Ambos partidos asumen que buscarán alianzas para tratar de gobernar y evitar así que Bildu mantenga el poder en algunas instituciones.

El mismo escenario que hace cuatro años, con una respuesta diferente. En esto es en lo que confían el PNV y el PSE de cara a las próximas elecciones municipales y forales del 24 de mayo. Ambas formaciones esperan que, como en 2011, en instituciones tan relevantes como la Diputación de Gipuzkoa o el Ayuntamiento de San Sebastián EH Bildu –coalición que engloba a la izquierda abertzale, EA, Aralar y Alternatiba– no obtenga mayoría absoluta. Y ahora, en cambio, los dos partidos tienen claro que de repetirse el mismo esquema llegarían a un acuerdo conjunto para evitar que gobernaran los independentistas.

El pacto se vislumbra por unos y por otros, incluso una vez comenzada la campaña electoral, y es especialmente claro en el caso de la Diputación de Gipuzkoa. El PNV reconoce en los socialistas a uno de sus socios naturales en la nueva legislatura municipal y foral, sobre todo a raíz del pacto de estabilidad económica y fiscal firmado con el PSE en 2013, y que facilita que este último avale anualmente los presupuestos presentados por el Gobierno Vasco que preside el lehendakari, Iñigo Urkullu. Los nacionalistas han explicado recientemente que quieren gobernar cuantas más instituciones mejor, aunque es especialmente importante para ellos recuperar la Diputación de Gipuzkoa, uno de sus tradicionales feudos hasta 2011, y hacerse con el Ayuntamiento de San Sebastián, donde no gobiernan desde hace décadas.

Desde el PSE, por su parte, explican a este diario que ellos “siempre” han estado dispuestos y abiertos a los pactos para evitar que Bildu se haga con las instituciones vascas. Por eso reprochan al PNV que en 2011 “entregaran en mano” a los independentistas gobiernos municipales como el de San Sebastián o forales como el de Gipuzkoa. Los socialistas explican que a pesar de que la actual ha sido una legislatura “fallida” en ambas instituciones, algo de lo que culpan al partido nacionalista, ellos mantienen su “mano abierta” a negociar futuros acuerdos de gobierno una vez constatado que los resultados del 24-M los permiten. Insisten, en todo caso, que ante los comicios previstos para dentro de dos semanas ellos salen “a ganar”.

El problema con el que podrían encontrarse tanto socialistas como nacionalistas es que alguna de las dos fuerzas políticas padeciera un importante retroceso en las urnas, que impidiera que incluso con la suma de ambas se igualara o superara el resultado de EH Bildu. Las encuestas publicadas recientemente auguran unos buenos resultados relativos para el PNV y no tan buenos para el PSE. El Gabinete de Prospección Sociológica del Gobierno Vasco, que el viernes publicó una de esas últimas encuestas, prevé una cierta resistencia del PNV en Gipuzkoa, y un incremento sustancial de sus apoyos en San Sebastián. En la capital donostiarra los nacionalistas se situarían así en primer lugar con ocho concejales y el 26% de los votos, por encima de Bildu, que obtendría también ocho representantes aunque con un menor apoyo. El PSE, que hasta 2011 había mantenido la hegemonía en la ciudad, pasaría del segundo al tercer puesto en el ránking de las preferencias de los ciudadanos, al contar con tan sólo cinco ediles.

EH Bildu, con un 31% de los votos, volvería ser el más votado para la Diputación de Gipuzkoa

Siempre según el pronóstico dibujado por el mencionado organismo autonómico, EH Bildu, con un 31% de los votos, volvería ser el más votado para la Diputación de Gipuzkoa, aumentando incluso la distancia respecto al segundo preferido por los ciudadanos, el PNV, que lograría el 26,4%. En este caso los socialistas mantendrían la tercera posición con un 15,1%. Si las urnas confirman ambos escenarios el acuerdo entre socialistas y nacionalistas sí podría resultar factible, si bien en ambos casos el PNV llevaría la voz cantante y sus candidatos ocuparían los puestos de mayor relevancia. Es especialmente importante el entendimiento de ambas formaciones en el caso de la Diputación guipuzcoana, ya que allí Bildu, con el voto del PP y Aralar, ha reprobado a los dos candidatos del PNV a la Diputación y al Ayuntamiento, Markel Olano y Eneko Goia, respectivamente, por su supuesta responsabilidad en un caso de malversación de fondos públicos.

En el caso de que lleguen a buen puerto, estos acuerdos postelectorales PNV-PSE se sumarían al que ambos mantienen desde 2013 en el Parlamento Vasco y que, como se ha mencionado anteriormente, desde entonces permiten la aprobación de las cuentas vascas. El pacto permite así la estabilidad del Gobierno Vasco, conformado en minoría por el PNV y, según lo acordado, se prolonga hasta el año 2016 en el que está previsto que se celebren elecciones autonómicas en Euskadi. La tradición de la negociación entre socialistas y nacionalistas se remonta a las primeras legislaturas tras la aprobación del Estatuto de Gernika. Gracias a los votos del PSE pudo gobernar el primer lehendakari de la etapa democrática, Carlos Garaikoetxea. Asimismo, fruto del acuerdo entre las dos fuerzas políticas se mantuvieron sucesivos gobiernos de José Antonio Ardanza.

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