El presidente nacional del PP, Mariano Rajoy, hizo ayer una arriesgada pirueta en el circo de tres pistas en el que se ha convertido su partido al cambiar de candidato en las decisivas elecciones al Parlamento catalán, que se celebrarán –si Artur Mas quiere- el próximo 27 de septiembre. El relevo es aprovechado por los sectores críticos del PP para arremeter, una vez más, contra la dejadez de Rajoy ante el órdago independentista. A dos meses de las elecciones, la decisión de Rajoy pone en evidencia cierto grado de improvisación y debilidad, según dicen los más críticos en el seno del partido.

Hace meses que el presidente de la Generalitat lleva anunciando que las elecciones autonómicas –una especie de plebiscito que Artur Mas se quiere sacar de la manga- se celebrarán el próximo día 27 de septiembre.

Hace meses también que todas las encuestas dan al PP un descalabro de descomunales dimensiones en la cita con las urnas catalanas, que podría quedarse a la mitad de la representación actual que los populares tienen en la Cámara autonómica. En los últimos comicios municipales, el partido de la gaviota perdió el escaso poder local del que disfrutaba (las alcaldías de nueve ayuntamientos).

También hace meses que desde diversos sectores del partido se pide un cambio de rumbo en la estrategia popular, ya que veían a la presidenta regional, Alicia Sánchez-Camacho, sumamente agotada de ideas y quemada por el asunto del espionaje al que se vio sometida en el restaurante La Camarga. Al parecer, sólo el respaldo de Jorge Moragas, la mano derecha de Rajoy, le mantenía en el cargo.

García Albiol accedió en el año 2011 a la alcaldía de la tercera ciudad catalana con un discurso incendiario contra la inmigración

Pues bien, cuando sólo quedan sesenta días para las elecciones, el presidente nacional del PP ha decidido jugársela –en unos comicios de tanta trascendencia- con Xavier García Albiol, un controvertido dirigente acusado de xenófobo ante los tribunales, que accedió en el año 2011 a la alcaldía de la tercera ciudad catalana con un discurso incendiario contra la inmigración.

Durante aquella campaña de hace cuatro años, Albiol llegó a asegurar que hay extranjeros, “sobre todo gitanos rumanos, que han venido exclusivamente a delinquir, que hacen la vida imposible a los vecinos y que se aprovechan de las ayudas sociales”. Preguntado por las posibles soluciones a lo que considera un problema, afirmó entonces: “Mano dura: presión policial y restricciones sociales para los incívicos”.

El anterior alcalde de la tercera ciudad catalana –Badalona- es un político singular. Prueba de ello fue lo ocurrido en las semanas previas a los comicios municipales de mayo, cuando apostó por una campaña marcadamente personalista. “Las siglas restan”, dijo entonces para justificar su decisión de esconder el logo del Partido Popular en los carteles publicitarios pagados por la fuerza política en la que milita.

Rajoy sigue apostando por las caras más televisivas

Con la elección de Albiol, el presidente nacional del PP demuestra que sigue apostando por caras televisivas con las que trasladar a la opinión pública la imagen de renovación. En efecto, el nuevo candidato de los populares para las elecciones autonómicas es un fijo en debates de televisión, al igual que el responsable de comunicación en la sede de la calle Génova, Pablo Casado.

García Albiol participa habitualmente en tertulias en canales como La Sexta y 13 Televisión, donde suele sacudir de lo lindo a dirigentes del PSOE, Podemos y, sobre todo, Ciudadanos. Precisamente, el partido de Albert Rivera constituye el principal adversario del PP catalán, ya que compiten por el voto de los mismos sectores ideológicos del electorado.

Así las cosas, comienzan a levantarse voces críticas en el seno del PP con lo que consideran dejadez e improvisación de Rajoy ante el importante órdago secesionista en Cataluña. Diversos sectores del partido consultados por SABEMOS cuestionan que el presidente del Gobierno se haya preparado en condiciones para dar batalla a las veleidades independentistas del jefe del Ejecutivo autonómico.

Los críticos en el PP consideran que se han perdido meses en la preparación de la estrategia para frenar el desafío de Artur Mas. Además, no ven a Albiol como un candidato de campanillas que pueda dar la vuelta a la situación que reflejan las encuestas y que saque a los populares del ostracismo en el que, previsiblemente, se puedan ver abocados tras la cita con las urnas.

Según esos sondeos, el partido que goza de mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados podría ser una fuerza residual y sin capacidad decisoria en la Cámara catalana, muy por detrás de Ciudadanos y el PSC, al cosechar los peores resultados de su historia.

Además, el hecho de que casi todos los medios de comunicación hayan acertado al pronosticar que el elegido era Albiol pone en evidencia la escasez de banquillo con el que cuentan los populares catalanes, según señalan las fuentes consultadas por este periódico digital.

La salida para Sánchez-Camacho será regresar a Madrid

Por último, esos sectores críticos ven que el cambio de candidato deja en mal lugar a Alicia Sánchez-Camacho, a la que se ha mantenido en el puesto durante meses sin que llegara desde Génova la confirmación de su candidatura a la Generalitat.

La todavía presidenta del PP catalán tuvo que hacer el pasado lunes todo un ejercicio de funambulismo al ser requerida reiteradamente por los periodistas para que se pronunciara sobre su candidatura. Sánchez-Camacho llegó a decir que se encontraba en “plena forma” para competir en las elecciones del 27-S y que la falta de decisión de los órganos del partido a nivel nacional no restaba un ápice la intensa movilización de los populares catalanes a cuenta de la cita con las urnas. La líder del partido regional recalcó que tiene muy avanzados tanto el programa electoral como el material de campaña.

El futuro de Sánchez-Camacho pasa ahora por mantener el cargo de presidenta hasta el congreso que el PP regional celebrará en 2016, tras el cónclave nacional. Pero antes, previsiblemente, compatibilizará ese puesto con un escaño en Madrid. Fuentes populares consultadas por SABEMOS apuestan por la posibilidad de que Rajoy le ofrezca un lugar de relevancia en las listas del partido al Congreso para las elecciones generales de final de año.

Sentarse en un escaño del viejo palacio de la carrera de San Jerónimo no es algo desconocido para Sánchez-Camacho, pues fue diputada durante la legislatura 2004-2008, haciéndose cargo, además, de la portavocía del Grupo Popular en la Comisión de Interior en la Cámara baja.

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