La diversidad biológica de todo el mundo está amenazada por el cambio climático. Foto: Unsplash/Zdeněk Macháček

La Conferencia de Biodiversidad, también conocida como COP15, ha arrancado este martes en Montreal, Canadá, donde los expertos y diplomáticos establecerán nuevos objetivos y metas destinados a detener la alarmante disminución de la naturaleza, como resultado de la actividad humana.

La reunión se anuncia como una de las de mayor importancia para la biodiversidad, porque se espera que conduzca a la adopción de un nuevo Marco Global de Biodiversidad, que guiará las acciones en todo el mundo hasta 2030 para preservar y proteger la naturaleza y los servicios esenciales que ofrece a la humanidad.

Los delegados y organizadores esperan que esta Conferencia tenga un impacto más duradero para la naturaleza que su edición de 2010, cuando los gobiernos acordaron alcanzar metas muy ambiciosas para el año 2020, como la reducción a la mitad de la pérdida del hábitat natural y la implementación de planes para un consumo y una producción sostenibles.

Sin embargo, un informe de la ONU publicado en 2020 mostró que no se había cumplido por completo ni un solo objetivo. Mientras tanto, el planeta está experimentando su mayor pérdida de vidas desde los dinosaurios: un millón de especies de plantas y animales ahora están en peligro de extinción.

Una cacofonía del caos

El Secretario General de la ONU, ha subrayado en su discurso de apertura la urgente necesidad de actuar. Al señalar que «sin la naturaleza, no somos nada», António Guterres ha declarado que la humanidad lleva tocando, durante cientos de años, «una cacofonía del caos, tocada con los instrumentos de la destrucción«.

El titular de la ONU catalogó a continuación algunos ejemplos de esta destrucción, que van desde la deforestación y la desertificación al envenenamiento del medio ambiente por químicos y pesticidas. De esta forma se está degradando la tierra y haciendo más difícil alimentar a la creciente población mundial.

También ha citado la degradación del océano, que está acelerando la destrucción de los arrecifes de coral y otros ecosistemas marinos que sustentan la vida, afectando directamente a las comunidades que dependen de ellos para su sustento.

Las multinacionaes vacían nuestro mundo de sus dones naturales

Guterres ha apuntado a las corporaciones multinacionales de las que, dijo, están «llenando sus cuentas bancarias mientras vacían nuestro mundo de sus dones naturales» y convirtiendo a los ecosistemas en «juguetes de ganancias».

Dejando a un lado los sueños ilusos de los multimillonarios, no existe el planeta B, aseguró el Secretario General, que pidió desafiar la implacable concentración de riqueza y poder de unos pocos que va en contra de la naturaleza y los intereses reales de la mayoría.

Guterres llegó a describir a la humanidad como «un arma de extinción masiva» que «trata a la naturaleza como un retrete» y va camino del «suicidio por poder», en referencia al costo humano asociado con la pérdida de la naturaleza y biodiversidad.

La respuesta, ha sugerido, podría estar en un acuerdo mundial sobre biodiversidad que aborde los factores que impulsan su disminución, cambiando el uso de la tierra y del mar, deteniendo la sobreexplotación de especies, frenando el cambio climático y la contaminación, acabando con la introducción de especies no autóctonas invasoras.

Para ello, aseguró que es necesario abordar las causas profundas como los subsidios perjudiciales, las inversiones mal dirigidas, los sistemas alimentarios insostenibles y los patrones más amplios de consumo y producción.

Tres acciones para salvar la biodiversidad

El Secretario General puso sobre la mesa las medidas que deben tomarse para salvar la naturaleza en tres áreas principales.

La primera implica la implementación de planes nacionales que desvien los subsidios y las exenciones fiscales de las actividades que contribuyen a la destrucción de la naturaleza hacia soluciones ecológicas como la energía renovable, la reducción de plásticos, la producción respetuosa de alimentos con la naturaleza y la extracción sostenible de recursos.

Estos planes también reconocerían los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales.

La segunda se refiere al sector privado que debe reconocer que las ganancias y la protección deben ir de la mano, lo que significa un cambio de la industria alimentaria y agrícola hacia la producción sostenible y los medios naturales de polinización, control de plagas y fertilización.

Además, las industrias de la madera, los productos químicos y la construcción deben tener en cuenta sus impactos sobre la naturaleza en sus planes de negocios; mientras las industrias biotecnológicas, farmacéuticas y de otro tipo que utilizan la biodiversidad deben compartir los beneficios de manera justa y equitativa.

El “lavado ecológico” de las empresas, dijo refiriéndose a las afirmaciones de protección del medio ambiente sin fundamento que hacen las empresas, debe terminar, y el sector privado debe rendir cuentas por sus acciones en todos los eslabones de sus cadenas de suministro.

La tercera medida pasa por el apoyo financiero mejorado de los países del Sur Global. Guterres hizo un llamamiento a las instituciones financieras internacionales y los bancos multilaterales de desarrollo para que alineen sus carteras con la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad.

Biodiversidad y derechos humanos

Un grupo de expertos independientes ha emitido una declaración en la que pide que la salvaguarda de los derechos humanos ocupe un lugar central en todas las partes del documento marco que salga de la COP15.

En una resolución histórica de la Asamblea General, adoptada en julio de 2022, la ONU reconoció el derecho a un medio ambiente limpio, sano y sostenible. Dado que los ecosistemas sanos y la biodiversidad son el núcleo de este derecho, argumentan los expertos, los Estados tienen la obligación de proteger, conservar y restaurar la biodiversidad.

Sin embargo, los expertos David Boyd, Relator Especial sobre los derechos humanos y el medio ambiente; Ian Fry, Relator Especial sobre la promoción y protección de los derechos humanos en el contexto del cambio climático; Francisco Cali Tzay, Relator Especial sobre los derechos de los pueblos indígenas, subrayan que las medidas destinadas a proteger la biodiversidad no pueden ir en detrimento de los derechos humanos.

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