El informe «Finanzas para la guerra. Finanzas para la paz» destapa el papel significativo de la industria financiera mundial en la financiación de conflictos bélicos. Presentado en la cumbre anual de la Alianza Global para la Banca con Valores (GABV) en Milán, el estudio indica que entre 2020 y 2022, se invirtieron al menos 1 billón de dólares en el sector armamentístico, evidenciando la complicidad del sector financiero en la perpetuación de la violencia a escala global.
Cifras alarmantes
Elaborado por la consultora Merian Research por encargo de la Fondazione Finanza Etica y la GABV, el informe arroja cifras alarmantes: más de 959.000 millones de dólares invertidos en la producción y comercio de armas en dicho período, con una contribución significativa de entidades estadounidenses y los principales inversores europeos. Este flujo de capital hacia el sector armamentístico no solo subraya la magnitud de la financiación disponible para la guerra, sino también la urgente necesidad de transparencia y responsabilidad en las prácticas financieras globales.
Falta de transparencia
La falta de transparencia es un tema recurrente en el informe, destacando la dificultad de rastrear completamente estas inversiones debido a la ausencia de una base de datos oficial y comprensiva. Este velo de opacidad no hace sino complicar los esfuerzos por entender y frenar el flujo de capital hacia la industria de las armas, subrayando la importancia de iniciativas que promuevan la transparencia y la rendición de cuentas en el sector financiero.
En respuesta a estos hallazgos, la GABV ha emitido una Declaración por la paz, condenando la violencia y llamando a las instituciones financieras mundiales a cesar sus inversiones en el sector armamentístico. Este llamamiento a la acción resuena con un creciente reconocimiento de que la financiación de armas es incompatible con los principios de sostenibilidad y responsabilidad social, tal como lo refleja la reciente inclusión de la industria armamentística en los marcos de inversión ESG (ambiental, social y de gobernanza) por parte de los ministros de Defensa de la Unión Europea.
Los miembros de la GABV, constituidos por 71 bancos comprometidos con principios de banca ética y sostenible, ya practican lo que predican, excluyendo explícitamente cualquier financiación de armas de sus operaciones. Esta postura no solo refleja una firme convicción ética, sino también un compromiso práctico con la promoción de la paz y el desarrollo sostenible.
La Declaración de Milán, presentada junto con el informe, no solo reitera este compromiso, sino que también invita a todas las instituciones financieras a seguir el ejemplo de la GABV: no invertir en la industria armamentística y abogar por un mundo en el que la paz sea la premisa fundamental para el cambio social y medioambiental positivo.
La implicación de la industria financiera en la financiación de conflictos bélicos es una llamada a la acción para todos los actores del sector. El informe «Finanzas para la guerra. Finanzas para la paz» no solo revela la escala del problema, sino que también ofrece una vía hacia la solución: una industria financiera comprometida con la paz, la sostenibilidad y el bienestar global.