Doce días después de anunciar su “ronda de consultas” para explorar un pacto al margen del PP, el líder socialista no ha logrado avance alguno. La tensión con el sector crítico va en aumento y las novedades del caso ERE lastran su estrategia de presentar al PSOE como abanderado de la regeneración y la lucha anticorrupción.

Dos llamadas telefónicas y dos reuniones personales. Esa es toda la actividad que ha desarrollado Pedro Sánchez para tratar de buscar un acuerdo que alumbre su anhelado “Gobierno del cambio”. Doce días después de anunciar que impulsaría una “ronda de consultas” para evitar la convocatoria de terceras elecciones, Sánchez presenta un balance muy pobre e infructuoso, prácticamente en blanco.

La primera conversación, con Mariano Rajoy, directamente no sirvió para nada. Ambos constataron de nuevo el abismo que les separa y colgaron el teléfono, tal y como explicaron sus equipos sin excesivos circunloquios. La segunda, con Pablo Iglesias como interlocutor, fue algo más larga y productiva, aunque todo el botín que se llevó el líder del PSOE fue la promesa de seguir dialogando. Algo similar ocurrió con Alberto Garzón, a quien Sánchez recibió en persona para testar su disposición al acuerdo. No hay fricciones en Unidos Podemos sobre la línea a seguir: los socialistas deben apostar por un pacto de gobierno junto a ellos y luego buscar el aval de otras fuerzas, bien del soberanismo periférico o bien de Ciudadanos.

Sánchez sólo ha hablado con Iglesias, Garzón y Homs para explorar su alternativa

El cuarto movimiento de Ferraz fue convocar al portavoz parlamentario de la antigua Convergència, Francesc Homs. El independentismo catalán anhela la salida de Rajoy del Gobierno, confirmó Homs, pero tiene como prioridad el referéndum de autodeterminación. Inasumible para el PSOE. En esas circunstancias, y ante la contundencia dialéctica de Podemos y C’s para defender sus vetos cruzados, Sánchez parece haber optado por dejar macerar la situación y aparcar los contactos.

Así, aprovecha cada novedad en los casos de corrupción que afectan al PP para apelar a la responsabilidad de Iglesias y Rivera, en la esperanza de que la amenaza de los terceros comicios les mueva a un pacto a tres con el PSOE. “[España] necesita un Gobierno para ya, inmediato, eso sí, un Gobierno limpio” es el eslogan con que defiende su postura en estos días de campaña por Galicia y País Vasco.

Al tiempo, enfatiza su rechazo a negociar con el PP. Sus diputados “dirán ‘no’ una y mil veces por una cuestión de responsabilidad”, proclamó el miércoles desde Ourense. Lo mismo repiten sus dirigentes de confianza en los medios y en actos públicos. Es la manera de dejar claro a Ciudadanos que no hay posibilidad de integrarse en su pacto con el PP, pero también de reforzarse hacia dentro. El sector crítico ha tardado una semana, pero ya se ha movilizado contra la pretensión de Sánchez de construir un proyecto de Gobierno sobre la débil base de 85 diputados.

La oposición interna

Susana Díaz, líder de la poderosa federación andaluza, cree que “no se puede gobernar” de ese modo. Lo ha mantenido desde el día siguiente a las elecciones y lo defiende también ahora que Ferraz sondea en serio la posibilidad de hacerlo. A la vez, Díaz carga contra Rajoy para que nadie pueda decir que se vende a la derecha, en una estrategia que parece defender el entendimiento con el PP a cambio de que el presidente dé un paso atrás. Parece, porque no expresa a las claras su postura. Como tampoco lo hace el resto de críticos, a excepción de un Guillermo Fernández Vara que pagó con el ostracismo su posicionamiento favorable a explorar la abstención ante Rajoy. Vara criticó el lunes que la dirección llevara dos meses sin entablar comunicación con él, lo que le valió el apercibimiento de Ferraz y una feroz campaña de acoso en las redes sociales por parte de militantes y simpatizantes socialistas. No es el primero que las sufre.

Page, Lambán y Pradas lamentan las campañas de ataque que sufren los discrepantes con Sánchez en las redes sociales

Esas campañas tienen apariencia de naturalidad, pero hay quien ve detrás una orquestación. “¿Hay alguien que está cada vez que le da la gana utilizando redes sociales de manera nada espontánea, organizada, para insultar o malmeter con cualquier dirigente político?”, se preguntó este jueves el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, otro de los críticos. Page salió a defender a Vara, como hicieron decenas de cargos y excargos del PSOE la jornada anterior, reivindicando su derecho a pedir un debate sobre la estrategia postelectoral. «Es de los mejores políticos que hay en España”, zanjó.

El presidente aragonés, Javier Lambán, también criticó los ataques online que se suceden contra las voces discrepantes y que él mismo ha sufrido. “A las opiniones más o menos razonables, pero todas ellas respetables, de quienes intervienen o intervenimos en esos debates con frecuencia se nos está contestando con insultos”, declaró a TVE. “Están proliferando en las redes sociales algunos ataques que yo creo que no son propios del partido al que pertenecemos”, le avaló Antonio Pradas, diputado por Sevilla.

Desde el oficialismo la respuesta la dio Patxi López, secretario de Acción Política de Sánchez, llamando a la cohesión en torno al ‘no’ al PP. “La obligación de los socialistas es no permitir que Rajoy siga gobernando y enfangando la política en España. Y lo tenemos que hacer con un partido fuerte, unido y sin fisuras. Con debate, sí. Pero con unidad”.

Petición de cárcel para Griñán

Y en medio de esa refriega que entorpece los intentos de Ferraz por atraer el apoyo de Podemos y Ciudadanos para hacerse con La Moncloa, llegaron las novedades de los ERE. Seis años de cárcel y 30 de inhabilitación para José Antonio Griñán; diez años de inhabilitación para Manuel Chaves. Las peticiones de la Fiscalía contra los acusados en la denominada “rama política” del escándalo suponen todo un torpedo en la línea argumental del PSOE.

Una pléyade de históricos del socialismo desfilará por el banquillo en 2017 acusados de montar o consentir la trama de los ERE

¿Cómo defender en esas condiciones que tu partido es el más preparado para encabezar la regeneración? ¿Cómo marcar distancias con la corrupción del PP después de ver a 26 excargos y extécnicos de la Junta andaluza que siempre gobernó el PSOE incriminados en una de las mayores tramas de malversación y prevaricación de la democracia? Hasta seis exconsejeros aparecen señalados, a cuatro se les pide pena de prisión. Entre ellos, figuran históricos como Magdalena Álvarez, José Antonio Viera, Carmen Martínez Aguayo o Gaspar Zarrías. Todos van camino de desfilar por el banquillo de los acusados en un juicio previsto para 2017 por haber consentido o impulsado esa red que operó de 2001 a 2010 y manejó de forma irregular más de 850 millones de euros.

Sánchez se esforzará por separarse de un caso sucedido antes de su llegada a la primera línea y que afecta a la federación más crítica con él, pero difícilmente podrá evitar que le condicione la estrategia. Su plan de reintentar el pacto transversal, o al menos mantenerlo vivo el tiempo suficiente para no ser responsabilizado de nuevas elecciones, siempre tuvo mucho de quimérico. Ahora se ha vuelto prácticamente imposible.

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