El director general de Airbnb en España habla con SABEMOS de todas las polémicas en torno al gigante tecnológico: hasta dónde llegarán en la lucha contra el fraude fiscal, por qué la compañía paga sus impuestos en Irlanda, los ataques del sector hotelero… Y lo hace con una sonrisa.

Cuando habla de su trabajo en Airbnb transmite una ilusión nada impostada. Se dice “feliz de la vida” por formar parte del gigante del alquiler turístico online y cuenta a todos los que le quieren oír que tiene “el mejor trabajo del mundo”. ¿Por qué? Por estar en una compañía que está transformando la forma de viajar en todo el mundo. Y lo dice siempre sosteniendo la mirada y con convencimiento. Y es que Airbnb nació a finales de 2008, y hoy tienen 1,5 millones de viviendas anunciadas y su servicio lo han utilizado para viajar (al menos una vez) 60 millones de personas en todo el mundo. Realmente está revolucionando la forma de viajar, sí.

Los incrementos de ocupación y de ingresos de los hoteles en España son los mayores de toda Europa. Y eso ha sucedido al tiempo que Airbnb crecía de manera exponencial. Son crecimientos compatibles

Arnau Muñoz está al frente de Airbnb en España desde el pasado abril. En sólo siete meses ya le ha tocado curtirse en una compañía que parece permanentemente en el ojo del huracán. Con medio sector turístico nacional queriendo ponerle freno y lanzando críticas de manera permanente, Muñoz se zafa diciendo que los hoteles “no son competencia”, sino “negocios complementarios”. Con algunas administraciones reclamando datos de usuarios en busca de fraudes, replica que son las autoridades las que tienen que identificar a los infractores y la compañía los echará cuando lo hagan. Con el ojo censor de muchos sobre la compañía por pagar sus impuestos fuera de España, subraya que es legal y que tener sede en Irlanda no es sólo cuestión de impuestos (ejem). En medio de acusaciones sobre el fraude fiscal que esconde el alquiler, responde que las obligaciones tributarias son de los usuarios no de la plataforma en que se anuncian.

Y a todas estas cuestiones Muñoz responde sin perder la compostura, con una amabilidad que abruma, con argumentos cuidados. Y lo mejor –lo peor para sus rivales- es que todos los argumentos realmente parece que se los cree. Y sonríe tranquilo, porque él está feliz de la vida en Airbnb.

 

Es evidente que Airbnb tiene éxito de público, pero se le atraganta la crítica. Empecemos por lo bueno, ¿por qué ese enorme éxito entre el público?

Ante todo porque allá donde vayas la experiencia es absolutamente consistente. Vayas a Bali, a Tokio o a Madrid, el producto es consistente. Encontrar una marca global que te ofrece una experiencia de este tipo allá donde vayas ya es una primera garantía. Y, además, el producto es bueno. Nosotros medimos el net promoter score, que es la diferencia entre cuántos de los usuarios recomendarían el producto y cuántos no lo harían, y Airbnb logra una nota de 62 y el promedio de la industria turística es de 48. Es un producto bueno y, sobre todo, es una nueva forma de viajar. Cuando llegué el domingo a Madrid pedí recomendaciones a mi anfitriona acerca de dónde ir, y yo, que estuve viviendo en Madrid siete años, tengo la sensación de estar descubriéndolo ahora. Yo había visitado la ciudad con una ‘t’ de turista en la frente e iba donde iban todos los turistas. Y con Airbnb se puede viajar como si fueras un local.

¿Y por qué Airbnb se encuentra también con tantísima animadversión entre la crítica (léase el sector hotelero)?

En primer lugar, por desconocimiento. Nosotros en 2008 ni siquiera existíamos y la economía entre particulares tampoco. Y desde entonces esta actividad ha crecido a un ritmo exponencial. Nosotros este año alcanzaremos los 60 millones de personas que nos han probado al menos una vez desde nuestro nacimiento. Es un fenómeno que ha crecido exponencialmente y eso genera desconfianza o percepción de riesgo entre personas que están metidas en el mismo ecosistema. Lo que ha demostrado la experiencia es que el crecimiento de ocupación hotelera en España en los últimos años es el más alto de Europa y el RevPar [los ingresos por cada habitación disponible], también. Y eso ha sucedido al mismo tiempo que nosotros crecíamos de manera exponencial, lo que demuestra que son crecimientos compatibles. La semana pasada el presidente de la cadena Hilton dijo lo que es una obviedad: que los hoteleros y nosotros somos compatibles, que son actividades incrementales. En algunos casos el viajero de Airbnb querrá ir a un hotel y en otros, los que suelen ir a un hotel se plantean viajar a un piso de alquiler.

 

 

Uber tiene suspendida su actividad en España por la justicia y Blablacar puede acabar corriendo la misma suerte en breve. ¿Cree factible acabar viendo a un juez echando el cierre, siquiera temporal, a Airbnb en España?

Yo no puedo hablar de otras empresas, porque no entiendo sus sectores. No tengo ni idea de cuál es el modelo de transporte de personas. Sólo puedo opinar respecto a mi sector. Cuando hablo de lo mío, me puedo atener a lo que dijo la Comisión Europea la pasada semana, que reconoció la fuerza de la economía entre particulares y pidió a los estados que la regulasen y que lo hicieran de una manera consistente entre los diferentes países. En un sector que hace seis años no existía y que ahora es gigante, lo que hay es un cierto desconocimiento. Y cuando se vaya solucionando, acabaremos teniendo marcos regulatorios para lo que hoy ya es una realidad.

Pero, al menos de momento, algunos tribunales españoles están adoptando medidas cautelares contra empresas de economía entre particulares. ¿Lo ve como un riesgo?

Las diferentes autoridades españolas reconocen que el turismo es un elemento crítico para España. Y creo que se reconoce a escala global que Airbnb es un elemento fundamental en este campo. Y a partir de ahí, las diferentes regiones, prácticamente todas, han declarado que quieren regular el home sharing. ¿Cuánto van a tardar? No sé, pero supongo que no mucho cuando la demanda crece de manera exponencial.

– ¿Ve factible una salida de Airbnb del mercado español? – Jamás. La ventaja de trabajar para un proyecto que crees justo y necesario es que no te planteas esas medidas

Pero si el Gobierno, las CCAA o incluso los tribunales empiezan a sancionar a la compañía, ¿ve posible una retirada del mercado español, aunque sea por hartazgo o para evitar problemas mayores?

Jamás. La ventaja de estar trabajando para un proyecto que crees que es justo y que es necesario –y todos los que trabajamos en Airbnb creemos que la economía entre particulares es justa y necesaria- es que no te planteas este tipo de medidas. La Comisión Europea, con lo que declaró la semana pasada, nos está dando cierto marco protector de cara al futuro.

¿Cómo de importante es ahora España en el negocio global de Airbnb?

Europa representa el 50% de los ingresos de Airbnb, mientras que Estados Unidos concentra el 35%. Somos una compañía más europea que americana en este sentido. Dada la importancia de Europa, todos los destinos que son de carácter intraeuropeo, como España, juegan un papel fundamental para la compañía. Nosotros tenemos en España unos 115.000 anfitriones que anuncian su vivienda y la compañía tiene en todo el mundo un total de 1,5 millones. España representa más o menos del 10% del conjunto de anuncios de la compañía. Como empresa nacimos con una vocación de ofrecer destinos urbanos, pero en los últimos años hemos tomado fuerza en el vacacional. Y en España tienen un gran papel los destinos urbanos, y además el vacacional es un producto básico. Y en cuando a demanda, al final de 2015 alrededor de 1,4 millones de españoles habrán utilizado Airbnb este año.

¿Y hasta dónde prevén llegar en los próximos años?

Nuestros objetivos son ahora más cualitativos. No se trata tanto conseguir un mayor número de anuncios, sino que estos anuncios permitan tener la mejor experiencia posible y que sea consistente con el conjunto de Airbnb. Nuestro objetivo es crecer tanto en urbano como en vacacional y, adicionalmente, intentar que la calidad de oferta que aportamos sea la mejor. Crecer, sí, pero con la vista puesta en la calidad.

Ni desleal, ni competencia

Volvamos a su pugna con los hoteleros. ¿Son ustedes competencia desleal como ellos dicen?

En absoluto. De hecho, niego la mayor y no creo siquiera que seamos competencia. El presidente de Hilton ya ha dicho que son segmentos compatibles, complementarios e incrementales. Creo que él tiene suficiente visión sobre el sector hotelero, y no seré yo quien le cuestione. No hay competencia, y en absoluto es desleal.

En absoluto somos competencia desleal de los hoteleros. De hecho, niego la mayor y no creo siquiera que seamos competencia

Pero los hoteleros se quejan de que sus establecimientos tienen que cumplir más de 300 requisitos (con el consiguiente coste) y el alquiler prácticamente no cumple ninguno por un servicio que en algunos casos es equiparable.

Por partes. A día de hoy el marco para profesionales del alquiler está establecido y es claro. Si se quiere cambiar esa regulación, que se cambie, pero ya existe. Si los hoteleros se refieren a las transacciones entre particulares, a mí me parece claro que a los particulares no se les puede exigir que actúen como si fueran empresas. Si se hace, nos estaríamos cargando la economía colaborativa en sí misma. Hay que poner las cosas fáciles. Es muy importante entender la diferencia entre el entorno de profesionales y el entorno de particulares. Y lo que pedimos, por lo que estamos luchando, es que haya un marco legal también para la actividad de los particulares.

Los hoteleros se quejan de que las diferentes exigencias a su negocio y al alquiler es la causa de la diferencia de precios entre ambos tipos de alojamiento.

Yo vengo del sector hotelero y te puedo decir que nuestro precio promedio no está por debajo del de determinados establecimientos hoteleros. Esto no va de precio, va de experiencias. Nuestra estrategia de comunicación no habla tarifas, habla de experiencias. Si fuera el precio el elemento característico de Airbnb, no tendríamos el net promoter score que tenemos. Cuando existe esa percepción de calidad de producto no es porque el precio es bajo, es porque el producto es bueno.

Algunos estudios sobre su actividad en EEUU hablan de apartamentos ocupados más del 90% de los días del año y de un buen número de pisos por encima del 70%. ¿Eso es una vivienda o en la práctica es un hotel que no cumple con los requisitos de un hotel?

Yo te puedo hablar de España. Hace unos meses publicamos un estudio sobre el impacto económico de Airbnb en Madrid y en él se mostraba que el ingreso promedio de cada anfitrión estaba entre 500 y 600 euros. Éste es el anfitrión con el que trabajamos. En el 70% de los casos los anfitriones tienen un solo anuncio en Airbnb. Son particulares que se están sacando un ingreso adicional y de los que la mitad dicen que alquilan su casa para poder continuar en ellas o para pagar sus facturas. Ésa es la idea de anfitrión de Airbnb, y tratar de equiparlo con los profesionales no es correcto.

Pero, en cualquier caso, se tenga un anuncio o se tengan varios, ¿si la ocupación del piso es del 90% de los días, se puede seguir considerando una vivienda y no un hotel que dice que no lo es?

Aquella persona que tenga una empresa de apartamentos turísticos e incluya pisos en Airbnb seguramente los querrá tener alquilados el 100% del tiempo. ¿Ése producto es el corazón de nuestro negocio? No. Los clientes de Airbnb buscan la experiencia de que alguien les esté esperando, que le recomiende dónde tomar café. Y si no la tienen, otorgarán una mala nota y ese apartamento caerá en el ranking en que aparece en las búsquedas en Airbnb. Los hoteleros tienen herramientas para poder gestionar los precios y las reservas en función de la demanda, nosotros no. Un profesional del alquiler que utilice Airbnb va a tener que ir modificando las tarifas manualmente en todos los apartamentos que ofrezca y para cada día. Uff, pues que tenga buena suerte. Nuestra plataforma no está hecha para profesionales, y no les es muy útil más allá de proporcionarles tráfico. ¿Tendríamos que echarlos de la plataforma? No, ¿por qué? Los que cumplan la ley que sigan ahí y que sea el usuario el que decida si es el producto que quieren.

Airbnb no es para profesionales, no les es muy útil. ¿Tendríamos que echarlos de nuestra plataforma? No, por qué. Los que cumplan la ley que sigan ahí

En España, el lobby turístico Exceltur elaboró un informe en el que les acusa (a Airbnb, a sus rivales como Homeaway o Wimdu y al alquiler de viviendas para uso turístico en general) de un gran número de males. ¿No tienen razón absolutamente en nada? ¿Sólo es miedo?

Creo que es puro desconocimiento. No hay más que ver la evolución de las tasas de ocupación y la de los precios de los hoteles. Sería posible que la ocupación subiera porque los precios bajan, pero es que no sucede: crecen a la par la ocupación y las tarifas. Cuando crecen las dos métricas es porque la demanda para el producto está creciendo exponencialmente. Esos datos muestran que los hoteles y Airbnb son perfectamente compatibles. Los dos crecemos a la vez.

En ese informe, se habla de los problemas que genera cuando hay una alta concentración de apartamentos de alquiler. Problemas de convivencia, expulsión de población residente por el encarecimiento de los alquileres y porque se dedican a cortas estancias… ¿De esto no hay nada de nada?

Está claro que crecemos mucho y lo hacemos en los mercados turísticos, así que acabamos teniendo un impacto en la zona y, a veces, algún tipo de efecto colateral. Pero la esencia del negocio de Airbnb es que los anfitriones y huéspedes pueden conocer a través de la plataforma la evaluación con que cuenta el otro; que el promedio de edad no es de adolescente sino que una cuarta parte tiene más de 50 años; que los pisos no se concentran en una sola zona de la ciudad sino que se ha descentralizado la actividad… Con todo eso, desmontamos muchos de esos fantasmas.

Airbnb y el fraude fiscal

¿El alquiler turístico es una gran bolsa de fraude fiscal como denuncia el sector turístico?

El alquiler turístico gestionado por profesionales tiene su propio marco. Los profesionales tienen sus obligaciones como sociedades y tienen que tributar por IVA. Es un marco regulatorio claro, con todo muy bien definido, y no debería haber problemas. Pero la esencia de nuestro negocio es el apartamento turístico de particulares.

De acuerdo, ¿y en concreto el alquiler de particulares es una bolsa de fraude fiscal?

No. El alquiler entre particulares le genera al anfitrión una serie de cargas fiscales a las que tiene que responder. Nosotros somos absolutamente transparentes. Cuando alguien anuncia su vivienda en la plataforma le obligamos a leer unos términos y condiciones sobre sus obligaciones. Y cuando llega el momento de hacer la declaración de la renta, nosotros le informamos de todas las transacciones que ha recibido. Y no conozco otras plataformas que envíen estas memorias y resúmenes de ingresos a todos sus usuarios cada año. A partir de ahí la obligación es del propietario, no nuestra. Airbnb no puede estar acompañando a todos los individuos para saber si hacen su declaración de la renta o no. Entiendo que algunos lo harán y otros no lo harán. Esos particulares tienen que responder ante Hacienda, igual que han de responder por los ingresos que reciban por otras vías.

¿Considera pues suficiente informar a sus usuarios de sus obligaciones fiscales y de sus ingresos anuales?

Ésa es nuestra obligación como plataforma, y la cumplimos de una manera absolutamente escrupulosa. Lo que hacemos es, por normativa, establecer unas herramientas tecnológicas que ayuden a hacer la transacción de forma segura entre particulares. Y, también, apoyar y ayudar a este particular para que cumpla con sus obligaciones: tanto dar una experiencia al huésped lo mejor posible como hacer su declaración de la renta. Ésa es la normativa sobre plataformas online. Pedirnos cosas que no cumplen con esa normativa, es pedirnos hacer algo ilegal. Nosotros no podemos estar exigiendo, obligando, comprobando si todos los anfitriones hacen la declaración. Unos lo harán y otros no. Pero eso forma parte de la responsabilidad de cada individuo.

Hay quien piensa que parte de su éxito es saber mirar para otro lado con su comunidad en materia de fiscalidad. ¿Tienen razón?

No. Nosotros cumplimos con la legislación. Y a Airbnb sólo le pueden decir que la está cumpliendo, porque lo hacemos. Y lo hacemos con un nivel de transparencia que no se encuentra en otras plataformas online.

¿Por qué no colaboran más activamente en la lucha contra el fraude fiscal? La transacción para el pago del alquiler se hace en la plataforma de Airbnb, ¿no sería pues muy fácil proporcionar datos a Hacienda sobre ingresos de usuarios?

Si hiciéramos eso estaríamos incumpliendo la ley de protección de datos, la ley de protección al usuario y la ley de plataformas. Nos ajustamos al marco jurídico existente. Si ese marco jurídico evoluciona, nosotros lo cumpliremos también. Pero a día de hoy nos ceñimos a lo que nos pide la ley. Y pedirnos que hagamos otra cosa implica incumplir la legislación actual. No miramos hacia otro lado.

Cuando toca hacer la declaración de la renta, informamos a los usuarios de todas las transacciones que ha recibido durante el año. A aprtir de ahí la obligación es del propietario no nuestra. Entiendo que algunos harán la declaración y otros no

¿Están negociando con el Gobierno sobre este asunto?

No. Lo que hacemos es colaborar con todas las Administraciones para que se reconozca la economía entre particulares y el home sharing. Ésa es nuestra obsesión. Allá donde hemos conseguido que lo que era alegal se convirtiera en legal, hemos entrado en otras fases de colaboración con las autoridades. En Ámsterdam y en París colaboramos en el cobro de las tasas turísticas y formamos parte del sistema de impuestos. Pero para llegar a este punto en España, primero hay que abrir un escenario en que el alquiler de particular deje de ser alegal.

¿Por qué en España no se ha sellado un acuerdo similar a los de Francia o Países Bajos?

Porque en España no se ha reconocido la economía entre particulares en una normativa. A día de hoy, esa normativa no existe. Cuando exista, podremos empezar a construir áreas de colaboración. Primero tiene que haber un reconocimiento mutuo entre las partes.

En Cataluña se cobra una tasa turística y se va a regular el alquiler entre particulares, incluso el de habitaciones sueltas. ¿Están dispuestos a colaborar en el cobro de la tasa?

Nada nos gustaría más que poder estar en esa situación de colaboración y diálogo, precisamente porque significaría que ya estamos en un escenario de legalidad. Será una consecuencia natural cuando se apruebe el decreto en Cataluña establecer un marco en ese sentido. Si estuviéramos cobrando tasas ahora que la actividad es aún alegal, sería una situación peculiar.

Que sea la Administración la que encuentre infractores

Por otro lado, también parece fácil proporcionar datos a los ayuntamientos o a las comunidades autónomas sobre qué apartamentos tienen licencias y cuáles no allí donde se exige tenerla. El Ayuntamiento de Barcelona se los ha solicitado formalmente, y Airbnb tampoco se ha mostrado dispuesta a ayudar en esto.

Nuestra respuesta a este tipo de requerimientos es que, si las Administraciones nos comunican que hay en nuestra plataforma profesionales del alquiler que incumplen alguna normativa, Airbnb les sacará de la plataforma. Así trabajamos. Nosotros no podemos estar haciendo un filtrado de los anfitriones. Además, las normativas son diferentes en cada ciudad, necesitaríamos una plataforma capaz de identificar a quien cumple la normativa de Barcelona, la de Madrid, la de Lisboa, la de Tokio… Eso, en el plano de los sistemas, sería la muerte como plataforma. Lo que pedimos es que se aplique la ley y lo que dice la ley es que cuando se identifica a un infractor y a la plataforma se le comunica la existencia de ese infractor, la plataforma debe actuar en consecuencia. Lo que pedimos es que sea el Ayuntamiento el que identifique a los infractores y nosotros los sacaremos de la plataforma.

Incumpliríamos la ley de protección de datos, la de protección al usuario y la de plataformas online [si diéramos datos a Hacienda]. Nos ajustamos al marco jurídico existente. Si ese marco evoluciona, lo cumpliremos también.

Pero parece que la vía más fácil para identificar a ese infractor sería que ustedes facilitaran datos de quiénes son clientes para poder cruzarlos con la lista de apartamentos que tienen licencia y los que no.

Pero entonces nos saltaríamos la normativa también. Yo sólo puedo actuar a requerimiento de la Administración. Si lo hiciéramos mediante inspecciones manuales, me estaría saltando la normativa. No lo puedo hacer.

¿Y entonces si el Ayuntamiento de Barcelona o la Generalitat les remiten un listado con los miles de pisos de su plataforma que se alquilan sin estar incluidos en el registro oficial, los echarán de la plataforma?

Si son profesionales del alquiler y estos profesionales no cumplen la normativa de profesionales, deberíamos hacerlo, sí. En el caso de que fueran particulares, me sorprendería que la Generalitat nos hiciera un requerimiento en este sentido cuando la Comisión Europea les pide que reconozcan la economía entre particulares. Separemos totalmente el caso de los profesionales y el de los particulares.

Comprenderá que no es muy popular (al menos fuera de su comunidad de usuarios, claro) que una compañía no dé datos que permitirían parar los pies a posibles defraudadores.

No, no es que no colaboremos, sino que necesitamos que se produzca de una determinada manera. Necesitamos que la Administración sea la que identifique a los infractores. Es así de sencillo y así de claro.

Entonces, ¿qué país tomamos de ejemplo para regular la actividad del alquiler turístico y la de las plataformas online que lo comercializan?

La mejor ley es la última que se ha aprobado, la de Francia, que establece que cualquier persona que esté empadronada en una casa –sin necesidad de ser el propietario- puede hacer dos cosas, alquilar una parte de la vivienda mientras él esta o dejar la casa completa cuando se va de vacaciones. Y con esa regulación, desde el punto de vista administrativo, todo es muy fácil, sin exigir que el particular tenga que pedir 20 permisos. Tenemos la situación kafkiana que, habiendo 20 kilómetros entre Figueres y Perpignan, en un sitio es alegal y en otro es legal el alquiler turístico.

Los impuestos del gran negocio que se pagan en Irlanda

Airbnb paga fuera de España los impuestos por todo el negocio de alquiler que se genera aquí. Los pagan en Irlanda, un país con claras ventajas fiscales (un tipo general del impuesto de sociedades del 12,5%) y con posibilidad de acuerdos bilaterales con el Gobierno para hacerlas aún más atractivas. ¿Comprende que haya mucha gente a la que esta estrategia fiscal de su compañía no le guste, que le parezca insolidaria?

Yo soy director general de una empresa que se llama Airbnb Marketing Services, y lo que hace esta empresa es trabajar en el marketing y las relaciones públicas de la plataforma en España. Y hay otra empresa que se llama Airbnb Inc, que tiene su sede en Dublín [esta compañía es la que gestiona el ingreso de comisiones por alquiler]. Nosotros pagamos impuestos en España por la actividad de Airbnb Marketing Services, pero no se puede estar pagando también impuestos por cosas que están sucediendo en otro país. ¿Por qué se eligió Dublín? No sólo por temas fiscales, sino sobre todo por un tema de talento. De las 700 personas que trabajan en Dublín, tres cuartas partes son empleados que manejan la plataforma y el servicio de asistencia al usuario. Y la mejor escuela a día de hoy en el área de servicios de asistencia al usuario está en Dublín, porque nuestros empleados proceden de eBay, de Paypal, de Facebook, de Google… Allí es donde está el talento, no es tema de diseño fiscal.

Los impuestos que pagamos en España es por la actividad que se hace en España, pero no se puede estar pagando también impuestos por cosas que están sucediendo en otro país. La mayor parte de la cadena de valor está en Irlanda

Estará conmigo en que esa escuela de talento está en Dublín porque todas esas empresas eligieron Irlanda para tributar por sus enormes fiscales, no al revés.

Insisto en que no. En nuestro caso, no.

¿No se debe tributar en el país en que se genera la actividad de alquiler? El alquiler se realiza en España, no son cosas que suceden en Irlanda.

Nosotros tenemos aquí una parte relativamente pequeña de la actividad de Airbnb en territorio español, la mayoría se hace en Irlanda. La mayor parte de la cadena de valor está en Irlanda. ¿Por qué está allí? Por talento y porque no es ninguna ilegalidad hacerlo. Se puede cuestionar si la ley es justa o no, pero nosotros cumplimos escrupulosamente con la ley. En el caso de España, no sería para nada justo ni consecuente que se intentara hacernos pagar impuestos más allá del valor que estamos aportando aquí, que es hacer el marketing y las relaciones públicas de la plataforma. Eso es lo único que hacemos desde Barcelona.

No es ninguna ilegalidad [pagar los impuestos en Irlanda]. Se puede cuestionar si la ley es justa o no, pero nosotros cumplimos escrupulosamente con la ley

Aun siendo legal, plenamente legal, nadie lo discute, ¿qué le diría a la gente, a sus usuarios, a la que le parece injusto o al menos feo?

Les diría que el 85% de los ingresos por alquiler tributan en España [la comisión máxima que cobra Airbnb es del 15% del importe total] y se queda en el país. El 85% de todos los ingresos va a los anfitriones. Y no conozco a muchas empresas que repartan entre la población el 85% del valor de la transacción. De hecho, no conozco a ninguna.

¿Hay negociaciones con el Gobierno español para tributar de otra manera?

No las hay. Y no tendría mucho sentido tener conversaciones en este sentido cuando estamos cumpliendo con la ley.

No es cuestión de precio

Ustedes venden comunidad, insisten en que lo que quieren generar es la experiencia de compartir casa con el dueño, de vivir como un vecino más… ¿Qué porcentaje de sus alquileres son casas compartidas?

Es imposible de saber. No sabemos si los anfitriones están compartiendo la vivienda o aprovechan para alquilar su casa cuando se van de vacaciones ellos. Lo importante no es tanto eso como que haya interacción entre anfitrión y huésped. Mi anfitriona de estos días en Madrid vive en la casa de enfrente, probablemente porque el piso en que vivía lo ha dividido en varios. No convivo con ella, pero si necesito algo, voy y se lo pregunto. Hay muchas tipologías de experiencias, pero se pueden resumir en dos: las buenas y las malas. Las buenas son aquellas en las que el anfitrión te ayuda a tener una experiencia como si fueras un local, y las malas son aquellas en que esto no se produce. Y si la experiencia es mala, la valoración que dan los huéspedes hace que el rating del piso se resienta y el algoritmo de Airbnb te hace caer a los últimos lugares en las búsquedas en la plataforma. Y entonces hay que tener mucha suerte para conseguir una reserva.

Yo soy usuario de Airbnb, y yo alquilo por mis necesidades familiares y por precio. Aunque se insista tanto en lo de crear comunidad y en la experiencia como local, ¿no cree que son las razones que más pesan para alquilar?

Hay tres factores: uno, la calidad del producto, la calidad de la vivienda; dos, la percepción de seguridad, porque el sistema de evaluación es transparente y eso es básico para saber lo que puedes esperar; y tres, tener una experiencia diferente cuando viajas. Nuestro fundador siempre dice que estaba seguro cuando creó la empresa de que iba a ir bien, porque a la gente le gustan los hogares, por eso viven en ellos. Intentamos que, cuando viajas, sientas que donde vas sea una prolongación de tu hogar. Ésa es la premisa de Airbnb, y por eso crecemos tanto.

¿Cuántos de sus anunciantes/anfitriones son empresas? ¿Cuántos de sus pisos son la vía para desarrollar una actividad plenamente profesional de una compañía que se dedica al alquiler?

No lo sabemos. Ningún anfitrión se puede anunciar como empresa, sino como un particular. Se puede anunciar alguien como particular y que realmente sea un profesional que está gestionando varias propiedades, sí, pero un 70% de anfitriones sólo tienen un anuncio. ¿Qué hay en el otro 30%? De todo: profesionales que anuncian viviendas con registro, los que lo hacen sin registro, gente que gestionan las viviendas de otros… Pero el segmento básico es el del alquiler de particular a particular.

Lo que pedimos es que sea el Ayuntamiento de Barcelona el que identifique a los infractores y nosotros los sacaremos de la plataforma. Si hiciéramos filtrados manuales, sería ilegal

En el sector del alojamiento online le están saliendo nuevos rivales, unos directos y otros no tanto. El gigante Booking.com se está tomando en serio lo de promover las viviendas de particulares en su oferta. Google y Tripadvisor están apostando por facilitar reservas directas en sus webs (de momento hoteleras, pero todo se andará)… ¿Cómo vive Airbnb este entorno cambiante?

Con mucho respeto. Pero son negocios diferentes, que están encaminados a tener gestores profesionales de muchas propiedades en su sistema. Y para estos profesionales puede que sean el mejor canal. Pero nosotros estamos centrados en los particulares. Nuestro modelo es distinto.

Feliz de la vida en Airbnb

¿Qué balance hace de sus primeros siete meses al frente de Airbnb en España?

Estoy feliz de la vida. Cuando me preguntan mis amigos siempre les digo que tengo el mejor trabajo del mundo y así lo siento. Me levanto por las mañanas motivado por lo que tenemos que hacer y me voy a dormir feliz de lo que estamos haciendo. Estoy encantado de poder estar en una compañía de las que transforman la forma en que viaja la gente o la manera en que alguien puede sacarse un dinerito.

Usted lleva mucho tiempo ligado al sector turístico. Antes de Airbnb, trabajó en easyJet y también en Lastminute.com.

Cuando estuve en easyJet tuve también una sensación parecida a la actual, la de estar en una compañía capaz de transformar. Para mí era un orgullo estar en el aeropuerto y ver gente que empezaba a poder permitirse viajar, aunque pueda sonar populista. Cuando tenía 20 años y estudiaba en Madrid, podía visitar a mi madre una vez al mes, porque cada billete a Barcelona me costaba 30.000 pelas. Y el hecho de trabajar en una industria que rompió eso fue una alegría.

Estoy encantado de poder estar en una compañía de las que transforman la forma en que viaja la gente o la manera en que alguien puede sacarse un dinerito

¿Está siendo el actual el trabajo más intenso?

Cuando pillas proyectos de este tipo en los que la misión te la crees a pies juntillas y que tiene un componente transformacional, realmente los vives de arriba abajo. Ahora que he venido a Madrid me he quedado en un piso de Airbnb y le pregunto a los anfitriones qué sienten, cómo lo ven, y te sientes realmente conectado con tu trabajo. Si es intensidad de este tipo, que traigan la que haga falta.

Desde luego su empresa para que siempre está en el ojo del huracán. ¿Acabará pasando? ¿Terminarán las presiones y se normalizará algún día su actividad?

Ése es nuestro objetivo. Todos los que trabajamos en la casa buscamos, primero, ser consistentes con el modelo de negocio de Airbnb y, con carácter general, que el alquiler de nuestros anfitriones se convierta en un fenómeno generalizado y plenamente normalizado. Para eso nos levantamos cada mañana y para eso trabajamos como lo hacemos hasta el final del día.

 

 

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