Alfonso Fernández Mañueco y Alberto Núñez Feijóo

En un momento donde la claridad y la coherencia política son más necesarias que nunca, el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, parece empeñado en mezclar deliberadamente temas dispares, en un intento por desviar la atención de las críticas legítimas hacia sus políticas. La reciente declaración de Mañueco, intentando justificar la omisión de la palabra «dictadura» al referirse al franquismo en la futura Ley de Concordia, no solo muestra una preocupante falta de sensibilidad histórica, sino que también señala un preocupante patrón de comportamiento político.

Una estrategia de confusión

Mañueco afirmó que es «evidente» que el franquismo fue una dictadura porque «lo dice la RAE», argumentando que la futura Ley de Concordia impulsada por PP y Vox no necesita mencionarlo explícitamente porque «lo obvio no necesita glosa». Esta afirmación, lejos de aclarar, confunde. En el marco de la política y la legislación, las palabras importan. La omisión deliberada de términos críticos como «dictadura» al referirse al franquismo minimiza la gravedad de un régimen que oprimió a España durante décadas.

Además, Mañueco acusó al PSOE de utilizar estas discusiones como «una cortina de humo» para ocultar otros temas, específicamente el «caso Koldo y la ley de amnistía». Este intento de vincular críticas legítimas a su gestión con supuestos escándalos políticos ajenos es un claro ejemplo de cómo el Partido Popular, bajo su liderazgo en Castilla y León, intenta constantemente atacar al PSOE aprovechando cualquier oportunidad, incluso cuando ello implica mezclar asuntos que no guardan relación entre sí.

Lo realmente grave aquí no es la ley de amnistía, como Mañueco quiere hacer creer, sino el intento de reescribir la historia y suavizar la percepción del franquismo a través de legislaciones como la Ley de Concordia. La política de distorsión y ataque sistemático al adversario político, especialmente en temas de memoria histórica y derechos humanos, no hace más que socavar la confianza en las instituciones democráticas y envenenar el debate público.

La necesidad de transparencia y respeto histórico

En un momento en que España, como muchas otras democracias, enfrenta desafíos significativos tanto a nivel nacional como internacional, la retórica de Mañueco y sus tácticas políticas representan un paso en la dirección equivocada. Es neesario que los líderes políticos aborden las críticas con transparencia y respeto por la verdad histórica, en lugar de recurrir a la confusión y la confrontación partidista.

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