El pasado 18 de septiembre el presidente de la farmacéutica Almirall, Jorge Gallardo, difundió un vídeo entre sus empleados en el que les llamaba la atención y trataba de concienciarlos sobre las «consecuencias negativas» que una declaración unilateral de independencia conllevarían para Cataluña.

Gallardo, en su discurso, decía verse «moralmente obligado» a transmitir a su plantilla de trabajadores las que él considera graves consecuencias que pudieran derivarse de un resultado favorable a la secesión en las próximas elecciones del 27-S, planteadas en clave plebiscitaria por parte de los independentistas.

«Me preocupa extraordinariamente la situación que podría crearse, teniendo en cuenta que Almirall, con sede en Cataluña, concentra buena parte de sus ventas en el resto de España y en otros países de la UE», explicaba Gallardo en el vídeo, el cual corrió de forma casi inmediata tanto por medios de comunicación como por redes sociales.

Apenas dos días antes, el propio Jorge Gallardo se había inscrito en el registro público de lobbistas de la Unión Europea, en calidad de representante de su empresa farmacéutica. Tal y como consta en dicho registro, Almirall se ha inscrito en calidad de grupo de presión empresarial, lo que le autorizará a reunirse e interactuar con miembros del ejecutivo comunitario, del Parlamento Europeo y de otras instancias residenciadas en Bruselas.

Un gigante del medicamento

¿Tiene alguna relación el hecho de que Almirall se haya inscrito como lobby en Bruselas con el proceso independentista? SABEMOS ha preguntado a las fuentes oficiales de la compañía, si bien en el momento de publicación de este artículo aún no habían dado respuesta. Si atendemos al registro existente en Bruselas, Gallego dice estar interesado (como lobbista) en asuntos como las aduanas, el comercio, la competencia, la fiscalidad, el desarrollo, la política regional, las relaciones exteriores y las redes transeuropeas, entre otros.

Almirall es la segunda mayor farmacéutica de toda España; cuenta con unos 2.130 trabajadores (de los que unos 300 están en departamentos de investigación, desarrollo e innovación) y en 2014 facturó más de 1.407 millones de euros gracias a la venta de medicamentos en más de 70 países. En este último semestre logró el mayor incremento de los beneficios de todo el sector en España (de 19,1 millones a 58,8).

Aunque disponen de un catálogo de productos amplio, el área de especialización de esta multinacional afincada en Barcelona es por encima de todo la dermatología. En su ficha de inscripción en el registro de lobbies, Almirall dice estar principalmente interesado en cualquier tipo de políticas procedentes de las instituciones europeas referentes a la salud o la farmacia, como por ejemplo la estrategia europea 2020 dedicada a las ciencias de la salud. «También seguimos expedientes legislativos tales como los de protección de datos, las negociaciones de los acuerdos de comercio, etc».

Almirall es por el momento la única de las grandes compañías farmacéuticas españolas que se ha inscrito en este organismo pensado para poder ejercer como lobby de una manera transparente y legalizada. Otras grandes firmas del sector, como Grifols, Faes Pharma o Rovi no tienen por el momento presencia en este registro.

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