro Público y las Comunidades Autónomas, así como a asociaciones sectoriales. 

Entre ellas, destaca que «los diferentes actores -reguladores y supervisores, administración, aseguradoras en su rol de inversores institucionales, pero también desde su negocio principal de suscripción de seguros- sumen esfuerzos para impulsar la inversión en adaptación, en especial en un país vulnerable al cambio climático».

Llevar a cabo cambios en las estrategias de inversión para considerar el riesgo, pero también la oportunidad de las inversiones en adaptación, explica la organización, es primordial, «así como que los supervisores velen porque el sector introduzca políticas sectoriales de inversión en adaptación», a fin de reducir los riesgos sistémicos que la falta de resiliencia climática podría generar al sistema financiero español.

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