«Cuando la intención genocida es tan conspicua, tan ostentosa, como lo es en Gaza, no podemos apartar la vista, debemos hacer frente al genocidio; debemos prevenirlo y debemos castigarlo». Así se ha expresado la relatora especial sobre la situación de los derechos humanos en los Territorios Palestinos Ocupados durante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Francesca Albanese. En la sesión se ha presentado un informe pormenorizado que mostraría «motivos razonables» para creer que se ha alcanzado el umbral que indica la comisión del delito de genocidio contra los palestinos como grupo en Gaza.
«En concreto, Israel ha cometido tres actos de genocidio con la intención requerida: causar graves daños físicos o mentales a miembros del grupo; infligir deliberadamente al grupo condiciones de vida calculadas para provocar su destrucción física total o parcial; imponer medidas destinadas a impedir los nacimientos dentro del grupo», ha explicado.
Según la experta, «una minoría de poderosos Estados miembros», en lugar de detener su impulso, «ha prestado apoyo militar, económico y político a la atrocidad, agravando la devastación que ha provocado en los palestinos».
En este contexto, Albanese ha pedido a los Estados miembros que cumplan con sus obligaciones e impongan un embargo de armas y sanciones a Israel.
También ha afirmado que negar la realidad y mantener la impunidad y el excepcionalismo de Israel ya no es viable, especialmente a la luz de la resolución vinculante del Consejo de Seguridad, adoptada este lunes, que pide un alto el fuego inmediato en Gaza.
Destrucción de Gaza
Además de matar a más de 30.000 palestinos, entre ellos 13.000 niños, las fuerzas israelíes utilizaron «un arsenal apocalíptico» en uno de los lugares más densamente poblados del planeta. Se utilizaron casi 25.000 toneladas de explosivos (el equivalente a dos bombas nucleares), municiones no guiadas (o «bombas tontas») y otros artefactos para arrasar barrios enteros.
«En las dos primeras semanas, Israel impidió que entrara en Gaza toda la ayuda humanitaria, y en los meses siguientes ha impuesto restricciones extremas al agua, los alimentos, la electricidad y el combustible (…) Esta política deliberada ha inducido una grave inseguridad alimentaria rápida y sostenida en toda la población, y los atrapados en el norte se alimentan de piensos y hierba», ha detallado la experta.
Albanese ha concluido que «en menos de seis meses Israel ha destruido Gaza, borrando o dañando gravemente casi toda la infraestructura civil y las tierras agrícolas».
Asimismo, se ha referido a imágenes publicadas por parte de soldados israelíes «en las que se jactan de sus asesinatos de familias, madres, niños, del bombardeo de hogares, mezquitas y escuelas» y vídeos que «les muestran burlándose sádicamente y humillando a sus víctimas palestinas».
Discurso antipalestino
La experta independiente, que tiene un mandato del Consejo de Derechos Humanos pero no habla en nombre de la ONU, ha subrayado que estos «actos de genocidio» están motivados por un vehemente discurso antipalestino, que describe «a todo el pueblo (…) como un enemigo que debe ser erradicado o eliminado por la fuerza. Esta retórica es omnipresente en todos los segmentos de la sociedad israelí».
Y el hecho de que altos cargos israelíes con autoridad de mando pidieran regularmente a sus soldados que aniquilaran a la población de Gaza constituye «una prueba irrefutable de incitación explícita y pública a cometer genocidio».
Camuflaje humanitario
Según Albanese, los dirigentes ejecutivos y militares y los soldados israelíes han «distorsionado intencionadamente las normas fundamentales» del derecho internacional humanitario (distinción, proporcionalidad y precaución) «en un intento de legitimar la violencia genocida contra el pueblo palestino».
Cree que “al estirar deliberadamente las definiciones de escudos humanos, órdenes de evacuación, zonas seguras, daños colaterales y protección médica, Israel ha utilizado sus funciones protectoras como camuflaje humanitario con el efecto de ocultar pautas de conducta, de las que la única inferencia que puede extraerse razonablemente es una política estatal de violencia genocida contra los palestinos».
En este sentido, la potencia ocupante no distingue entre civiles y combatientes ni entre infraestructuras civiles y objetivos militares legítimos. Israel ha calificado a toda la población civil de Gaza de «escudos humanos» o «cómplices de los terroristas«, según Albanese.
Además, los que consiguieron evacuarse a zonas definidas por Israel como «zonas humanitarias seguras» también fueron objeto de nuevos ataques, y sus muertes y lesiones fueron justificadas por Israel como «daños colaterales».
Una tragedia anunciada
Detrás de esta descripción, la experta también quiso subrayar que el genocidio de Gaza es la etapa más extrema de un largo proceso de colonización destinado a aniquilar a los palestinos nativos.
«Durante más de 76 años, este proceso ha oprimido a los palestinos como pueblo de todas las formas imaginables, aplastando su derecho inalienable a la autodeterminación demográfica, económica, territorial, cultural y política», y ha añadido que la «amnesia colonial de Occidente ha condonado el proyecto colonial de Israel. El mundo ve ahora el amargo fruto de la impunidad concedida a Israel. Ha sido una tragedia anunciada».
Con la Corte Internacional de Justicia a punto de deliberar y el Tribunal Penal Internacional a punto de llevar a cabo una investigación, ha considerado que era su responsabilidad recordar al Consejo de Derechos Humanos que ha llegado el momento de que los Estados actúen. «El momento de que los Estados actuaran era entonces, y como no lo hicieron, ese momento es ahora».