La actual legislatura europea ha estado caracterizada por las políticas verdes, que no siempre han tenido una buena acogida en el campo

La noche ha sido larga para los cientos de agricultores que han tomado rumbo a Bruselas con el fin de secundar las protestas frente al Parlamento Europeo. En distintos puntos de la capital comunitaria tractores, barricadas y fuego han sido la tónica hasta el amanecer. Argumentan su protesta por la desprotección que sienten ante la legislación europea sobre su sector, mientras la Comisión Europea (CE) negaba ser «el enemigo» de quienes trabajan en el campo.

Las movilizaciones de los agricultores coinciden con el inicio, hoy, del diálogo estratégico sobre el futuro de la agricultura impulsado por la Comisión que, según Bruselas, «contribuirá a desarrollar un entendimiento conjunto sobre el futuro sistema agrícola y alimentario de la UE entre actores de toda la cadena agroalimentaria».

El futuro de la agricultura europea se plantea como uno de los temas clave de la campaña para las elecciones al Parlamento Europeo del 6 al 9 de junio de este año, y es un área en el que los partidos a la derecha en el espectro político tratarán de capitalizar el descontento con las políticas de la Unión Europea.

Desde la Comisión Europea, el vicepresidente ejecutivo para Relaciones Interinstitucionales, Maros Sefcovic, ha subrayado que el Ejecutivo comunitario nunca se ha sentido como «el enemigo de los agricultores».

«Los vemos como los guardianes de nuestra naturaleza, como agentes económicos muy importantes. Estamos orgullosos de ellos«, ha señalado en la comisión de Agricultura de la Eurocámara.

La actual legislatura europea ha estado caracterizada por las políticas verdes, que no siempre han tenido una buena acogida en el campo.

Sefcovic ha señalado que los agricultores convierten a la UE en la primera economía agrícola y que los productos agroalimentarios del club comunitario se consideran en todo el mundo «de la mejor calidad, los más limpios, los mejores y los más seguros».

También ha añadido que la Comisión quiere trabajar con los agricultores «de la forma más estrecha posible» y que Bruselas les tiene «un gran respeto».

El vicepresidente de la CE también se ha referido a la propuesta que el Ejecutivo comunitario prepara para prolongar la exención de aranceles a las importaciones ucranianas, que vence el próximo junio y que se adoptó por primera vez en 2022 para apoyar a Kiev ante las consecuencias de la invasión rusa.

Sefcovic ha afirmado que la nueva propuesta está «en preparación», pero reconoce que Bruselas tiene que asegurar que consigue «el equilibrio adecuado» entre el apoyo a Ucrania y a los Estados próximos que se han quejado del aumento de las importaciones de Kiev.

«Confió en que se encontrará una solución que sea justa para los países fronterizos, para todos los Estados miembros de la UE y que apoye a Ucrania», ha dicho.

Países cercanos a Ucrania como Polonia, Hungría o Eslovaquia han protestado durante el último año por el aumento de las importaciones agrícolas ucranianas, que se quedaban en sus territorios a precios considerablemente más baratos que los que pueden ofrecer los productores locales, en vez de llegar a otros Estados miembros de la UE o a países terceros no pertenecientes al club comunitario.

Ante esa situación, la Comisión Europea prohibió entre mayo y septiembre de 2023 que las importaciones ucranianas de trigo, maíz, colza y girasol se quedaran en los mercados nacionales de Polonia, Rumanía, Bulgaria, Hungría y Eslovaquia. Sólo podían pasar por esos cinco Estados si su destino final era otro país.

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